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Bolt descubre el miedo y a un rival

La eliminación en los mundiales de Daegu y la irrupción de Yohan Blake en los 100 metros estimulan al velocista jamaicano, que anuncia "algo salvaje" para Londres

Probablemente, lo mejor que le pudo pasar al gran Usain Bolt en el Mundial de Daegu fue lo que le pasó, quedar eliminado de los 100 metros por una salida falsa en la final, qué ridículo, y que el nuevo campeón del mundo fuera su compañero de entrenamientos y protegido, el jovencito Yohan Blake. Fue una herida en su orgullo, claro, un descenso brusco desde el territorio del baile swag, las contorsiones rítmicas que tanto le lucen antes de la salida, a la tierra, donde descubrió que tenía rivales. Una herida que, seguramente, le seguirá doliendo, pero que tuvo como consecuencia casi milagrosa que todos los males que le frenaron en 2010 y 2011 desaparecieran súbitamente. Se acabaron el dolor de espalda, la escoliosis, la hernia. El trabajo duro en el gimnasio fulminó las lesiones. No solo eso. Con la herida regresó el deseo de entrenarse en invierno. De volver a levantarse a las ocho de la mañana, la hora, justamente, a la que acostumbraba a acostarse.

No es mal momento para el higiénico cambio de hábitos. Es año olímpico, año de desafíos para el atleta que reinventó el atletismo en los Juegos de Pekín, hace cuatro años, donde ganó los 100 y los 200 metros batiendo en ambas pruebas el récord del mundo, hechos que repitió un año después, en 2009, en el Mundial de Berlín.

"En Londres quiero hacer algo salvaje", lleva meses advirtiendo Bolt, que ya tiene 25 años. "Solo pienso en ello. Quiero que cuando acaben los Juegos la gente apague el televisor y se pregunte: '¿Esto que he visto ha ocurrido de verdad?".

Bolt, el invicto, descubrió el miedo en Daegu el 28 de agosto pasado. Fue el miedo a Blake, dijo su compatriota Asafa Powell, el deseo de anticiparse a uno al que veía muy rápido, lo que le llevó a la salida nula. El miedo no le ha abandonado desde entonces, no el miedo a Blake, por lo menos. "Bolt me teme. Por eso se está entrenando más que nunca, para derrotarme incluso en los entrenamientos", dice Blake, que todas las mañanas le llama para que no olvide que tiene una cita en la pista y en el gimnasio con él mismo, con Blake también y, sobre todo, con el entrenador Glen Mills. "Usain sabe que yo me entreno mucho más duro. Y ahora él también lo está haciendo. Él vio lo que hice y sabe lo que puedo hacer. Sabe que me he entrenado asiduamente toda la vida. Sé lo que es la pobreza, conozco el hambre, y él quiere repetir en Londres lo que hizo en Pekín y en Berlín, y está trabajando para ello".

Bolt ha descubierto, con el miedo, que tiene un rival, uno de los suyos, y que esa rivalidad le puede empujar más lejos el domingo 5 de agosto a las 22.50 (la final olímpica de los 100 metros) y el jueves 9 a las 21.55 (200m), más allá de las marcas imposibles que consiguió en Berlín, 9,58s en los 100 metros, 19,19s en los 200.

Hasta aquel día de agosto de 2011 en los Mundiales de Daegu, el único rival que conocía Bolt era el cronómetro. Todos los que se atrevieron a desafiarlo, Tyson Gay, Powell, caían destrozados. Gay intentó correr más rápido de lo que le permitían sus músculos y se rompió, aunque anuncia su regreso a la batalla después de haberse operado la cadera. Powell parte psicológicamente derrotado de los tacos de salida cuando observa a su lado la sombre de Bolt. Todos han sucumbido. Todos salvo Blake. Con él, Bolt habla y bromea. "Tenemos buena química", dice Blake. "Yohan va a ser grande... en el futuro", dice Bolt. Blake ya ha demostrado su grandeza. No tanto en la final de los 100 en Daegu, donde el tiempo de su victoria, 9,92s, aun teniendo en cuenta el viento en contra, no fue excepcional, sino unos días después, corriendo sus primeros 200 metros en serio en Bruselas en 19,26s, la segunda mejor marca de la historia, a solo siete centésimas del récord de Bolt. "Sí, soy el campeón de los 100 metros, pero soy mejor en los 200 porque tengo mucha resistencia", dice Blake. "¿El récord del mundo? ¿Por qué no?". Y no hay que olvidar, claro, que los 200 son también la prueba favorita de Bolt. Lógico tener miedo, ¿no?

Usain Bolt celebra el oro olímpico conseguido en los Juegos de Pekín 2008
Usain Bolt celebra el oro olímpico conseguido en los Juegos de Pekín 2008

A por Carl Lewis

El jamaicano quiere participar en Londres en los 100 y los 200m, además de los relevos 4x100 y 4x400m. Perseguirá cuatro medallas de oro, e intentará igualar la hazaña de Carl Lewis, que consiguió cuatro oros en Los Ángeles 84: 100, 200, 4x100m y salto de longitud.

A las órdenes de Mills

Blake y Bolt llevan años entrenándose en Kingston a las órdenes del mismo entrenador, Glen Mills. Ambos competirán en los 100 y los 200m. "Blake trabaja un poco más duro que yo y quizá pueda batirme en los 100m, pero me he esforzado mucho en perfeccionar los 200m, así que no permitiré que me gane", dijo Bolt.

Mejor atleta de 2011

Blake y Bolt llevan años entrenándose en Kingston a las órdenes del mismo entrenador, Glen Mills. Ambos competirán en los 100 y los 200m. "Blake trabaja un poco más duro que yo y quizá pueda batirme en los 100m, pero me he esforzado mucho en perfeccionar los 200m, así que no permitiré que me gane", dijo Bolt.

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