Button corre con la calculadora

El título mundial sigue sin propietario a falta de dos carreras para la conclusión del campeonato. La victoria de Sebastian Vettel ayer en el circuito de Suzuka no sólo le permite amenazar seriamente la segunda posición del brasileño Rubens Barrichello (queda a dos puntos), sino que le sitúa a 16 puntos del líder, Jenson Button. Quedan 20 puntos por disputar y el británico parece no tener prisa: si es tercero dentro de 15 días en Brasil, será campeón. Se le ve tranquilo, controlando la situación y esperando que vayan saltando las carreras en el calendario para llegar al final con todo consolidado. En Japón, los Brawn volvieron a fracasar, con Barrichello en séptimo lugar y Button en el octavo. Ross Brawn ni siquiera pudo marcharse con la satisfacción de haberse asegurado el título de constructores. También esa corona sigue en el aire.

Los Red Bull vuelven a funcionar. Y se mantienen en la lucha por el título

El problema es que Button no puede fallar. Lleva en su espalda una enorme presión difícil de soportar. Todo el mundo le ve ya como campeón, pero él sabe que cualquier circunstancia, un simple error del equipo, la rotura del motor, una avería mecánica, o un error suyo en la conducción pueden dejarle a tiro de Barrichello y de Vettel. Los Red Bull vuelven a funcionar. Y se mantienen en la lucha no sólo por el título de pilotos sino también por el de constructores.

Otra mala noticia para Button y los Brawn es la consolidación de otros equipos en la parte alta de la parrilla. Ayer, Jarno Trulli colocó su Toyota en segunda posición después de arrebatarle un puesto a Lewis Hamilton en su salida del segundo repostaje. El británico mantiene una línea de progresión impresionante en esta última fase del campeonato porque cuenta con un McLaren Mercedes que ha acertado en las evoluciones y que se ha convertido en uno de los monoplazas más competitivos de la parrilla en cualquier tipo de trazados.

Tras ellos, también Ferrari ha vuelto. Con un Raikkonen falto de motivación como consecuencia de los problemas internos que tiene en el equipo por la llegada de Fernando Alonso y su propio despido, pero con un coche que le coloca en posición de interferir en la batalla entre Brawn y Red Bull. Sin embargo, los grandes enemigos de Button son en estos momentos Vettel y Webber -aunque ayer el australiano sufrió las consecuencias de su accidente del sábado por la mañana-, por la amenaza directa del alemán y por los puntos que pueda arrebatarle Webber.

La carrera de Vettel fue impecable. No perdió en ningún momento el liderato y fue consolidando una ventaja que le habría permitido concluir tranquilo y conservando motor, a no ser por el accidente que sufrió Alguersuari a falta de nueve vueltas y que obligó a la entrada del coche de seguridad. El alemán logró su cuarta victoria, la tercera de esta temporada.

En cambio, la carrera resultó aburrida. Apenas hubo adelantamientos, y todo resultó demasiado previsible. En la retina sólo quedaron anécdotas, como el momento en que Hamilton perdió el segundo puesto en la salida de Trulli del pit-lane, o la secuencia de Raikkonen y Kovalainen al salir del pit-lane y el espectacular adelantamiento del finlandés en la curva siguiente. Lo más espectacular, el accidente de Alguersuari, del que el piloto español salió ileso.

Fernando Alonso tuvo poco que decir. Tras la sanción de cinco puestos en la parrilla por exceso de velocidad con bandera amarilla, partió 16º y buscó mejorar su posición a través de la estrategia de ir a una sola parada. Acabó décimo. "Eso te deja buen sabor", reconoció. "Pero no tenemos coche para hacer mucho más, ni lo tendremos en las últimas carreras. Puntuar era difícil aquí y será el objetivo en Brasil y Abu Dahbi". A él ya no le queda nada más que esperar al final para incorporarse a Ferrari. Para Button, Barrichello y Vettel los últimos grandes premios serán cruciales.