Casillas, misión excepcional

Dicen en el Madrid que hay "situaciones excepcionales". Situaciones que justifican el incumplimiento de las normas de convivencia que impone el entrenador, José Mourinho. La entrega a la selección española del Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, el próximo viernes en Oviedo, es una de esas situaciones. Después de discutirlo con Mourinho, el presidente, Florentino Pérez, acordó enviar a Casillas. "El capitán del Madrid [y de La Roja] no puede desairar al Príncipe", dijeron los directivos madridistas, en referencia al deber institucional del club hacia don Felipe, el patrocinador del galardón.

Mourinho dijo el viernes pasado que ninguno de los jugadores internacionales de su equipo podía romper la rutina previa al partido contra el Racing, el sábado que viene en el Bernabéu, para ir a recoger el premio concedido por haber ganado el Mundial de Sudáfrica. El técnico replicó con sequedad cuando le preguntaron si permitiría que Casillas, Alonso, Albiol, Arbeloa y Ramos acudieran a la ceremonia: "No".

Según la versión oficial, el asunto fue objeto de una breve negociación en Málaga el sábado. Acudió de un lado Pérez y de otro Mourinho. "No tardó ni un minuto en comprender la situación", explicaron los dirigentes sobre la disposición generosa del portugués.

"El presidente me pidió que fuera Casillas", reconoció Mourinho, "y no tenía por qué, puesto que, como tal, podría haber decidido lo que quisiera sin pedírmelo. Lo comprendí perfectamente. Comprendí la importancia que tiene este premio para el madridismo y para su Majestad".

Mourinho reconoció su ignorancia en el terreno del protocolo. Al parecer, no sabía que los Premios Príncipe de Asturias gozan de un prestigio creciente. También desconocía los estrechos vínculos que unen al Madrid, Pérez y la Casa del Rey.

Después de informarse sobre el delicado equilibrio que se podía alterar si bloqueaba el vestuario, Mourinho accedió a dejar ir a Casillas con condiciones. La fundamental, que después de recoger el premio, a las 18.00 del próximo viernes, regresaría en un vuelo privado al hotel de concentración del Madrid para sentarse a cenar a las 21.00 junto a sus compañeros.