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Abierto de Australia

Cuestión de tiempo y de confianza

La tenacidad devolverá al mallorquín a la cumbre, coinciden técnicos y ex jugadores

Los pasillos son un hervidero de técnicos y ex jugadores excitados. Andy Murray ha vencido. Rafael Nadal, con un currículo envidiable (seis títulos del Grand Slam, un oro olímpico y, con España, tres Copas Davis), se ha retirado lesionado. El francés Guy Forget, ex campeón de la Davis y ex número cuatro, habla de un partido "fabuloso". No es eso, sin embargo, lo que entretiene a la mayoría de sus compañeros. El futuro de Nadal es el debate. ¿Hacia dónde caminan sus piernas? ¿Cuánto pesa su tenis en el circuito? ¿Es acertado compararle con el australiano Lleyton Hewitt, un titán como adolescente y desaparecido para las citas trascendentales a los 25 años? ¿Corre Nadal, a los 23, ese peligro?

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"No", contesta Mark Woodforde, uno de los Woodies, la pareja de terribles australianos que conquistó todos los torneos grandes, el oro olímpico y la Davis liderando un equipo en el que acunaron al joven Hewitt. "Rafa es una versión mejorada de Lleyton. Éste también tenía una gran habilidad en el fondo de la pista, pero él la tiene con muchísima más potencia. Lleyton utilizaba el ritmo de los otros. Rafa puede generar muchísimo ritmo. No creo que esté quemado. Creo que su lesión de 2009 puede ser una bendición disfrazada: le dio tiempo para regenerar su cuerpo, su mente, respirar y refrescarse para recuperar el número uno".

Tras su derrota ante Murray, Nadal acumula once derrotas en los últimos doce enfrentamientos contra los otros diez mejores del mundo. "Esa racha", opina Woodforde, "es simplemente un reflejo de los problemas que tuvo. Conociéndole, sabiendo de su tenacidad, de cómo remonta, seguro que ya prende en él la llama de volver a ser el número uno".

"Lo primero", coincide Cédric Pioline, también francés, ex campeón de la Davis y ex número cinco, "es que no se puede decir eso de quien ya ha ganado seis grandes. Ha tenido lesiones y, con su estilo de juego, quizá necesite más tiempo para llegar a su mejor nivel. Precisa recuperar su confianza del todo ganando un partido difícil. Ha habido puntos de break en los que no ha hecho la elección buena. Pero no creo que esté lejos de que le vaya bien".

La puerta de la caseta está sitiada. Esperan los periodistas. Aguardan los conocidos sin la acreditación correcta. Por ahí pasa Roger Rasheed, australiano y ex entrenador de Hewitt, que hace eco a todos: "Hacía 12 meses [desde que conquistó el Abierto de Australia de 2009] que no veía a Nadal jugar así de bien".

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