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Demasiado para el Bizkaia

El Barça de Navarro y Ricky no indulta a los 'hombres de negro'

Sabido es que cuanto más se apela al público, menos valor adquiere el equipo. O más enfermo está. Al menos delicado. Harto está el deporte de apelaciones al infierno turco, o griego, a la curva de Marsella. Y todo así. Al Bizkaia BB no le quedaba otra ante el Barça que apelar a su público, a sabiendas que no hay escenario capaz de impresionar a tipos como Navarro o Ricky Rubio que al final se enfrentan a no a los diez mil y pico que llenaron el Bizkaia Arena sino a Salgado o Blums y que con esos se juegan (es un decir) los cuartos en 40 minutos.

Sabido era que el de ayer no era un día para despegar de la cola de la ACB. Tener enfrente probablemente al mejor equipo de Europa no da muchos ánimos para salir de un túnel que parece amenazar al equipo de Vidorreta durante mucho tiempo. Si acaso, para defender la autoestima, fajarse en condiciones difíciles, examinar la actitud de la tropa y prepararse a conciencia para finales como las de la próxima semana frente a rivales directos como el Valladolid y los que vendrán después.

BILBAO, 65; R. BARCELONA, 87

Bozkaia Bilbao Basket (13-12-19): Salgado (5), Warren (4), Mumbrú (12), Banic (23), Markota (2) -cinco inicial-; Guardia (3), Conley (-), Seibutis (6), Blums (10) y Paco Vázquez (-).

Regal Barcelona (21-22-23): Ricky Rubio (8), Navarro (22), Mickeal (7), Lorbek (18), N'dong (6) -cinco inicial-; Sada (1), Basile (3), Grimau (7), Vázquez (7), Morris (6) y Trias (2).

Árbitros: Martín, Sánchez Mon y Peruga. Eliminado por faltas Grimau.

Bizkaia Arena. 10.500 espectadores.

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Ese examen lo pasó con un aprobado el Bizkaia que fue capaz de desarrollar momentos de buen baloncesto, de jugadas estratégicas y de acierto individual de los de siempre, Banic, Mumbrú y Seibutis

Quizás no se aspiraba a más ante un colectivo en el que militan tipos tan feroces como Navarro y Rubio que apenas te dejan disfrutar del regusto de una buena canasta o de una acción colectiva de mérito. A cada acción sobresaliente (muchas, muchísimas de Banic) te responden con una asistencia ciega, con un triple, con una jugada de pies en apenas unos segundos. El resto, tampoco desmerece y cuando ambos descansan cogen el timón y manejan el barco con menos arte pero con la misma eficiencia.

Navarro y Rubio mantuvieron al Bizkaia en la frontera que querían tras haber conseguido en el primer cuarto ocho puntos de ventaja suficientes para comenzar a manejar el partido. Desde esa atalaya, el Barça veía mejor sus opciones y sus estrategias. No era una ventaja tranquilizadora, pero suficiente para un equipo que con no demasiado superaba a un equipo que estaba dando lo mejor de sí. El mensaje psicológico era indudable.

En el segundo cuarto, el Barça mató el partido con otros 10 puntos añadidos de ventaja. Demasiado trabajo para Banic y compañía (nunca mejor dicho), por más que el croata apareciera por todas partes consiguiendo una valoración de éxito ante un rival de prestigio.

Pero el partido, en el descanso estaba ya liquidado. Ahí entraba en juego la autoestima, el carácter, la entrega, el profesionalismo. Y aprobó el Bizkaia esa asignatura de responsabilidad social, aunque supiera que no le iba a servir para nada en la clasificación. Rubio apenas anotó ocho puntos, por los 23 de Navarro que alcanzó ayer los 715 triples en su historia profesional superando al ex culé Jofresa (712), pero lejos del líder, Alberto Herreros (1.233). Pero el chaval que aplazó la NBA para un tiempo mejor es una máquina de creatividad. Imparable para la mayoría de los equipos, es decir, imparable para los de Vidorreta, por muchos machos que se aten. Lo intentó todo Vidorreta para frenar al Barça, hasta que cayó en la cuenta de que era misión imposible.

Y entonces empezó otro partido con el Barça feliz, gustándose, inventando y tratando de simular a sus compis del fútbol, y el Bizkaia luchando contra sí mismo para asuntos menos lujosos pero más importantes que se antojan en su futuro.

La impresión final es que a los hombres de negro les queda mucho trabajo por delante. Hay serios problemas en la dirección del equipo y falta un hombre alto con mayor capacidad de intimidación. Y ya se sabe que sin un base y sin un pívot se juega peor al baloncesto, por mucho que enrede el resto. No es por lo que se vio ayer, sino por lo que se lleva visto toda la temporada. El equipo no puede descansar permanentemente en las espaldas (anchas) de Mumbrú y Banic. El futuro, que empieza hoy, lo dirá.

Conley palmea con la oposición de Mickeal.
Conley palmea con la oposición de Mickeal.EFE

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