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Reportaje:Gran Premio de España de F-1

Dennis ya no se fía de nadie

El patrón de McLaren teme que Hamilton y Kovalainen no se lleven bien si ambos aspiran al título

La batalla entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton acabó siendo incendiaria en 2007 en McLaren Mercedes. Eran compañeros de equipo, pero nunca fueron amigos y sólo se soportaron al principio, en la pretemporada, antes de que comenzaran las carreras de verdad. Su caso no fue único.

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En la fórmula 1 existe la leyenda, absolutamente real, de que el peor adversario es siempre el compañero por la sencilla razón de que es el único del paddock que compite con el mismo material. Este año, sin embargo, la situación es mucho más cómoda para el español en Renault, donde no parece encontrar rivalidad en Nelsinho Piquet. No se puede decir lo mismo en McLaren: Hamilton y Heikki Kovalainen llegan al Gran Premio de España igualados a puntos (14) en la clasificación del Mundial.

"Por el momento, los dos se llevan muy bien. Trabajan unidos y llevan a cabo muchas actividades deportivas conjuntamente. Su relación es excelente", sostiene Ron Dennis, el patrón de McLaren. "No obstante", matiza, "me gustaría que todo siguiera igual cuando ambos estén compitiendo al mismo nivel por el título. Y no estoy seguro de ello". Sus dudas se basan en su experiencia personal. A lo largo de la historia de McLaren, las ha visto ya de todos los colores porque siempre ha pretendido contar con los mejores pilotos. Y eso acarrea problemas. Los tuvo, y de gran calibre, cuando fichó a Ayrton Senna y le puso al lado del campeón, Alain Prost, en 1988. La situación se enmarañó de tal manera, que Prost no sólo no hablaba con Dennis, sino que ni siquiera le cogía el teléfono.

Prost estaba desquiciado. Pero no menos que Gerhard Berger cuando compartió equipo con Senna, también en McLaren, entre 1990 y 1992. Berger se confesó a Bernie Ecclestone. "Voy a dejarlo", le dijo un día que realizó una vuelta rápida increíble y descubrió después que estaba a 1,4 segundos de Senna. El magnate británico le dio la clave para recuperar la autoestima: "Olvídate de Senna. No existe. Corre y lucha por la primera plaza aunque sepas que no vas a conseguirla. Si sales a la pista pensando en Ayrton, eres ya historia porque él es el mejor de todos".

Ésa es una de las anécdotas que relata el veterano periodista Nigel Roebuck en uno de sus artículos y que constituye un teorema de conducta: acepta lo que es inevitable. Berger comprendió la situación y regresó a Ferrari en 1993. Pero eso no es lo habitual. "Lo primero que hay que entender", afirma Frank Williams, "es que todos los grandes pilotos son unos bastardos. Y ahora creo que es un error tener a dos toros en el mismo corral". Williams no pensaba lo mismo cuando su monoplaza era uno de los mejores de la F-1 y ganaba títulos mundiales. Alan Jones discutió ferozmente con él cuando en 1980 fichó al argentino Carlos Reutemann, que acabó saltándose las cláusulas de su contrato en las que aceptaba ser el segundo piloto: "Si algún día tengo que frenar para que pase mi compañero, me iré a mi casa".

Ésa es una situación que no le interesa a ningún jefe de equipo. Ellos quieren competitividad, pero no tanta como la que tuvieron Alonso y Hamilton el año pasado. "En Renault, todo aquello no va a reproducirse. Piquet acepta su papel y sabe que puede aprender mucho de Alonso", asegura Flavio Briatore, director de la escudería francesa; "pero, si no, yo estaría ahí para dejar clara la prioridad que merece un doble campeón mundial".

Por ahí, la guerra ha terminado. Pero en McLaren, donde Dennis proclama una igualdad que en 2007 no cumplió con Alonso, puede que todo vuelva a torcérsele si Kovalainen se destapa. "Lo más importante", concluye Briatore, "es que todo se haga con honradez y claridad para los dos pilotos. Si no, surgen los problemas".

Lewis Hamilton, ayer en el circuito de Montmeló. A la derecha, su compañero de equipo, Heikki Kovalainen.
Lewis Hamilton, ayer en el circuito de Montmeló. A la derecha, su compañero de equipo, Heikki Kovalainen.EFE

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