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Diego Alves para más penaltis que centros

El meta brasileño, que ha detenido 11 de 19 penas máximas, sufre en el juego aéreo

En el caso de Diego Alves (Río de Janeiro, 1985), las apariencias engañan. Por la agilidad con la que se mueve bajo palos, no parece tan alto (mide 1,88 metros) ni tan fuerte. Pero lo es. Tiene, además, unas manos enormes, según comentan sus compañeros. Eso y la sangre fría para esperar hasta el último momento, han convertido al portero del Valencia en un experto en detener penaltis: 11 de los 19 que le han tirado desde que está en España. Los equipos a los que le ha detenido las penas máximas han sido: el Athletic (3), el Sevilla (2) y el Valladolid, el Betis, el Real Madrid, Osasuna y el Racing.El último, anoche en Mestalla ante Messi. Alves se movió antes del tiro y se estiró a su izquierda, desviando un disparo a media altura, dejando abierta la eliminatoria (1-1) para la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey el próximo miércoles en el Camp Nou. No fue su única parada. En la primera parte, ya le había sacado a Alexis un remate raso junto al poste izquierdo.

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Bajo el larguero, Diego Alves es un portero espectacular, fiado a su potencia y a sus afilados reflejos. Sin embargo, toda esa seguridad se disipa al alejarse de la línea de gol. Primero en los pases con el pie, donde la zurda, su pierna buena, no le alcanza para pasar la pelota con precisión. Y, sobre todo, en el juego aéreo, convertido en un martirio para el Valencia en las últimas jornadas. En 2012, el conjunto de Emery ha recibido cinco goles por arriba, señal de que ni el portero ni los centrales (Rami y Víctor Ruiz) controlan el tráfico aéreo. En el tanto de Puyol, sin ir más lejos, Alves se quedó a media salida y el capitán del Barça se escapó del marcaje de Víctor Ruiz.

Los porteros con unos reflejos tan desarrollados tienden a refugiarse en exceso en su portería, confiando en que una gran estirada los salvará. Así ha sido con Alves desde que, a mitad de la primera vuelta, ocupara el puesto de un Guaita lastrado por una lesión de muñeca. Al principio alternaron la titularidad: el meta valenciano en la Liga y el brasileño en la Champions y en la Copa del Rey. Alves, por ejemplo, estuvo brillante ante el Chelsea en Mestalla, en una catarata de paradas que llevaron al público a corear su nombre.

Sin ser tan espectacular, Vicente Guaita (Valencia, 1987) domina el juego aéreo, ayudándose de unos brazos muy largos, cuentan en el cuerpo técnico del Valencia. En los uno contra uno, ataca la pelota y achica mucho mejor que Alves. El carácter del brasileño, más maduro y extrovertido, ha jugado a su favor. Características muy distintas para dos de los mejores porteros del campeonato.

El fichaje de Alves por el Valencia, hace ahora un año, se impulsó antes de que Guaita, procedente de la cantera, se consolidara en la élite. Fue una sorpresa. El club de Mestalla acordó pagar tres millones al Almería. En el equipo andaluz, donde coincidió con Unai Emery, no le fue nada fácil. Había llegado del Atlético Mineiro en 2007 y estuvo en el banquillo, de suplente de Cobeño, hasta que este cumplió una cláusula que le impedía participar contra el Sevilla, del que estaba cedido. Alves jugó ese día, 1 de diciembre, y, dos jornadas más tarde, volvió a ocupar la portería del Almería por la expulsión de Cobeño, esta vez ante el Betis. Ya nadie lo movería de ahí, permaneciendo 677 minutos sin encajar un gol. Ganándose una plaza en la selección olímpica brasileña que conquistó el bronce en Pekín 2008 y debutando en la absoluta en junio de 2008, en un amistoso ante un combinado de jugadores cariocas. Su meta es el Mundial de Brasil 2014. Pero antes deberá perder el miedo a salir de la línea de gol.

Diego Alves, durante el encuentro frente al Barça.
Diego Alves, durante el encuentro frente al Barça.JUAN CARLOS CÁRDENAS (EFE)
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