_
_
_
_
_
Reportaje:NANI ROMA Y MARC COMA | Únicos ganadores españoles de la carrera africana | Motor | Rally Dakar

"Dudamos que Sainz entienda el Dakar"

Oriol Puigdemont

Marc Coma. Suerte que ahora llega el Dakar y te perderé de vista una temporada. Es el mes del año en que menos nos vemos. Desde que participas en coche casi ni te veo.

Nani Roma. Eso es una de las cosas curiosas de esta carrera. Sales de Lisboa y te pasas 20 días viendo a la misma gente. A otros ni los ves.

C. A mí me ocurre, sobre todo, con los españoles. Hay tíos con los que coincides en la salida y ya no les vuelves a ver el pelo hasta Dakar. Llegas allí y piensas: "¿Ah, pero éste ha corrido?".

R. Eso te pasa porque no vienes a verme nunca. Yo sí que, cuando llego al final de cada etapa, voy a dar una vuelta por el campamento a ver si te encuentro.

C. Porque tengo mucho más trabajo que tú... y lo sabes. Cuando llegas al final de la etapa te bajas del coche y ya está, todo el trabajo lo tiene que hacer el copiloto. Los motoristas tenemos que preparar la etapa del día siguiente y todo lo demás: casco, gafas...

Coma: "Hay tíos con los que coincides en la salida y ya no vuelves a verles el pelo hasta Dakar. Llegas allí y piensas: '¿Ah, pero éste ha corrido?"
Roma: "Cuando veo todo lo que hace el Dakar por África, con sus asociaciones y demás, y oigo ciertas críticas, me pongo de mal humor"
Más información
Nani Roma y Marc Coma cuentan en ELPAIS.com la aventura del Dakar

R. Y aparecemos nosotros por allí, a marear [se ríe]... Y vosotros os molestáis. Porque los de las motos sois raros y tú aún más...

C. Sí, por eso me has aguantado hasta ahora... ¿no? Me acuerdo de cuando comenzamos. Entré en el equipo de la Federación Española en 1996, y ya estabas allí. Fuiste bastante cabrón conmigo.

R. Al principio sí porque eras bastante rebelde. Llegabas con unas pintas... Llevabas dos pendientes.

C. Era normal, tenía la edad de hacer esas cosas. Tú me fastidiabas cada día. Mejor dicho, nos fastidiábamos mutuamente. Llevamos toda la vida puteándonos.

R. No fui tan canalla. Sólo el día que te arranqué el pendiente. Luego me lo devolviste.

C. ¿Te acuerdas de lo que hice con el pañuelo que llevabas en el cuello?

R. Y tú, ¿te acuerdas de que aún no me he vengado? Eras un enano que iba un poco de chulo. Recuerdo el día que supe de ti por primera vez. Me dijeron: "Hay un júnior en Avià que se lo gasta todo en manillares". El primer día ya no fallaste: castaña y manillar al río. Y venga, ¡otro!

C. Me acuerdo de aquel día que te enfadaste conmigo porque te gané una carrera por... ¿una décima?

R. Fue en Salamanca y porque la pifié. La primera especial tenía el final de etapa en una curva y cambiaron las células de sitio. Las pusieron más adelante y cuando acabé el tramo paré y, hasta que no me di cuenta de que aún no había cruzado los sensores, pasaron unos segundos. Pensé: "En la carrera esto no importará. Y ¡pam!". Y eso que te apreté al final, ¿eh?

C. ¡Buff! Me limpiaste seis segundos. Además, veía tan claro que venías... En el enduro ocurre un poco como en el Mundial de rallies. Primero sale uno y luego el otro, y tienes alguna percepción... Yo pensaba: 'Éste me está atrapando'. Lo veía. En enduro sí que nos las teníamos.

R. Cuando nos entrenamos juntos en moto aún hay días en que te meto caña, eh... Siempre te enfureces en las cronos cortas, de dos o tres minutos, en las que aún aguanto. Si son más largas ya me vengo abajo, pero en las cortas aún planto cara. Entrenarme contigo me motiva porque nos picamos siempre, también en bicicleta.

C. A lo mejor, en un tiempo se repiten nuestros piques, pero en coche.

R. ¿No lo dirás por la prueba que hiciste el año pasado en el lago Rosa? [se ríe].

C. Me enseñaron cómo iba el coche. Entonces se sentó Luc

[Alphand, el ganador en coches] a mi lado, de copiloto, y eso fue lo peor que podía ocurrir porque él tenía sus referencias. Le pregunté: "¿Qué?, Luc". Y él me dijo: "¡A fondo!". Entonces pensé que era la oportunidad de mi vida y salí un poco rápido, di tres vueltecitas y unos cuantos botes.

R. Ya saltaste bien, ya. El problema te vino luego, al llegar a la curva, porque la pasaste sin gas y con estos coches, si entras en un viraje así, vuelcas seguro. ¿Sabías eso?

C. ¡Qué iba a saber! Le pregunté a Luc y él me dijo: "¡A fondo!". Y yo, pues fui a fondo. No me amilano. Fue divertido porque luego saltaron todos los de Mitsubishi a pararme. La gente se acuerda de eso, pero recuerdo que vino Peterhansel y me felicitó. Eso sí, estaba un poco pálido...

R. Ahora, todo el mundo cree que quien gana un Dakar en moto lo hará fácilmente en coche, y una cosa no tiene nada que ver con la otra. Últimamente sí ha habido algún motorista que se ha pasado a los coches y lo ha hecho bien. Pero otros lo han intentado y la cosa no ha cuajado. Edi Orioli [ganador de cuatro ediciones en moto] está corriendo en coche y poca gente lo sabe porque no va demasiado rápido.

C. Además, el entrenamiento y la preparación de un piloto de motos no tienen nada que ver con los que lleva a cabo uno que compite en coche.

R. Los motoristas recorréis muchos más kilómetros encima de la moto. Nosotros también nos entrenamos en los tests, pero en moto vas solo la mayor parte del tiempo. Siempre tuve claro que quería ir en coche. De pequeño iba a ver todos los rallies en los alrededores de mi casa. Llevo coche desde que tenía 11 años por circunstancias del lugar donde vivía. Hubo un momento, cuando dejé de jugar al fútbol, en que me quise comprar un coche, pero no tenía dinero. Entonces me compré una moto. La primera carrera que gané siendo júnior, en L'Ametlla del Vallès, no me la concedieron porque no tenía licencia, corrí con la de otro.

C. Lo que está claro es que puede que mi destino acabe ligado a los coches porque, además, nuestras vidas siempre han ido coincidiendo. Veremos si sigue así... Llevamos toda la vida picándonos y yo, que siempre entro a todas, pues eso: dos torpes que se juntan. Siempre igual, aunque antes todo era muy distinto. Íbamos dando vueltas por todo el mundo en furgoneta, turnándonos al volante, buscando enduros, sin presión. ¿Te acuerdas de aquella vez que volvimos de Kosice [Eslovaquia] sin parar?

R. Condujimos hasta la frontera, donde paramos para comer un pa amb tomàquet. Treinta y pico de horas sin descanso en mi Iveco. ¡Pim, pam! Ahora el uno y luego el otro.

C. ¿Y lo bien que dormíamos en las camas que instalábamos? Íbamos un poco a lo pordiosero, pero disfrutábamos mucho. Casi no ganábamos ni un duro, pero tampoco teníamos en qué gastarlo. Se puede decir que estábamos estudiando, formándonos como pilotos. Eso sí, todo el día haciendo el loco.

R. Ahora el Dakar, donde hacemos de todo menos el loco. Un despiste y te vas. Es así.

C. Puedes estar muy bien preparado, pero un desliz, por pequeño que sea, te hace perder mucho tiempo. Además, este año Isidre [Esteve] y Cyril [Despres]

irán a fondo. Tú tampoco lo tendrás fácil.

R. Está Peterhansel, Luc . Y luego [Carlos] Sainz, que es una incógnita. Es rápido conduciendo, eso lo sabemos todos, pero dudamos de que haya entendido la carrera. Tiene que salir a ganar, no le vale otra cosa. En mi opinión, el año pasado hizo una carrera muy mala porque rompió el coche muchas veces. Ganar etapas sin que te importe el resultado final es relativamente fácil. Aquí no vale decir "si no hubiera roto el coche habría ganado el Dakar", porque entonces yo sería un fenómeno. A ver cómo va este año, porque rodaremos mucho más en desierto abierto.

C. Puede que nos hayan alejado del África negra para tratar de evitar algunos poblados.

R. Con los controles y los radares que hay instalados en los poblados, no debería haber muchos problemas en cuanto a seguridad. Vosotros tendréis trabajo para no caer de la moto a 30 kilómetros por hora cuando encontréis arena. El gran drama de este rally es que recibe un montón de críticas de gente que no tiene ni idea de lo que es esto. Hay un desconocimiento general. La mayoría no sabe que en el África subsahariana mueren cada año 100.000 personas por accidentes de circulación. Es injusto que se cargue todo esto en una carrera. Cuando veo todo lo que el Dakar hace por África, con sus asociaciones y demás, y oigo ciertas críticas, me pongo de mal humor.

C. Este tipo de críticas duelen mucho porque son ciento por ciento destructivas.

R. ¿Te acuerdas de que en Francia se publicó El Dakar asesina a dos niños? ¿Asesina? No, perdone, no somos terroristas. Ha habido una carrera y se han producido unos accidentes. Es evidente que las muertes deben evitarse, pero el riesgo cero no existe.

Marc Coma, a la izquierda, y Nani Roma.
Marc Coma, a la izquierda, y Nani Roma.SUSANNA SÁEZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_