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Análisis:AL QUITE | SUDÁFRICA 2010 | HOLANDA 2 - BRASIL 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

A Dunga le faltó talento

Al final, faltó talento. Con media hora por delante y eliminada del Mundial, Brasil tenía que ir a por la remontada y Dunga se encontró con que no tenía opciones en el banquillo. Había hecho una convocatoria con siete centrocampistas del mismo corte y fue entonces cuando se evidenció que fue un error dejar fuera a futbolistas como Ronaldinho o Ganso.

Hay que quedarse con lo bueno, con el trabajo hecho para equiparar al equipo con las grandes potencias europeas en términos defensivos, pero también debemos aprender de los errores y ayer no había revulsivos para cambiar el rumbo del partido. Dunga armó un grupo que estaba con él a muerte, pero en el que solo Robinho y Kaká aportaban un talento sobresaliente. Cuando necesitó algo más, no lo tuvo.

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Media parte de Holanda bastó para eliminar a Brasil de la Copa del Mundo. Quizás eso indique que tampoco había tanto como parecía tras la victoria ante Chile. Y eso que la primera parte fue impresionante, ocupando espacios, con juego y llegadas, con toque incluso. Holanda ni siquiera tiró a gol. Pero todo cambió tras el descanso con un gol, un fallo garrafal de Julio César. Ese balón era suyo. Tenía que haberse impuesto porque tenía toda la claridad. Salía de cara y sin contrarios cerca. Fue tarde a la pelota y todo cambió. Los goles pueden obrar esos milagros. Alemania goleó a Inglaterra sin discusión, pero, si el árbitro hubiera concedido el gol de Lampard, estoy convencido de que el partido habría sido diferente.

En este tipo de competición, los equipos que igualan van a más y así ocurrió con Holanda. Brasil sintió que tenía que empezar de nuevo; que todo lo que había hecho hasta ese momento, que fue mucho, no le había servido de nada. Empezó a ir detrás de la pelota y llegó el segundo tanto, otro fallo defensivo en el córner más viejo del mundo, el que hacen todos los equipos. Nadie tapó el primer palo y nadie se ocupó de Sneijder en el segundo. Falta de atención.

El despropósito se completó con la expulsión de Melo, un futbolista en un momento de forma impresionante, acertadísimo en el pase que valió el gol de Robinho, pero desacertado al perder la calma y cometer faltas tontas. En una Copa del Mundo es difícil salir de un partido como salió él, pero se lo mereció. Y ya venía del precedente con Portugal, cuando el técnico le tuvo que cambiar para evitar otra tarjeta roja cuando tenía los nervios a flor de piel.

Con 10 había posibilidades, pero Dunga se equivocó en los cambios. Quitó a Bastos, pero recurrió a Gilberto, otro lateral. El partido estaba empatado. Una permuta así, para proteger a un jugador de una segunda amonestación, muestra que no estás jugando a nada. Y, ya con el marcador en contra, erró al retirar a Luis Fabiano. Con todo perdido, habría sido el momento de retirar a un centrocampista o un lateral para dar entrada a Nilson. Ni siquiera hizo el tercer cambio. Eso dice mucho.

Acaba el Mundial para Brasil con mal sabor de boca. El equipo fue de menos a más. Sólido, pero concediendo algún gol en las pocas llegadas de rivales como Corea del Norte o Costa de Marfil, llegó al tope contra Chile y en la primera parte de ayer y se vino abajo después. No llegó a un nivel altísimo. Tampoco nadie lo está mostrando. Ahora el desafío de buscar el sexto título tendrá lugar en casa. Dunga ya ha anunciado que no seguirá, pero también lo iba a tener complicado. Por otra parte, jugando un Mundial en casa, la afición demandará un técnico con otra mentalidad, que no deje fuera tanto talento. De ahora a 2014 saldrán jugadores que ahora ni siquiera conocemos. Llegarán, ya, gente como Neymar o Ganso. El 60% del equipo será nuevo, estoy convencido. La cantera infinita es la gran ventaja de Brasil.

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