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BALONCESTO SEMIFINALES DE LA COPA DEL REY

El Taugres cruza el Rubicon

Luis Gómez

Están de suerte en Vitoria: el Taugrés vivirá dos finales en dos manas. Solventado con éxito el Rubicón de dos equipos de tanto significado como Estudiantes y Joventut, la alternativa del Norte se prepara para la mayor: la conquista de un título. ¿Cuál es el secreto de este equipo plurinacional conocido peyorativamente por la ONU del baloncesto español? Digamos que a una buena planta física, a un banquillo suficientemente nutrido y a la experiencia de un técnico como Manel Comas ha sumado un elemento que no puede pasar inadvertido: el toque siempre dañino de un jugador procedente de lo que fue Yugoslavia. Perasovie hizo ayer un doble trabajo: soportar imperturbable el reto que le lanzaron Cvjeticanin y Herreros y cambiar el carácter de su equipo. El Taugrés se siente ganador estos días.Tras el incidente de Nicola, retirado en camilla inconsciente tras golpearse con la cabeza en el parquet, el partido de los aspirantes pareció sentirse afectado. La lesión de Nicola había cortado de raíz el periodo de definición en el que estaba el choque, aparentemente empeñado en su resolución por los pesos pesados de cada equipo. Pesos pesados en el sentido literal de la palabra, puesto que tanto Bannister como Rivas parecían dispuestos a cobrarse la ventaja en kilogramos que tienen ante Kotchnik, Orenga, Schlegel y no digamos Vecina. El descanso dio un respiro a todos y permitió que se difundieran noticias alentadoras sobre el estado de Nicola. El partido quedó reducido por las circunstancias a lo qué dictara la reanudación (45-42). Era el momento de ver el anunciado duelo de Perasovic y Cvjeticanin, con el debido permiso de Herreros.

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El escenario cambió radicalmente. Los ruidos de las pisadas de los gigantones dieron paso a la melodía que interpretan estos ingeniosos y letales ex yugoslavos. El sonido de las espadas inspiró a Herreros y la semifinal alcanzó minutos de extraordinaria calidad.

Ninguno de los tres prescindió de alguna zona de la cancha. Se cruzaron palabras desde la línea de 6,25 (6 triples Perasovic por 9 entre Herreros y CyJeticanin), examinaron las grietas que podía tener la defensa contraria y se hicieron dueños absolutos del espectáculo. Cada jugada era un turno de réplica, mientras los compañeros esperaban atentos su momento. El marcador asentía impaciente (88-88, a falta de 1.40).

La resolución al caso tuvo, sin embargo, otro protagonista. Fue Santi Abad, un jugador que le ha visto las puertas al infierno un par de veces. Abad se inmiscuyó en la pelea en los momentos decisivos y encontró la lucidez en su atrevimiento. El Estudiantes esperaba a Perasovic, pero éste se puso al margen astutamente al más fiel estilo balcánico. Estos hombres juegan y hacen jugar, son especialistas en llevar el ritmo del partido al son que más les conviene. Perasovic bastante había hecho con aguantar la embestida de los aleros estudiantiles.

El último minuto dictó su sentencia. Perdió aquel que cometió más errores. Un par de descuidos defensivos respecto a Abad y un balón perdido por Pablo Martínez, convirtieron al Taugrés en la alternativa de moda en el baloncesto español.

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