"Por España y por la federación"
Pascua dijo que Bezabeh aceptó doparse para "no defraudar" tras nacionalizarse, según los agentes
No hay solo atletas, entrenadores y federativos. En el hotel Atenea Mar, donde se concentra la selección española durante los Europeos de Barcelona 2010, también hay ojos vigilantes. Manuel Pascua, técnico de atletas, se aloja allí. Alemayehu Bezabeh, etíope nacionalizado español en 2008, también. "No comparten habitación", observa la Guardia Civil. "Bezabeh oculta sustancias sobrantes debajo de la cama para que las recoja Manuel Pascua", añaden los agentes. La Operación Galgo ya tiene un nuevo foco en su investigación: el campeón de Europa de cross (2009) y plusmarquista nacional de 5.000m (12m57,25s, el primer español que baja de 13m).
Bezabeh acaba el Europeo séptimo en los 5.000m. Hundido. Hasta allí ha llegado casi directo desde Etiopía, convertido en un recién casado y sin apenas entrenarse. El mal resultado, piensan ahora quienes le conocen bien, actúa de espoleta para, presuntamente, entrar en el programa de transfusiones de sangre de Pascua. También, que empieza a escuchar a su entorno decir que eso lo hacen todos, que es la única solución para correr en igualdad de condiciones. "¿Qué puedo tomar?", le dice el atleta a Manuel Pascua, según un informe de la Guardia Civil al que ha tenido acceso este diario. "Todo te dará positivo", resumen los investigadores la contestación del entrenador. Bezabeh procede entonces a contarle al técnico la crisis que vive tras su mal resultado. "Pues dopaje sanguíneo", le receta Pascua, siempre según la investigación de los agentes, porque "no le importaba lo que costase".
"No importa lo que cueste", dijo el atleta según la declaración de su técnico
"Son 1.000 euros ahora y 1.000 el día que te vuelvas a poner la sangre"
¿Por qué doparse? ¿Qué lleva al fondista de origen etíope, un hombre de 24 años que llegó a España sin nada, que durante meses durmió en un banco de un parque, a dar, presuntamente, ese paso? "No quiero defraudar ni a la Federación ni a España", cuenta Pascua que le explicó Bezabeh, siempre según la documentación que hay de su declaración ante la Guardia Civil.
Los agentes afinan entonces el seguimiento, que se resume en lo siguiente: tres meses después de los Europeos, el 15 de noviembre, ven cómo Pascua conduce al atleta hasta San Lorenzo de El Escorial, donde tiene una cita con Alberto León, presunto conseguidor de la trama. Ellos llegan a las 8.40 en un Skoda. A las 9.00 lo hace León en un Touran. Pascua se marcha a una cafetería y deja al atleta con el ex ciclista. La Guardia Civil está convencida de que ese día se procede a extraerle una bolsa de sangre. Luego, el 9 de diciembre, cuando estalla la Operación Galgo y comienzan las detenciones, los investigadores vuelven a sorprender al fondista y al ex ciclista en El Escorial, esta vez mientras manipulan una bolsa de sangre, supuestamente para proceder a su reinserción. Pascua, de nuevo, habría hecho de chófer. El técnico también estaría al tanto del coste de la operación: "1.000 euros ahora [cuando habría decidido someterse al procedimiento] y 1.000 el día que se lo fue a poner [la sangre]", resume la Guardia Civil que le explicó Pascua.
Ahí se inicia el otro drama de Bezabeh. El hombre confiesa ante la Federación su implicación en la Operación Galgo, lo que le descarta para defender su título de campeón de Europa de cross en 2010. A instancias del Consejo Superior de Deportes, el atleta abandona la residencia Blume, donde vivía becado. Marcha entonces a un piso en Vallecas junto a su esposa, embarazada de ocho meses. Y empieza a construir su defensa: que todo lo hizo a instancias del doctor León, como llama al ex ciclista al que presuntamente le presentó Pascua. Que él creía que todo era para una analítica que detectaría cómo estaba su salud, cuál eran sus fuerzas. Y que en los últimos meses, en Etiopía, pasó cuatro controles antidopaje de los que salió indemne.

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