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EL CÓRNER INGLÉS
Columna
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España hunde a Inglaterra

- "Todo gran proyecto debe tener su comienzo, pero continuar hasta al final es lo que rinde la auténtica gloria".

-Francis Drake.

España ha acabado con el complejo de superioridad inglés. Si hay algo que ha definido a la pérfida Albión desde la destrucción meteorológica de la Armada Invencible en 1588 ha sido la convicción de que es un pueblo elegido, destinado a reinar sobre los mares y la tierra. El colapso del Imperio después de la Segunda Guerra Mundial sacudió la fe, minó certezas, pero los hechos empíricos no pudieron acabar con la convicción colectiva de que, en el fondo, los ingleses seguían siendo, por derecho ancestral, los maestros del universo.

Esta magnífica irracionalidad se despliega en toda su estruendosa pompa cada vez que Inglaterra se clasifica para la fase final de un Mundial o de un campeonato europeo de fútbol. Animados por el caricaturesco patriotismo de la prensa tabloide, reflejo y expresión de la desorbitada vanidad nacional, llegan a las grandes competiciones internacionales convencidos, contra toda lógica y todo precedente, de que las van a ganar. Ahora ya no.

La selección de Rooney estará en la Eurocopa, pero nadie en la isla cree en la victoria

La selección inglesa se clasificó la semana pasada para la fase final de la Eurocopa de 2012, pero resulta imposible encontrar a un columnista, a un exjugador, a cualquiera de la legión de opinadores futboleros de la isla que albergue la más mínima esperanza de que Inglaterra salga campeona. ¿Qué les ha hecho despertar de su histórica borrachera? El juego que sigue exhibiendo el equipo de Vicente del Bosque les ha dado un baño de agua fría. Los ingleses se asoman a ver cómo juega España, por ejemplo, contra los vecinos escoceses esta semana y concluyen que no hay nada que hacer, que este muro ni en sus sueños lo derriban.

Pocas naciones se miran el ombligo con más fascinación que los ingleses, especialmente cuando el tema es el fútbol. Pero un repaso exhaustivo de los medios ingleses a lo largo de la última semana revela que hablar de la superioridad de la selección española se ha vuelto una obsesión. El refrán en boca de todos es: "Seamos sinceros: no podemos con los españoles". Sin excluir a los tabloides de mayor venta, el Sun y el Daily Mail. El titular del Sun sobre una historia que microanalizaba el primer gol de España contra Escocia fue: Once jugadores, 42 toques y un gol perfecto tras un minuto y 34 segundos de posesión... ¿Qué esperanza tiene Inglaterra?

El Mail publicó un artículo lamentando el hecho de que el mes que viene la selección inglesa, muy necesitada de recuperar la moral, se mide a España en un partido amistoso en Wembley. Lo alarmante, dijo el Mail, es que la selección española es hoy superior a la que ganó el Mundial en Sudáfrica. No solo gana y gana, sino que marca más goles. "España tiene jugadores tan inteligentes en todas las posiciones", decía el artículo, "que resulta inevitable que mejoren con el tiempo".

Está claro, en cambio, que los jugadores ingleses no son muy dotados en el terreno cerebral. El mejor ejemplo lo da el más dotado con el balón, Wayne Rooney, cuya descarada y absolutamente innecesaria patada a un jugador montenegrino la semana pasada le supuso una tarjeta roja y una sanción que significa que se perderá los primeros tres partidos de la Eurocopa el año que viene.

Pero la falta de materia gris es solo parte del problema, y no la más importante. Una diferencia notable entre los jugadores españoles en general, no solo los de la selección, y los ingleses es que los españoles son gente más centrada. Tienen los pies más en la tierra, son más educados, saben escuchar. Lo cual significa que saben aprender. Eso, precisamente, es lo que les ayuda a mejorar.

Los ingleses, en cambio, se estancan, en el juego -siempre lo mismo, embarradamente previsibles- y en el tiempo. Por eso puede que esta revolución en el pensamiento que les ha provocado España les venga bien. Quizá adquieran, por fin, un poco de humildad, la necesaria para replanteárselo todo, para empezar de nuevo y volver a ser un día lo que en otros tiempos fueron, lo que son hoy los jugadores de la selección española, los maestros del universo.

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