El mejor pase, el del portero

El mejor pase del partido lo dio Cristian Álvarez, portero del Espanyol. Medio gol fue suyo , media victoria, también. Lo celebró su equipo, incapaz de hilvanar una jugada punzante, y lo padeció el Zaragoza, tan destartalado en defensa como inoperante en el área rival. El fútbol fue ayer y más que nunca un juego de errores. Pero le alcanzó al Espanyol con un acierto para aclarar el resultado.

El Zaragoza sacó desde el centro de campo y tiró la bola hacia delante, a la zaga del Espanyol, que se encargó de construir la jugada. Al equipo de Gay le sale urticaria cuando de rasear la pelota se trata. Es un equipo de músculo, con poco pie y menos intención. Sólo se rebela Ander Herrera, jugador con tanta calidad como fragilidad. Pero es un futbolista trampolín, que catapulta a los compañeros. Bien con controles orientados y recortes; bien mediante la conducción; o bien con el juego de entrelíneas, su punto fuerte. El Zaragoza carece de finalizadores. Ni Pennant centra con acierto, ni Arizmendi ataca a la pelota con tino. El remate, entonces, se le presume a Chupete Suazo, fichaje invernal que ha llegado a préstamo para concluir la temporada. Anoche, sin embargo, el Espanyol le echó una mano de las grandes.

Padece de lo mismo el Espanyol, que es un equipo con un gusto notable por el buen fútbol pero que no lo practica ni a la de tres. Un quiero y no puedo. Intenta sacar la pelota jugada desde atrás y se enroca. Trata de mezclar en campo ajeno y se enreda, sin remisión, carente de punto y final. Para eso logró ayer la cesión del punta Osvaldo (Bolonia). Pero como lo del Zaragoza es descabellado, nada importa. Un pase indolente de Pareja propició una cadena de fallos en la defensa del Zaragoza. Pulido, Goni y Carrizo se hicieron un lío y el balón lo despejó el portero de mala manera. Tanto, que permitió un remate sin oposición a Verdú, que la clavó. Un gol tan incomprensible como el del Zaragoza. El Espanyol defiende bien en el campo del adversario, con la presión adelantada y las basculaciones compensadas. Pero cuando le superan la primera línea, se descascarilla por completo. Márquez es un futbolista sugerente, con buen pase y sobre todo criterio a la hora de jugar la pelota. Pero, impulsivo y novel, también se adelanta en la presión y rompe el entramado defensivo. Un error subsanable, propio de la juventud. Pero anoche descuajeringó al equipo en defensa tanto como lo impulsó en ataque. Aunque no tuvo la culpa en el gol. Sacó Jorge López una falta lateral y Arizmendi pugnó en el salto con Moisés, que peinó sin querer el cuero y la coló en la portería defendida por Cristian Álvarez. Tanto en propia puerta. Favor por favor. El único disparo a puerta que recibió Cristian Álvarez, debutante esta temporada en la Liga, una vez que Kameni desfila en la Copa de África con Camerún. Recibió gol.

Más ahínco puso el Espanyol, espoleado por la quebradiza zaga del Zaragoza y por una afición que nunca desfallece. Luis García probó dos veces a Carrizo ?un larguero?, Márquez remató flojo en otra ocasión y Callejón falló de nuevo un mano a mano. Fue un flan, como siempre que se planta delante del portero. Nada parecía desatascar el juego. Hasta que Cristian Álvarez agarró un balón aéreo y, sin pensárselo dos veces, lo envió al movimiento de Callejón. Le dejó al borde del área con opción a tiro. Al zapatazo, sin embargo, respondió Carrizo. Pero Marqués atendió el rechace y decidió el encuentro. El Espanyol trepa posiciones al tiempo que el Zaragoza sigue en arenas movedizas, desgobernado y con más aprietos que fútbol. Hasta el portero rival le descuartiza.

'Asistencia' de Cristian Álvarez