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LIGA | SEVILLA, 1 - REAL SOCIEDAD, 0

Eterno Kanouté

Un gol del africano da el triunfo al Sevilla ante una Real sin pegada

No tiene aspecto el Sevilla de encontrar la mejor fórmula para explotar el fútbol que se le presupone. A veces no tiene la creatividad y el juego necesarios para superar a equipos dinámicos, bien trabajados y con frescura, como esta Real Sociedad facturada por en el laboratorio de Philippe Montanier. Equipos bonitos de ver, pero carentes de pegada. Conserva todavía el Sevilla, sin embargo, esa cualidad que, a la postre, suele ser definitiva. Mantiene, en fin, a hombres como Kanouté, que convirtió en gol un pase con la cabeza de Negredo. La simplificación de un fútbol que, por momentos, pedía la presencia en el campo de Rakitic. Quizás mejoró el Sevilla con ese pasito atrás que dio Kanouté en la segunda mitad, quizás es que jugadores como el africano son inigualables.

Sevilla, 1 - Real Sociedad, 0

Sevilla: Varas; Coke, Spahic, Fernando Navarro; Navas, Medel, Trochowski (Rakitic, m. 74), Perotti (Armenteros, m. 83); Kanouté (Manu del Moral, m. 68) y Negredo. No utilizados: Palop; Fazio, Cáceres y Campaña.

Real Sociedad: Carlos Martínez, Demidov, Íñigo Martínez, De la Bella; Mariga, Aranburu (Illarramendi, m. 70), Zurutuza (Agirretxe, m. 77); Xavi Prieto (Cadamuro, m. 30), Ifrán y Griezmann. No utilizados: Ramírez; Mikel González, Estrada y Sarpong.

Goles: 1-0. M. 52. Kanouté.

Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes. Amonestó a Mariga, Coke, Escudé, De la Bella y Spahic.

Unos 35.000 espectadores en el Ramón Sánchez Pizjuán.

Esa combinación entre los dos delanteros del equipo andaluz definió un partido igualado, que, de todas formas, siempre mereció ganar el Sevilla ante una Real de buenas intenciones, pero a la que le falta la maldad necesaria para ganar partidos en escenarios como el Sánchez Pizjuán. Equipo tierno, demasiado tierno sin Xabi Prieto, lesionado pronto, y sin Illarramendi, en el banquillo. El Sevilla, mientras, va cimentando su camino con victorias, lo que a todas luces hará más sencilla esa búsqueda de la propia personalidad futbolística.

Con su juego dinámico y de toque, la Real dominó la primera media hora de partido, pero nunca encontró premio a sus combinaciones. El Sevilla, bien mantenido por el trabajo de su zaga, en especial de Spahic, tuvo la virtud de sacar fruto a las escasas combinaciones que le garantizan el éxito. Bien con el disparo lejano, como en el caso de Trochowski o Medel, o con una preciosa combinación entre los dos únicos hombres del Sevilla capaces de generar peligro, Navas y Negredo. Bravo, muy entonado, le tapó la portería al extremo. De Perotti y Kanouté apenas había noticias.

Curiosamente, a pesar de la falta de fútbol y la machacona insistencia de su técnico de conducir a su equipo a un embudo, el Sevilla mereció marcharse ganando al descanso. Siete minutos tardó luego en marcar Kanouté y la Real mejoró con Agirretxe e Illarramanedi, pero era demasiado tarde. Ni sufrió el Sevilla para conservar la ventaja en el marcador. Gol a gol, pasito a pasito, el equipo de Marcelino se va edificando.

Kanouté celebra su gol ante la Real Sociedad.
Kanouté celebra su gol ante la Real Sociedad.EDUARDO ABAD (EFE)

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