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CENIZAS DE FÚTBOL | Internacional
Columna
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Faltó Luther Blisset

Enric González

Tantos ojeadores, tantos fichajes, tanto dinero gastado, y al Inter se le escapó Luther Blisset. Fue una lástima. Massimo Moratti, el presidente del Inter, ha comprado a precio de oro los paquetes (bidoni, en italiano) más estrepitosos que han pasado por el calcio: Gresko, Vampeta, Brechet, Cayo, Choutos, West, Pancev, Dalmat, Kallon... No vamos a dar la lista completa porque no hace falta. Tampoco entraremos en el tema de la gerontofilia ni en los fichajes de ancianidad manifiesta, del tipo Figo o Vieira. Ni en los despidos improcedentes, como el de Roberto Carlos, vendido al Real Madrid por ser "inconcreto".

El caso es que Luther Blisset, ínclito no-goleador milanista en los 80 (con una media de un gol cada 720 minutos), es ya un símbolo. Existe un Proyecto Luther Blisset; una novela, Q, firmada por el Colectivo Luther Blisset; varios grupos antisistema Luther Blisset. El lamentable delantero centro de origen jamaicano, primer jugador negro en marcar un hat trick con la selección inglesa (en un partido contra Luxemburgo), ha adquirido una dimensión casi planetaria. Y, ya retirado, no pierde el humor: asegura que en su discretísima carrera futbolística y en su esplendoroso fracaso en el Milan se limitó a seguir un guión, escrito, evidentemente, por el colectivo literario Luther Blisset. Es curioso que el Inter, especialista en bidoni, dejara perder la oportunidad de contar con Blisset. Aún más curioso, sin embargo, es que mantenga la capacidad de convertir en bidoni a futbolistas más que respetables. Mancini, por ejemplo. En el Roma fue un espléndido extremo y un goleador; en el Inter no ha sido nada. Adriano, que jugó de maravilla cuando concluyó su cesión al Parma, se ha convertido en un golfo. Ibrahimovic sigue siendo uno de los mejores delanteros del mundo, pero ahora que figura también entre los mejor pagados (casi 11 millones anuales) dice que el dinero no le importa, y que le gustaría irse a un club "ganador".

Llegó a pensarse que la llegada de Mourinho acabaría con el desorden genético del Inter, o al menos lo moderaría. Pero la Bienamada, la única que se ha mantenido siempre en Primera, la que más seguidores tiene en Italia, sigue aferrada a sus tradiciones. Con Mourinho, cierto, ganará con casi total seguridad el scudetto. También lo ganó con Roberto Mancini. Lo del scudetto está bien como premio de consolación. Aunque un club tan grande y con un presidente tan rico (el petrolero Moratti ha gastado en una década casi 500 millones en fichajes) agradece los títulos ligueros, sólo sueña con la Liga de Campeones. Y ahí se suceden los bochornos.

Esta temporada, al menos, el Inter ha caído con el campeón, el Manchester. Lo típico solía ser la eliminación frente al Valencia o el Villarreal, con agresión, tángana y vuelta al ruedo de Materazzi. Pese a esa leve mejoría, y a la satisfacción de los interistas ante las desgracias del Milan, el balance volverá a cerrarse con tristeza. Dicen que Mourinho pide otros seis fichajes, todos de la Premier, que vendrían a costar 60 millones. Es posible que Moratti pague, y muy posible que se vuelva a fracasar. ¿Estaría dispuesto Luther Blisset a fichar por el Inter, como presidente-entrenador?

Luther Blisset, entrenándose con la camiseta de la selección inglesa.
Luther Blisset, entrenándose con la camiseta de la selección inglesa.

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