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La Federación permite al juvenil Baena irse del Barça al Espanyol

Jordi Quixano

Tras cinco años en el fútbol base del Barça, Raúl Baena (Torrox, Málaga; 1989), al que aún restaba un año como juvenil, decidió irse después de que el filial bajara a Tercera. "Le ofrecieron un contrato profesional, pero escuchó ofertas. Y el Espanyol le ofreció una ficha para el filial, en Segunda B", dice el agente Horacio Gazzoli. Pero el Barça se opuso a su marcha hasta que el Comité Jurisdiccional de la Federación Española ha dado la razón al jugador agrietando un tanto las relaciones entre los dos clubes.

Baena, interior derecho, fue este verano a las oficinas azulgrana con 30.000 euros para pagar la cláusula de rescisión. "Era factible", acuerda Josep Manel Casanova, coordinador del fútbol base del Espanyol. Aceptado el dinero, sin embargo, el club le prohibió firmar por otra entidad, según estipulaba otro precontrato en vigencia entre el Barcelona y Baena. De ahí que el Espanyol no le pudiera hacer una ficha federativa. "Tuvimos que llevar el caso a los tribunales. Era injusto", explica Gazzoli.

Albert Benaiges, responsable del fútbol base del Barça, y Casanova, del Espanyol, sellaron en la primavera un pacto de no agresión para no tocarse jugadores. Benaigas acusa a su colega de haber fichado cuatro azulgranas y Casanova replica que Baena y los tres infantiles que fueron del Camp Nou a Montjuïc lo hicieron por voluntad propia. "Cada temporada renovamos ese pacto y en los últimos siete años el Barça se ha llevado a 27 jugadores", dice Casanova. Tras la resolución del comité, el Espanyol ha presentado la licencia de Baena.

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