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Crónica:Abierto de Australia
Crónica
Texto informativo con interpretación

Otro Federer, otro Nadal

El suizo busca su primer 'grande' tras ser padre y centrarse en sus gemelas - Nadal, de nuevo agresivo, gana a Luczak con 11 'aces'

Maria Kirilenko grita en la pista y ruge en la sala de prensa. Por ese orden. Mientras golpea la tormenta y Rafael Nadal suda la primera manga de su primera ronda en el Abierto de Australia contra el australiano Peter Luczak bajo el techo de la pista central (7-6 (0), 6-1 y 6-4), la rusa desarbola (7-6, 3-6 y 6-4) a Maria Sharapova, la primera víctima ilustre del torneo. Llega entonces Kirilenko y liquida su triunfo con cuatro palabras: "Ahora es tu turno". Ahora es tu turno, cariño, que podría haber dicho. Igor Andreev, el número 37, es su novio. "Y antes del partido me dijo: '¡Podemos empezar el año haciendo ruido!' Yo ya lo he hecho. Ahora...". Ahora es el turno de Andreev, un tipo peligroso lastrado por las lesiones que debuta (9.00, Canal+D) en Melbourne ante un tal Roger Federer.

"No me he dedicado sólo al 'baby-sitting' en los últimos meses", afirma el 'número uno'
"Empecé nervioso y jugué cortito", dice el español, que acabó como un torbellino
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"Me siento bien. El estreno de la temporada es siempre refrescante", avisa el número uno del tenis, que el curso pasado acabó la final derrotado y entre lágrimas, que luego ganó Roland Garros y Wimbledon y que ahora busca su primer título grande como padre tras perder la final del Abierto de Estados Unidos: "He trabajado mucho durante la pretemporada. Estoy donde quiero".

Aquí está Federer. Hace justo un año, el suizo, que ahora se entrena con una significativa camiseta -mano gigantesca y multicolor levantando un dedo como símbolo del número uno- conoció que iba a ser padre de gemelas. Enseguida despejó las dudas: a las pocas horas, endosó un 6-4, 6-0 y 6-0 a Juan Martín del Potro, que ayer, dolido en la muñeca derecha, sufrió ante el estadounidense Russell (6-4, 6-4 3-6 y 6-2).

"Siempre habrá gente que especule, que saque ejemplos de jugadores con hijos que han dejado de ganar", argumentó Federer, que a las tres semanas de ser padre montó a toda la familia en un avión privado, con enfermera incluida, para cruzar el Atlántico y volar de Suiza a América, donde se reincorporó a la competición. "Es difícil comparar porque la mayoría de los jugadores tienen los hijos tarde. Es difícil construir una familia con la vida que llevamos. Puedo asegurar que sigo teniendo hambre. Trabajo tan duro como siempre. No me he dedicado sólo al baby-sitting en los últimos meses", dice. Algo está claro: desde que es padre, Federer sólo ha ganado un título (Cincinnati) y ha perdido contra tenistas a los que había dominado por márgenes aplastantes: Nicolay Davydenko y Robin Soderling, sin ir más lejos. Siempre, sin embargo, se debe esperar lo mejor de él.

Hoy vuelve Federer a la carga. Antes, de madrugada, lo habrá hecho Fernando Verdasco, que viene de una pretemporada tremenda. A los dos probablemente les espere el mismo sentimiento, escozor en el estómago, con el que Nadal, el campeón actual, reaccionó a la lluvia y al frío, al techo cerrado, dos hojas de metal que se juntaron lentamente y actuaron como lápidas que cambiaron las circunstancias del juego, clavos con los que detener su vuelo. "Al comienzo, estuve más nervioso de lo normal", dijo; "jugué más cortito de lo habitual, con un poco más de errores. Luego..." Luego, liberado y agresivo, Nadal arrolló a Luczak con 11 aces y se fue a esperar otro rival: Mayer o Lacko.

Rafael Nadal, ayer ante Luczak.
Rafael Nadal, ayer ante Luczak.REUTERS

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