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Reportaje:Fórmula 1

Ferrari lleva a la FIA a los tribunales

La reunión de urgencia entre los equipos y la Federación aleja aún más a ambas partes

Oriol Puigdemont

Se recrudece el tira y afloja entre Max Mosley, presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), y los principales equipos que compiten en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1, por el plan de reducción de costes previsto para la próxima temporada. Ayer, en una de las estancias de uno de los hoteles del aeropuerto de Heathrow (Londres), la asociación de equipos (FOTA), la FIA y Bernie Ecclestone, el patrón de la F-1, se sentaron a discutir en una reunión de urgencia. Sobre la mesa, el límite presupuestario voluntario (45 millones de euros por equipo) que Mosley pretende introducir con vistas al curso 2010 como medida de choque para frenar el despilfarro de los equipos, y, de paso, tratar de facilitar la entrada de nuevas escuderías.

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Lejos de llegar a un acuerdo, el clima entre ambas partes se deterioró aún más, al extremo de que Ferrari anunció que presentará una demanda ante las Cortes Francesas contra la FIA, por considerar vulnerado el derecho de veto que las escuderías poseen sobre los cambios en el reglamento. Esa es una de las cláusulas que incluye el tan nombrado Pacto de la Concordia, firmado en 2005 por todas las partes implicadas en el gran circo. La primera vista de la sesión tendrá lugar el próximo martes, en París, donde se encuentra la sede de la Federación.

Al abandonar la reunión, el presidente de la FIA reconoció que esta iniciativa de la Scuderia aún complica más el panorama, porque ahora va a ser "muy difícil negociar con ellos". El escenario sigue siendo el mismo, según consideró el propio Mosley, que invitó a los equipos a posicionarse acerca de si participarán o no en el próximo Mundial. Preguntado acerca de la posibilidad de que Ferrari, Toyota, Renault, Red Bull y Toro Rosso no den marcha atrás en sus amenazas, Mosley fue muy explícito: "No creo que eso ocurra. Hay quien considera que la fórmula 1 está inmersa en una crisis, pero no creo que haya ninguna crisis", dijo el abogado británico.

Acerca de la atmósfera que se respiró en Heathrow, el jurista se limitó a decir que había sido una reunión "amistosa", y que los equipos sólo "querían ver si podían proponer una mejor solución que la limitación de presupuesto". Otro de los posibles puntos del orden del día iba a ser la posibilidad de posponer la fecha límite para inscribir los monoplazas con vistas a 2010 (que expira el próximo día 29). Finalmente, la fecha permanece inamovible.

"El tiempo se nos está echando encima, y si algún equipo quiere entrar en la F-1 debemos saberlo. Ellos [las nuevas estructuras] son los que van más apurados porque no se puede montar una escudería en poco tiempo", añadió Mosley, que abandonó la reunión y dejó a los miembros de la FOTA que siguieran discutiendo.

Stefano Domenicali, máximo responsable de Ferrari en las carreras, hizo un llamamiento a la unidad. "Hay mucho trabajo por hacer hasta que lleguemos a un acuerdo, pero estamos empeñados en tratar de encontrar una solución. Además, también hay que discutir acerca de cómo se gobierna la F-1, de cómo se hacen las normas", concedió Domenicali, que se mostró optimista en relación a los avances que puedan hacerse antes de la próxima reunión, prevista para la semana que viene.

Max Mosley, ayer en la reunión de Londres.
Max Mosley, ayer en la reunión de Londres.AFP

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