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A Riazor se le hiela la sangre

Gravísima lesión de Luis Filipe tras marcar en el triunfo del Deportivo ante el Athletic

Crujió el tobillo de Filipe, Lotina se llevó las manos a la cara y hasta se le saltaron las lágrimas. A Lendoiro se le rompió el único cheque que tenía para tapar agujeros. Ya le había ocurrido en su día con Manuel Pablo, así de cruel. Había marcado gol Filipe, pero a Riazor se le heló la sangre. Era su primera cabalgada, quizás estaba en la reserva tras más de ochenta partidos consecutivos como titular. Inició la jugada, y acudió a un rebañar un remate sin rumbo de Bodipo. Metió el pie, marcó gol e Iraizoz cayó sobre él, el tobillo se luxó mientras la pelota entraba en la portería.

Lotina tenía motivos para el llanto. Antes del partido ya estaba preocupado. Hace quince días el Deportivo se puso cuarto en la Liga y tres días después eliminó al Valencia de la Copa tras una remontada plena de carácter de un equipo exhausto, disminuido por las ausencias y la exigencia del calendario. Caparrós, tipo listo, sabía que se iba a enfrentar a un rival bajo mínimos y seguramente por ello se aprestó a cubrirlo de elogios en la previa. Luego salió a por él. Sin rodeos, especulaciones ni estratagemas, el Athletic buscó los puntos a pecho descubierto como si Riazor fuera San Mamés y el partido se fuera a acabar en veinte minutos.

DEPORTIVO 3 - ATHLETIC 1

Deportivo: Aranzubía; Manuel Pablo, Colotto, Lopo, Filipe Luis (Laure; min.52); Juca, Antonio Tomás; Pablo Alvarez, Juan Domínguez (Valerón; min.46, Adrián; y Bodipo (Iván Pérez; min.69).

Ahletic: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Koikili (Gabilondo; min.62); Susaeta, Javi Martínez, Orbaiz (Iturraspe; min.74), Yeste (Muniain; min.62); Llorente y Toquero.

Goles: 1-0; min.49, Filipe Luis. 2-0; min.59, Juca. 2-1; min.79, Colotto en propia meta. 3-1; min.89, Pablo Alvarez.

Árbitro: Estrada Fernández (Colegio Catalán). Mostró amarilla a Javi Martínez (min.65) y Amorebieta (min.89) por parte del Athletic; y a Laure

(min.71) y Lopo (min.79), por parte del Deportivo. Expulsó por doble amonestación a San José cuando se marchaba a los vestuarios tras el partido.

Estadio de Riazor. 13.000 espectadores.

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Al cuarto de hora de partido, cuando Aranzubía había evitado dos goles tras sendos remates de Llorente e Iraola y a Toquero le habían anulado un gol tras adelantarse por media micra a la zaga deportivista, un aficionado de Tribuna se puso en pie y voceó: "Lotina, pon a alguien que juegue". Entre él y el técnico estaban sentados, en el palco, Sergio, Guardado, Mista, Lassad, Riki y Juan Rodríguez. También Lendoiro.

No es probable que Lotina oyera las reclamaciones que le llegaban desde la grada, pero antes de la media hora ya había activado a Valerón e Iván Pérez, abanderados de la única pizca de talento que le quedaba en la recámara. Sin tomar más decisiones al menos logró detener la sangría inicial: a veces los futbolistas que están sobre el campo perciben en esos movimientos de banquillo un mensaje nítido. También la grada se incomodó porque una cosa es respetar el valor de un equipo y otra permitir dimisiones colectivas. Indemne tras el desastre inicial, el Deportivo equilibró la situación, comenzó a tocar e incomodó al Athletic, que siempre quiso un ritmo más elevado. Aranzubía empezó a vivir más tranquilo, pero no dejó de ser decisivo. Mantuvo de pie a su equipo en la zozobra inicial y lo aguantó en la última jugada de la primera parte cuando sacó una mano excepcional para evitar un gol de Javi Martínez. Víctima de los peores años en la gloriosa historia del club vasco, luego ninguneado por Caparrós, el ahora meta deportivista ha dejado durante la temporada y media que lleva en Riazor detalles al alcance de pocos. Calmado y conciliador, nunca ha hablado de revanchas, pero seguro que ayer se fue del campo con el agridulce regusto de las reivindicaciones.

Salió Valerón, galopó Filipe hacia el desastre y antes de que el maldito destino le dejara sin traspaso, contrato millonario y Mundial, adelantó al Deportivo. Su desgracia rescató el orgullo de un equipo herido, que tenía en la cabeza la imagen del mejor futbolista del plantel roto. Y en el arreón marcó Juca el segundo. Pareció entonces que el Athletic se rendía, pero lo rescató Colotto con un gol en propia meta en una acción que no reportaba peligro para Aranzubía. Sufrió entonces el Dépor ante un oponente que hace bandera de la estrategia y las jugadas a balón parado, que pidió un penalti a Toquero y acabó derrotado por un nuevo gol, ésta vez de Pablo Álvarez.

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