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Flecha pierde por un tubular

Langeveld derrota al catalán en la Het Nieuwsblad, la clásica de inauguración del calendario flamenco

La víspera, Juan Antonio Flecha llamó a su director, David Brailsford. "Estoy preocupado, Dave", le dijo. "Duermo como un tronco, no estoy nada nervioso. No sé si estoy demasiado confiado, lo que es malo, o me estoy haciendo viejo, lo que no es que sea malo, pero sí triste...".

"Estaba preocupado, de verdad", dice Flecha, un ciclista de habitual nervioso, el baile de San Vito personificado. Lo dice hoy, más contento que triste pese a no haber podido ganar la Het Nieuwsblad, la clásica de apertura del calendario belga -pavés, muros, lluvia y frío, eso-, por segundo año consecutivo. Le ganó Sebastian Langeveld, que corre en el Rabobank. Un holandés de 25 años que, como diría la promoción publicitaria, ha aprendido de Flecha todo lo que sabe de clásicas y de Flandes. Le faltaron unos centímetros al ciclista catalán. "No sé cuántos", dice Flecha, de 33 años, líder del equipo británico Sky, uno de los dos únicos españoles que acabó la carrera en Gante. El otro fue Vicente Reynés, que corre en un equipo belga y llegó a cuarto de hora.

"Vi que Langeveld levantaba los brazos nada más cruzar la línea de meta, pero no estuve seguro de que me había ganado hasta que no vi la foto-finish. Sería un tubular la diferencia, no más. Y eso que yo lo hice perfecto. Aguanté delante hasta que me arrancó, a 400 metros, y yo iba muy fuerte, y le habría remontado si no me hubiera cerrado un poco a la izquierda, hay perdí un par de pedaladas y la carrera".

Flecha estaba contento pese a la derrota y no solo por la forma en que se produjo, en un mano a mano en las calles mojadas de Gante frente a un tipo en teoría mucho más rápido que él, sino también por la forma en que había manejado la clásica. "He sabido leerla muy bien, dar los golpes precisos en los momentos necesarios", dice Flecha. "Y también estoy contento por cómo he trabajado en equipo con Mathew Hayman".

Hayman es un australiano de 32 años que lleva carrera de gregario. Lo fue, devoto, de Flecha en el Rabobank. "Siempre le quemaba el equipo en los primeros kilómetros, le hacían estar a los ataques de comienzo y nunca terminaba con fuerzas. Eso, si terminaba, porque más de una vez, cuando he sufrido averías, era él el único del equipo que se paraba y me daba su rueda", dice Flecha. Pero hoy fue diferente. "La víspera le dije que se guardara para el final, que también él tenía posibilidades de hacer un buen puesto, que lo valía", dice Flecha. "Y, mira, no solo me ha ayudado cuando hacía falta, cuando vi que se movía el Quick Step y que él tenía que salir, sino que ha terminado tercero".

A poco más de 50 kilómetros de Gante, Langeveld atacó en solitario. En el Leberg, uno de los muros, Flecha comenzó a moverse. Se fue del pelotón de los favoritos, en el que las megaestrellas Tom Boonen y Philippe Gilbert se marcaban y se neutralizaban, y enlazó con el primer grupo de perseguidores. Luego, en el pavés del Paddestraat, a menos de 30 kilómetros para el final, Flecha se fue solo a por Langeveld, que marchaba a casi minuto y medio. En 15 kilómetros lo alcanzó. "He demostrado también", dice Flecha, "que también sé moverme en el pavés mojado, pese a lo que digan algunos...".

Se movió mejor y más inteligentemente que los grandes favoritos, con más agilidad y ligereza, en un día helador, de no más de cinco grados y lluvia continua. "Y me he beneficiado, además, del cambio electrónico de mi Pinarello", dice Flecha. "Cuando hace tanto frío, con las manos agarrotadas y heladas, a los corredores con cambio mecánico les cuesta meter el 39 [el plato pequeño] en los muros, porque después cuesta mucho trabajo y esfuerzo volver al 53 [plato grande]. Así les ha pasado a Gilbert, Boonen y demás. Han subido los repechos con plato grande y han llegado muertos a la cima. Han necesitado levantar un poco el pie para recuperar. En cambio, yo he subido con 39 y arriba he cambiado a 53 y he salido como un tiro...".

El calendario clásico flamenco sigue hoy con la revancha, la Kuurne-Bruselas-Kuurne, una clásica, de todas maneras, más fácil, más abierta, que la Het Nieuwsblad, la antigua Het Volk, una clásica para tipos duros, como Flecha, que, sí, se hace viejo, y también sabio.

Flecha y Langeveld, en la llegada a meta.
Flecha y Langeveld, en la llegada a meta.EFE

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