_
_
_
_
_

El Gamper de Fàbregas

El Barça pasa por encima del Nápoles, al que despacha en una goleada liderada por el ex capitán del Arsenal

El Gamper dejó de ser lo que era hace años, cuando la economía invitó a suprimir la doble jornada y la tele entró a saco en la pretemporada, negándole la categoría de acto de presentación de los últimos fichajes. Pero no deja de ser una fecha señalada en el calendario barcelonista, una fiesta tradicional a medio camino entre un partido de Festa Major y una excusa para que el entrenador haga pruebas. Aunque ya no acuden al Camp Nou solo los socios, que mayormente prefieren seguir de vacaciones, verlo por la tele y de paso, ahorrarse la entrada, suelen ser noches alegres. Las entradas las pagan los guiris y los peñistas y acuden los niños. El único que no debió enterarse de que el Gamper es un partido intrascendente fue el árbitro, que le hizo quitar una pulsera a Lavezzi antes de empezar y que a los diez minutos anuló un golazo de chilena a Cavani que remató, bien es cierto, a un centímetro de la cabeza de Piqué.

Barcelona; 5 - Nápoles; 0

Barcelona: Pinto; Montoya (Dos Santos, m. 46), Piqué (Bartra, m. 46), Fontàs (Mascherano, m.63), Adriano (Abidal, m. 63); Keita (Busquets, m. 63), Thiago (Xavi, m. 60), Iniesta (S. Roberto, m. 46); Kiko Femenía (I. Cuenca, m. 46), Fàbregas y Villa (Pedro, m. 46).

Nápoles: De Sanctis (Rosati, m. 82); Campagnaro (Grava, m. 82), Cannavaro (Fernández, m. 82), Britos (Aronica, m. 41); Maggio (Lucarelli, m. 78), Inler (Donadel, m. 60), Dzemali (Gargano, m. 63), Dossena (Víctor Ruiz, m. 78); Hamsik (Santana, m. 69), Lavezzi (Zúñiga, m. 60) y Cavani (Mascara, m. 69).

Goles: 1-0. M. 26. Gol de Cesc Fàbregas, asistido por Adriano. 2-0. M. 31. Keita, de cabeza. 3-0. M. 62. Pedro aprovecha un rechace. 4-0. M. 66. Messi, a pase de Pedro. 5-0. M. 77. Zurdazo de Messi.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Lavezzi.

72.002 seguidores en el Camp Nou.

Como manda la tradición, la noche de un Gamper el Barcelona presenta alguna cara nueva. La de ayer fue la de Kiko Femenía, fichado este verano para el filial procedente del Hércules, que debutaba en el Camp Nou. Y, también, la de Montoya, un lateral que ya había jugado con el primer equipo, pero nunca en el coliseo barcelonés. En cualquier caso, quedará como el Gamper de Fàbregas, ex capitán del Arsenal, hijo pródigo de vuelta a casa, que en su primer partido como titular ejerció de delantero centro postizo, a lo Messi.

Fàbregas se movió tanto que no hubo quien le echara el guante. Contra el Nápoles, tercero la pasada temporada en la Serie A italiana, dejó claro que interpreta la partitura del Barcelona como si los últimos años, en vez de haberse hecho mayor en la Premier y con los gunners, hubiera tocado en la que siempre fue su casa. Era Cesc cuando de niño veía el Gamper en la grada con su padre y ayer, en el césped, demostró que por algo lleva escrito su apellido sobre el número 4. No es casualidad. Futbolista grande, tiene mucho que aportar en el equipo campeón de Europa.

Fàbregas siempre juega fácil, porque intuye sin aparente esfuerzo lo que en cada momento le reclama el partido. Sabe cuando toca presionar y cuando debe replegar velas; sabe cuándo debe caer a zonas interiores, cuando debe buscar por las bandas u ocuparlas él, y sobre todo, tiene claro que el fin último, jugando como ayer tan cerca de la portería, pasa por llegar al área en busca del remate, una de las suertes que más y mejor usó en el norte de Londres. En su segundo partido en el Camp Nou ?se estrenó a lo grande contra el Madrid? abrió el marcador aprovechando una jugada profunda de Adriano, culminada con un pase de la muerte que remató a puerta vacía. Jugó 55 minutos y ninguno fue intrascendente. Era su fiesta y obró en consecuencia. El partido tuvo a Fàbregas como protagonista, hasta que a la hora dejó el puesto a Messi, su legítimo dueño.

Keita, en otra jugada clásica, muy parecida a la que sirvió para ganar la última Liga en el campo del Levante, alimentó la fiesta barcelonista con el segundo gol, a la que se sumaron Pedro y Messi, con dos goles, ya en el segundo tiempo. De hecho, si el Nápoles no se llevó más fue, en parte, porque en el arranque del segundo tiempo el Barcelona batió el record de remates a los palos: tres en tres minutos. Resultó evidente, visto lo visto, que los de Guardiola llegan finos a la final de la Supercopa de Europa, que el viernes le disputa al Oporto en Mónaco.

Los jugadores del Barcelona celebran el gol de Cesc, el primero de la goleada ante el Nápoles.
Los jugadores del Barcelona celebran el gol de Cesc, el primero de la goleada ante el Nápoles.ALBERT OLIVÉ (EFE)

"Ya tenemos un título, pero queremos más"

La fiesta empezó con una coreografía que conmemoraba las cuatro Copas de Europa del Barça, siguió con la presentación de los jugadores de la plantilla, con los discursos del capitán y el entrenador, y terminó con un festival de goles. La mejor manera de corroborar las palabras de Puyol antes del partido: "La temporada ha empezado muy bien. Ya tenemos un título, pero queremos más". El entrenador, Pep Guardiola, se acordó de los que ya no están, Bojan, Jeffren y Milito, y recordó a su público que ganar cuesta mucho: "Y volver a ganar aún cuesta más. Tenemos que trabajar más todavía. Pero de eso ya me encargo yo".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_