Guardiola no quiere ser utilizado por Laporta ni Rosell

Ayer fue una jornada de reflexión en el Barça en un intento de reconducir el conflicto generado por las declaraciones de Guardiola a favor de la anterior directiva. Algún protagonista como el expresidente Laporta incluso declinó abordar el asunto contrariamente a lo que había anunciado. No conviene inflamarlo y a cambio se imponen muchas conversaciones y una tregua hasta que hoy hable el entrenador en Minsk. Guardiola empezó el caso y se aspira a que lo pueda cerrar.

Hoy quizá podrá explicar por qué actuó así, qué tuvo que ver el almuerzo que el jueves mantuvo con Laporta y Cruyff -encuentro que se repite habitualmente un par de veces al año- y hasta dónde entiende que puede llegar su papel de mediador. El técnico corre el riesgo de ser utilizado por las dos partes, la de Laporta y la del presidente Rosell, cuyo margen de maniobra es limitado. La junta no puede retirar la acción de responsabilidad social por ser un acuerdo de la asamblea; acaso puede volver a someterla a votación o dilatar el proceso. Y aparentamente tampoco está en sus manos paralizar la demanda que el socio Vicenç Pla presentó por las pérdidas generadas en el mandato de Gaspart y que obliga a Laporta y a siete exdirectivos a avalar 24 millones o serán embargados.

Personas próximas a Guardiola creen que actuó en defensa de los directivos afectados, que necesitaban visualizar su precaria situación, más que en favor de Laporta y nunca en contra de Rosell. Fuentes del club entieden, por su parte, que, aunque el papel de Guardiola trasciende el de técnico, conviene delimitar sus competencias. Ahora mismo, sin embargo, la expectación está en lo que diga Guardiola, que está en contacto con Rosell desde el domingo.