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FINAL DE LA COPA DEL REY DE FÚTBOL

El Barça demuestra cómo hay que ganar una Copa

Alex Martínez Roig

Johan Cruyff, el técnico del Barcelona, y Josep Lluís Núñez, su presidente, pueden estar tranquilos. Sus jugadores salvaron ayer una triste temporada con la Copa, un título injustamente devaluado visto el morbo del partido de ayer. A Cruyff le salió bien su apuesta suicida, y Milla ya puede ir pensando en dejar el Barcelona. o aceptar la oferta económica del club. Todo ello puede agradecérselo el Barcelona al Real Madrid, que se perdió ayer en lo peor de sí mismo. Cuando las locuras de Buyo son protagonistas de un encuentro, es que algo funciona mal. El Madrid se obcecó excesivamente en el antifútbol, presionado por un centro del campo azulgrana serio y trabajador. El de ayer era un buen examen de carácter para un equipo campeón. El Madrid, como suele sucederle con frecuencia en los mano a mano, en las competiciones coperas, falló. Y el Barcelona, al que le van mejor estas situaciones, demostró el carácter y la calidad de un equipo que se ha paseado tristemente por la Liga.El Madrid se sintió incómodo en el partido casi desde el inicio. Enfrente se encontró con un equipo que apretaba las mandíbulas, que perseguía todos los balones sin permitir que su rival adquiriese su ritmo trotón y alegre. Cuando el Madrid perdió la paciencia, perdió el partido. El triunfo no se le escapó sólo con la expulsión de Hierro (m. 48), que le obligó a jugar toda la segunda parte con 10 hombres; también tuvo parte de culpa Hugo Sánchez, convertido ayer en mister Hyde, o Buyo, derrotado por sí mismo en la lucha por su autocontrol, o una quinta del Buitre que, a excepción de un gran marcaje de Sanchis a Julio Salinas, no borró su imagen de blandura en este tipo de partidos.

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El Barcelona planteó el encuentro con una concentración enorme en todos sus jugadores, sabedores del riesgo que comportaba el retorno al origen de Cruyff colocando a sólo tres defensas -y de los más lentos- en su retaguardia. El centro del campo del Barcelona fue el que ganó el partido. Eusebio no permitió ni una de las anárquicas y mortales incursiones de Gordillo; Roberto cerró el pasillo derecho a Michel; Amor se convirtió en un moscardón detrás de la oreja de Martín Vázquez. Esa era la única forma de evitar que el Madrid aprovechase, con su rapidez, los huecos que dejaba el Barla en su defensa por la ausencia de laterales.

Que el de ayer no era un buen día para el Madrid quedó claro muy pronto. No suele perdonar y, sin embargo, desperdició dos ocasiones de gol enormes. Butragueño, solo y cómodo, estrelló un balón en el cuerpo de Zubizarreta (m. 23), y Hugo Sánchez fue incapaz de ceder el balón a cualquiera de sus cuatro compañeros que, sólo estorbados por Roberto, que entraban a matar a toda velocidad (m. 42).

La violencia comenzó pronto, y ya no abandonó el partido ni siquiera durante la vuelta de honor, cuando Zubizarreta fue alcanzado en la cabeza por una piedra. El banderazo de salida lo dio Hugo Sánchez, que lesionó a Aloisio. Los codazos y las entradas duras se sucedieron en uno y otro equipo hasta la expulsión de Hierro, en una entrada tan dura como innecesaria. El relevo lo tomaron las gradas con el lanzamiento masivo de objetos desde la parte azulgrana sobre la portería de Buyo, y la respuesta de éste con su ya habitual show en la banda por una falta de Amor.

La crónica de sucesos enfrió el encuentro, hasta que, por la ausencia de Hierro, Beguiristain, un hombre que apenas tocó el balón, encontró espacios libres para crear peligro. De sus botas salió el primer gol, tras un rechace de Buyo a un gran tiro de Koeman, que dio toda la serenidad que le faltaba al Barcelona para creer aún más en sus posibilidades de victoria. El Madrid trató de reaccionar, pero el equipo estaba cercenado en su aspecto ofensivo por la decisión de Toshack de prescindir de Butragueflo y Michel. Toshack sentó a Butragueño para que Julio Llorente frenase a Beguiristain, pero con ello apostó por una táctica excesivamente defensiva. El Madrid, ya dominado, sólo se acercó dos veces a Zubizarreta -un remate fallido de Hugo Sánchez (m. 71) y una internada de Martín Vázquez (m.75)- antes de que Julio Salinas acabase con cualquier atisbo de emoción.

La final de la Copa otorga una gran alegría al Barcelona en un ano negro, y entristece el final de la Liga de un Madrid que tiene un especial problema con el color azulgrana. Además, abre el debate sobre varios temas. Primero, el Madrid mantiene las debilidades de antaño en partidos tensos, lo que conduce a pensar que Toshack no ha aportado ningún cambio a un equipo con una filosofila idónea para la Liga, pero que ha fracasado en los enfrentamientos coperos. Segundo, que cuando se enfríe la alegría, en Barcelona descubrirán una realidad inexorable: Cruyff va a seguir en el equipo.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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