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Reportaje:MUNDIAL DE F-1 | Gran Premio de Canadá

Hamilton, el agresivo

El piloto de McLaren provoca un trompo de Webber y abandona después de dañar el coche al intentar adelantar a su compañero, Button

Las críticas contra Lewis Hamilton crecen a medida que el Mundial de F-1 avanza. En cada carrera, el piloto británico de McLaren se convierte en protagonista por sus aciertos o sus errores. Pero lo que convierte la situación en grave es el hecho de que en las últimas sus fallos han provocado incidentes en los que han salido muy perjudicados algunos de sus rivales.

Ayer, en el circuito Gilles Villeneuve, de Montreal, Hamilton la volvió a liar. Primero, en la quinta vuelta, justamente después de que se marchara el coche de seguridad, se tocó con Webber en un intento imposible de adelantarle, lo que provocó un trompo del australiano que quedó relegado a la 14ª posición. Después, en la octava, Hamilton salió rapidísimo de la última curva y encaró a su compañero de equipo, Jenson Button, en la recta. Le atacó por el exterior, pero Button le fue cerrando el paso, arrinconándole hacia el muro, que acabó tocando. Destrozó su rueda trasera izquierda y pocas curvas después abandonó su monoplaza y la carrera, lo que obligó a una nueva entrada del coche de seguridad. Button fue sancionado con un paso por la línea de talleres (drive through). Esta vez, el gran perjudicado acabó siendo él.

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"Creo que había realizado ya la mitad del adelantamiento", confesó luego el excampeón mundial; "Jenson se equivocó en la salida de la última curva y aproveché el momento para atacarle en la recta. No sé si él no me vio, pero me fue cerrando hacia el muro y acabé chocando contra él. Después intenté llegar al taller porque creía que solo había destrozado el neumático. Pero por radio me dijeron que había roto la suspensión y abandoné".

Las razones de Hamilton fueron similares esta vez a las que utilizaron los comisarios de carrera para sancionar a su compañero Button con un drive-through que le obligó a pasar por el taller y le alejó hasta la décima posición, arruinando una carrera que tenía bastante de cara. Sin embargo, las constantes trifulcas en las que se ve envuelto Hamilton han acabado por colmar la paciencia de la mayoría de los pilotos y de los observadores.

Ayer mismo, después del último incidente, el excampeón mundial Niki Lauda, siempre metido en alguna polémica, saltó a la palestra para acusar abiertamente a Hamilton y pedir a la FIA que no le permita correr. "Si le siguen permitiendo correr en estas condiciones, esto puede acabar con algún muerto", dijo contundente el expiloto austriaco; "debería ser penalizado porque sus acciones sobrepasan todos los límites. No puede conducir así. Está loco".

Sus palabras fueron secundadas de inmediato por otro excampeón mundial, el brasileño Emerson Fittipaldi. "Tiene un talento excepcional. Es un justo campeón del mundo", indicó quien actuó en la carrera canadiense como comisario de la FIA; "pero a veces es demasiado agresivo cuando intenta adelantar. Hoy le ha ocurrido con Webber y en la carrera de Montecarlo le sucedió con Felipe Massa, cuando le pasó colocando la mitad de su coche en el andén y situando a mi compatriota en una posición imposible. Debe respetar a los demás pilotos. Vi correr a Ayrton Senna y era también muy agresivo, pero nunca hizo las cosas que hace ahora Hamilton".

El historial del piloto de McLaren comienza a ser demasiado largo. Sus hazañas se remontan a 2007, el año de su debut en F-1, cuando mantuvo un duelo con Fernando Alonso, con episodios problemáticos, en el que los dos salieron perdiendo. La agresividad de Hamilton es una bendición para el espectáculo de la F-1 porque muchas veces se convierte en el gran animador de las carreras más sosas. Pero es evidente que ahora mismo rompe las barreras de la coherencia y roza constantemente la ilegalidad. "Debe serenarse", concluye Fittipaldi. Lo mismo piensan la mayoría de sus compañeros y de los expilotos que circulan estos días por el paddock.

Los mecánicos de Red Bull trabajan en el coche de Vettel mientras arrecia la lluvia.
Los mecánicos de Red Bull trabajan en el coche de Vettel mientras arrecia la lluvia.PAUL CHIASSON (AP)

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