"He escondido quién era realmente"

Con sus 1,92 metros de estatura y cien kilos de humanidad, Gareth Thomas es una de las leyendas del rugby en las islas británicas, jugador pionero en alcanzar el centenar de partidos internacionales bajo el estandarte del País de Gales y todavía en activo como pieza fundamental de los Cardiff Blues. Pero desde ayer el galés, de 35 años, va a ser también recordado como el primer ídolo del deporte de contacto por excelencia que hace pública su homosexualidad, derribando con ello uno de los grandes tabúes que rodea a "ese juego de villanos jugado por caballeros", según reza la leyenda.

"Ha sido realmente difícil para mí esconder todos estos años quién soy realmente", declaraba sobre su orientación sexual al Daily Mail, en una decisión que le ha supuesto "todas las emociones posibles, lágrimas, ira, desesperación". El zaguero, ex capitán de la selección galesa, teme ser etiquetado "como el jugador gay del rugby", pero el apoyo de sus amigos y compañeros le ha ayudado a poner fin a una situación insoportable, que le condujo a simular un matrimonio con Jemma -hoy están divorciados- mientras frecuentaba locales de ambiente gay a escondidas para no defraudar "la cultura de machos" del rugby. Prueba de que ese terreno todavía resulta resbaladizo es la precisión que hizo Thomas de que nunca se ha sentido atraído por ninguno de sus colegas de equipo, tan sólo horas antes de que todos compartieran vestuario para disputar la Copa Heineken en Toulouse. El mundo del rugby ha cerrado filas en torno a "uno de los jugadores más extraordinarios de Gales", en palabras del presidente de la federación, Roger Lewis.