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CLIC CLAC | TOUR 2011 | Novena etapa
Columna
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Indignación

Escribo esto no indignado, sino indignadísimo con lo que he visto en la etapa de hoy. Me refiero por supuesto al incidente del coche que ha arrollado a Flecha y a Hoogerland cuando formaban parte de la escapada. Aún me parece increíble que algo así haya pasado, y espero que se tomen medidas urgentes para que esto no vuelva a pasar. Mientras escribo estas líneas se está celebrando una reunión de urgencia para clarificar este incidente, así que aún no se nada, pero espero que se tomen medidas drásticas contra el individuo que guiaba ese vehículo.

Al parecer, el culpable ha sido un coche de invitados de la televisión francesa. Se disponía a sobrepasar a la escapada en una carretera estrecha a 36 kilómetros de la llegada. Cuando lo hacía, en un momento en el que los corredores atravesaban un tramo en ligera bajada y llevarían una velocidad cercana a los 60 km/h, el conductor -que ha querido hacerlo rápido y en mal momento- ha visto que le podía pegar a un árbol de la cuneta, y ni corto ni perezoso ha pegado un volantazo hacia su derecha. ¡Ni siquiera ha tocado el freno! El golpe que ha cogido Flecha contra el asfalto y el de Hoogerland contra una alambrada de espino ha sido impresionante. Por fortuna, ambos han sido capaces de terminar la etapa y no hay noticia de que haya daños mayores, pero la cosa ha podido ser mucho peor. Por cierto, del coche, tras el incidente, no hemos vuelto a saber nada.

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"¡El conductor ni se paró!"

Vamos a ver, a mí esto me parece inadmisible. Estamos en una carrera ciclista, en la mejor carrera ciclista por etapas además, y la prioridad tiene que ser siempre el ciclista. En la caravana, además de ciclistas circulan muchos vehículos, y todos corremos el riesgo de sufrir un accidente. Pero lo de ayer no ha sido un accidente, sino una temeridad. Como ciclista profesional asumes que las caídas son parte de tu profesión. Sin ir más lejos, yo tuve que dejar el ciclismo profesional por las secuelas de una caída. Pues así es; nunca crees que te puede tocar a ti, pero si te toca, tienes que admitir que sabías que el riesgo estaba ahí y que lo asumías como parte del juego.

Pero lo de ayer no. Que tú formes parte de una escapada, estés tranquilamente pasando al relevo, y que venga un coche de la caravana y te arrolle de esa manera es totalmente inadmisible. Desgraciadamente es un riesgo que los ciclistas tenemos que asumir en los entrenamientos a tráfico abierto, pero nunca en competición. Además, es que normalmente cuando caes tu cuerpo por instinto se prepara para la caída; pero en un caso así no, pues el golpe fue totalmente lateral contra Flecha y no tuvo ningún tiempo para reaccionar. Y el pobre Johnny, salió precipitado contra una valla de espinos y aún se me ponen la piel de gallina recordando la violencia del impacto.

Lo siento en el alma por Flecha y por Johnny. Lo deportivo es lo que menos importancia tiene, la oportunidad perdida después del trabajo que habían realizado durante la etapa. Qué importa ahora la etapa. Ánimo Flecha, estoy contigo, y ánimo Johnny, me he emocionado viendo como recibías el maillot de la montaña y el premio a la combatividad sin poder reprimir las lágrimas.

Ahora mismo recibo un comunicado oficial del jurado que dice que después del accidente entre el dorsal 112 y 204, y el vehículo número 800, la dirección de la prueba y el jurado excluyen a este vehículo de la carrera. Me parece una broma de mal gusto. No ha sido un accidente, sino un atropello en el que los ciclistas no han tenido nada que ver, simples víctimas. Y el problema no es el vehículo, sino su responsable, esto es, el conductor. Si yo fuese Flecha o Johnny, después de leer este comunicado me plantearía seriamente acudir a una comisaría para denunciar este incidente.

Y de la actitud de los compañeros de fuga, de Voeckler concretamente, ya no tengo espacio para hablar. Solo diré que con su primera reacción ha demostrado su calidad moral. Vale que él no ha tenido nada que ver -incluso casi cae él también- y que era el mayor beneficiado de la fuga pues se vestía de amarillo. Pero sólo por educación, le correspondía perder unos segundos valorando la situación de sus dos compañeros caídos, y luego que hubiese hecho lo que mejor le pareciese. Pero su individualismo ha podido con todo y ha evaluado la situación en milésimas de segundos: hacia delante, ya lo siento pero como a mí no me ha tocado...

Y lo siento mucho también por Luisle, por no poder dedicarle estas líneas por su fenomenal victoria. Lo siento porque me alegro tanto por él como por toda la gente de Rabobank, que es el equipo en el que dejé muchos amigos. Pero lo de Flecha y Johnny ha sido un escándalo, y aún se me hace mala sangre recordándolo.

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