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Reportaje:Internacional

Inglaterra, un brazalete con certificado moral

La decisión de Capello de quitar la capitanía a Terry causa extrañeza en Italia y España, menos pendientes de los juicios personales

England Brave John Terry ha caído. O lo que es lo mismo, El Valiente de Inglaterra John Terry, como paródicamente lo define el diario The Guardian, por la bravura que manifiesta dentro del campo, ha perdido la capitanía de su país después de que el seleccionador, Fabio Capello, le despojara el pasado viernes del brazalete. El pragmático entrenador italiano calmaba así el furor de las masas y cuidaba el buen orden del vestuario. John Terry, defensa del Chelsea, de 29 años, casado y con dos hijos, pagaba así su relación sexual con la novia de su amigo y compañero Bridge, ex lateral izquierdo del Chelsea ahora en el Manchester City y la selección inglesa.

Pero, ¿a qué viene tanto alboroto?, ¿por qué un lío de faldas, carnaza de los periódicos sensacionalistas, se convirtió en un asunto de Estado? Es la gota que colmó el vaso para Terry, que presumía de ser un chico recto, sencillo, aunque, por otro lado, sacaba tajada de su privilegiado rango tanto en el Chelsea como de la selección inglesa. Con un sueldo de casi nueve millones de euros por temporada, llegó a cobrar otros 11.280 por acompañar a los turistas que visitaban el estadio del Chelsea, Stamford Bridge. Su empresa de imagen, además, envió a distintas multinacionales su condición de capitán de Inglaterra para obtener beneficios. Hace seis meses, una empresa de sopas lo nombró padre del año. Claro que a la parte más machista de la sociedad inglesa, lo que le ha molestado verdaderamente es el daño que le ha infligido a su amigo Bridge, no tanto a su propia esposa. La traición al amigo por encima de la traición a la mujer. La imagen de las dos familias, con los respectivos hijos, en un parque temático, no ha favorecido la causa de Terry. Aún así, el Chelsea ha apoyado una vez más a su defensa, como ya hizo cuando se descubrió que ganaba un dinerillo extra como guía turístico. Por su parte, los jugadores del Manchester City han salido a defender a su compañero Bridge. Imposible para Capello gestionar la convivencia de los dos ex amigos en el largo Mundial de Suráfrica.

"Aquí el capitán está para los sorteos, ruedas de prensa...", explica Zubizarreta Sacchi: "El entrenador no es un juez ni un político. Yo tuve un caso peor que éste"
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Carlo Ancelotti, técnico italiano del Chelsea, no ha querido sancionar de ninguna manera a Terry. En Italia, el asunto ha sido acogido con guasa por ciertos medios, como presumiendo de que la vida privada de los jugadores en el calcio está más alejada de los terrenos de juego que en Inglaterra. "Terry es sólo un futbolista, no un cura", ha escrito uno de los periódicos propiedad de Silvio Berlusconi, Il Giornale, que recuerda cuando, siendo Capello entrenador del Milan en 1993, el delantero Lentini estrelló su Porsche a 200 kilómetros por hora cuando supuestamente iba a visitar a su amante, la esposa del delantero del Juventus Toto Schillachi. O las "600 mujeres" con la que dijo haberse acostado Cassano, ex media punta del Real Madrid ahora en el Sampdoria, sin que se le pida cuentas por ello.

"El entrenador no es ni un político ni un juez", proclama Arrigo Sacchi, ex entrenador del Milan y de la selección italiana. "Yo, como entrenador, miro al césped y al comportamiento de los jugadores en los entrenamientos. No su vida privada. No tengo la altura moral para juzgarlos. La decisión de Ancelotti es la correcta. Ancelotti ha dicho que el comportamiento de Terry en los entrenamientos es impecable. No tiene queja y, por tanto, no debe castigarlo. Yo tuve un problema peor aún que éste: uno de mis jugadores se fue con la mujer de otro y esa mujer le contó a su marido que había hecho el amor con el primero". ¿Cómo actuó entonces usted? "Hablé con los dos. El marido me dijo que si el otro no sacaba el asunto, él tampoco. No se dijeron nada y pasó".

"Es difícil entenderlo desde España", reflexiona Andoni Zubizarreta, capitán muchos años de la selección española, con la que fue 126 veces internacional, "porque aquí al capitán no le exigimos un certificado moral. Pero los ingleses le dan otras cosas a la capitanía en todo el ámbito deportivo. Eso va al currículum: haber sido capitán de la tripulación de Oxford del 82 o de un equipo de críquet. Es el valor de los valores". "Aquí el capitán está para los sorteos, ruedas de prensa...", añade Zubizarreta, que observa también una evolución en el significado del brazalete en España: "Antes, el capitán era más de equipo, de bloque; y ahora es más de individualidades. O al menos en los grandes equipos, porque en otros como el Sporting, el Athletic o el Sporting puede que siga representando al equipo".

"Apartar de la capitanía a Terry es una chorrada", apunta Fernando Gómez, capitán del Valencia en los noventa y ahora director general del club de Mestalla, "porque los dos jugadores van a estar juntos en la selección. Ese es el problema. Aunque es verdad que la figura del capitán en Inglaterra es muchísimo más importante; cuando estuve en el Wolverhampton, el capitán de mi equipo era el entrenador del segundo equipo. Mandaba mucho. Lo ideal sería separar la vida personal de la profesional, pero el mundo anglosajón las tiende a mezclar como hace en la política. Hace poco ha dimitido el primer ministro irlandés porque su mujer se lio con un chico".

Argentina, por su parte, tampoco cuestionó nunca la capitanía de Maradona, cuando ya en el Mundial de México 86 había estado involucrado en episodios de drogas y de relaciones extramatrimoniales. Preguntado al respecto, un mito romántico del fútbol argentino, Bochini, envía también la pelota al césped. "Lo importante es lo que pasa dentro de la cancha. En su vida privada, cada cual que haga lo que quiera. En el caso de Maradona, además, no le hizo daño a nadie sino a sí mismo". ¿Y usted, tantos años capitán de Independiente, no tuvo ningún problema de éstos? "No", se ríe Bochini, "ningún lío de faldas".

Inglaterra es diferente. La capitanía tiene un valor extra. El nuevo capitán, designado el viernes por Capello, el central del Manchester United Rio Ferdinand, estuvo ocho meses sancionado sin jugar por no pasar un control antidopaje. Otro de los candidatos, Gerrard, centrocampista del Liverpool, se ha metido en todo tipo de pendencias tabernarias a lo largo de su carrera. Por no hablar de los referentes históricos, en una lista tan larga y variada como la que detallaba esta semana el periódico The Independent. En 700 partidos entre la selección y el Blackpool, sir Stanley Mathews no recibió ni una sola amonestación. Y, sin embargo, en un amistoso en Bruselas con la selección inglesa mientras servía a la Royal Air Force, en plena Segunda Guerra Mundial, fue arrestado junto a su inseparable Stan Mortensen por contrabando de café y sopa. Fueron condenados posteriormente, en 1945, por "conducta que perjudica el buen orden de la disciplina de la Air Force". Otro capitán histórico, Bobby Moore, campeón del mundo en 1966, fue arrestado en Colombia en 1970, antes del Mundial de México, acusado de robar una pulsera de 600 libras. Años más tarde, Kevin Keegan, el mítico delantero del Liverpool, fue detenido por la policía en el aeropuerto de Belgrado en 1974 tras protagonizar un altercado. Y, claro, Paul Gascoigne, antes de la Eurocopa de Inglaterra 96, montó una fiesta en un vuelo hacia Hong Kong, engullendo alcohol a mansalva en lo que dio a conocer, junto a su compañero Terry Sheringham, como la silla del dentista. Gazza, cómo no, se burló de su propia locura celebrando su posterior gol a Escocia, uno de los mejores de aquella Eurocopa 96, simulando aquella descontrolada borrachera. El capitán de Inglaterra, en efecto, nunca fue ni será un cura.

Terry y Capello se dan la mano tras un partido de Inglaterra contra Chequia
Terry y Capello se dan la mano tras un partido de Inglaterra contra ChequiaAP

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