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ATLETISMO

Los dos años que revolucionaron el maratón

El dinero y la dedicación directa de atletas a la prueba, causas del radical cambio de paisaje

Jalid Januchi terminó el pasado domingo 24 de octubre de revolucionar el maratón. 1998 y 1999, dos años locos. El marroquí de 27 años (ya 28 el próximo 22 de diciembre) rompió aún más moldes al superar el récord del mundo. Bajó por primera vez de las 2.06 horas, una barrera más, pero doblemente importante esta vez, porque los 2.05.42 de este atleta despreciado en su país y que se ha forjado en Estados Unidos, le supusieron correr la distancia por primera vez a un ritmo inferior a los tres minutos el kilómetro, 2.59, algo infernal y que parecía imposible de resistir durante tanto tiempo. Ahora, ya sólo falta esperar que aparezcan el keniano Paul Tergat y el etíope Haile Gebreselassie, imbatibles en cross y pista desde los 3.000 a los 10.000 metros, para que siga el baile del asombro. Bajar de la barrera de las dos horas es factible, aunque a corto plazo sólo sea la de 2.04. Y quizá Tergat lo pueda hacer antes, pues Gebreselassie, con su manera de correr de puntillas, difícilmente lo conseguirá salvo que cambie de apoyos. Resistir con los dedos el cuádruple de sus distancias actuales sería ya un milagro. En todo caso, estudios técnicos ya hechos indican que el límite humano para correr los 42,195 kilómetros, está en 1.50 horas.Januchi ha puesto la guinda de un pastel maratoniano que ya es monumental. El maratón está revolucionado. Siete de las 10 mejores marcas de la historia en la prueba legendaria se han conseguido este año. También nueve de 12 y desde 1998 11 de las 12. Ocho atletas han bajado ya de 2.07 horas. Sólo permanecen en octavo lugar las 2.06.50 del etíope Belanyeh Densimo, que pareció un récord mundial de otra galaxia cuando lo batió en 1988 en Rotterdam. De hecho, duró 10 años hasta que lo superó un tanto sorprendentemente el brasileño Ronaldo da Costa en Berlín, con 2.06.05. Pero a pesar de la sorpresa otra barrera, la de las 2.06 horas, estaba a punto de caer. El dinero y la nueva especialización anunciaban hace ya años la revolución. Los millones en juego y el que los atletas se han dedicado ya directamente al maratón, sin subir de distancia después de pasar largos años por las pruebas de fondo en pista, han sido las claves. La juventud de los nuevos maratonianos es elocuente y todos bajan de los 30 años. Por ello, la presencia destacadísima en este mundo de Abel Antón es aún más meritoria. Él sólo tiene de mejor marca 2.07.57 (el récord de España lo logró Fabián Roncero también este año, en Rotterdam, con 2.07.23), pero sí una calidad y un sentido estratégico extraordinarios para resistir ritmos elevados primero y rematar después con sprints finales demoledores. No es lo mismo una carrera con liebres y en circuitos apropiados, que una táctica y en condiciones tan duras, por ejemplo, como la de los Mundiales de Sevilla. Son dos mundos. Si Januchi, o cualquiera de los que tienen grandes marcas hubieran corrido allí, difícilmente se habrían exhibido. Por eso no fueron. Sólo el surafricano Thys, pero lo pagó.

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Y la revolución no es sólo masculina. Las mujeres pronto bajarán de las 2.20 horas en los trazados mágicos. La keniana Tegla Lorupe logró en 1998 2.20.47 en Rotterdam y este año, en Berlín, 2.20.43. Las ventajas de ciertos recorridos para las marcas son evidentes. En Rotterdam, el viento, siempre molesto para los maratonianos, no lo es tanto alli porque suele favorecer gran parte del circuito. En Chicago y Berlín los tramos finales tienen unas agradables cuestas abajo, justamente a partir del kilómetro 35, cuando suena la hora de la verdad y las piernas suelen ser de trapo. Muy diferente a Nueva York, la última gran cita, donde el keniano Joseph Chebet no pudo bajar de las 2.09 horas. Este año se ha sumado a las facilidades Amsterdam, donde los cuatro primeros, por debajo de 2.07, corrieron el maratón más rápido de la historia: dos kenianos, Kiprop (2.06.47) y Kiplagat (2.06.50), y dos etíopes Jifar (2.06.49) y Tola (2.06.57). Se metieron, de una tacada, entre las 12 mejores marcas de todos los tiempos y eso no eran de los mejores africanos, por falta de presupuesto, como admitió el propio organizador Jos Hermens (ex plusmarquista mundial de la hora y líder de los representantes de atletas, empezando por Gebreselasssie). Pero al recorrido siempre llano se unió esta vez el adelanto de la fecha (de noviembre al 17 de octubre, una semana antes que Chicago). El viento, perjudicial otras veces, fue muy favorable y la temperatura,ideal, sobre los 12 grados.

El caso de Januchi en Chicago, donde ha dado el definitivo salto a la cumbre, también ha sido elocuente. Ya era su momento tras haber debutado hace dos años, a los 25, en el mismo circuito y asombrar con un triunfo en su primera carrera con un tiempo excepcional, 2.07.10, el mejor de la historia para un principiante. Y lo hizo mucho más, pese a unos problemas en el tendón de Aquiles, con su segundo puesto de 1997 y otra marca similar, 2.07.19, tras el keniano Osoro Ondoro, que también debutó explotando: 2.06.54.

"No pensaba en el récord, simplemente en la victoria. No me di cuenta de que lo había batido hasta que vi el reloj y crucé la línea de llegada", dijo Januchi nada más terminar la carrera, en la que alcanzó y superó al keniano Moses Tanui, ex campeón mundial de 10.000 metros, en el kilómetro 40. Tanui había atacado en el 30 y le sacaba 33 segundos, porque Januchi se había preocupado especialmente de Ondoro. Ambos entraron en un túnel y a la salida Tanui ya estaba irremisiblemente descolgado. Increíblemente, el keniano dijo que se había equivocado de ritmo y no había ido más deprisa al confundir los letreros creyendo que estaban en kilómetros en lugar de millas. Una vez más se confirmó que los marroquíes son mucho más astutos corriendo que los anárquicos kenianos. Que se lo digan al fondista Skah, el único que les llegó a sorprender en pista y en cross cuando parecía imposible.

Las liebres habían lanzado la carrera a ritmo de récord del mundo. Otro keniano, Isaac Kiprono, pasó la media maratón en 1.02.25 y el grupo de favoritos en 1.02.54, mejor que en los récords anteriores de Densimo, 1.03.22, y Da Costa, 1.04.42. Había viento y un frío de cinco grados, pero la moral de Januchi pudo con todo y la cuesta abajo final le lanzó hacia la plusmarca. La barrera de los tres minutos por kilómetro había caído también. Hazaña completa. El último punto y seguido a la revolución estaba escrito de sobra.

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