_
_
_
_
_
Reportaje:

Jonás, un vasco para una nueva era

Caparrós medita que hoy se presente ante el Werder Bremen el primer futbolista negro del Athletic, que tiene 16 años

El chico prometía desde los 10 años, cuando llegó a Lezama con su tez mulata, longuilíneo, físicamente sobrado para su edad y con el Athletic metido en el tuétano. Entonces, Jonás Ramalho no sabía que estaba condenado a pasar a la historia en el momento exacto en el que atravesara la línea lateral de un campo de juego de Primera División. Él, hijo de angoleño y vizcaína, nacido en la Residencia de Cruces (Barakaldo), de la Seguridad Social, donde ha nacido medio Bilbao, sabía que le gustaba el fútbol, que tras un balón se resolvía con soltura y que su solvencia física -lo notaba- le valía para resolver sus problemas y dedicarse a jugar.

Lo que Jonás Ramalho no sabía es que hoy puede convertirse en el primer futbolista vasco no blanco en vestir la camiseta del Athletic en un partido oficial. Lo hizo en 2008 en un amistoso frente al Amorebieta que trajo cola. Más que su color mulato en una sociedad deportiva tan conservadora y recalcitrante en algunos aspectos como la del Athletic, primaron sus 14 años, que chocaban con la prohibición establecida por la Ley del Deporte vasca para alinear infantiles en equipos profesionales. Joaquín Caparrós no lo sabía y tuvo que soportar un debate monumental. Sus planes se truncaron tanto con el chico mulato como con otro pequeñín, Iker Muniain, al que también quería probar en un amistoso con el primer equipo tras habérselo llevado a la concentración de pretemporada del Athletic con 14 años. Hoy, Muniain es el estandarte del nuevo Athletic y Ramalho la bandera del Athletic que viene, tan mestizo como representativo de la sociedad vasca actual.

"De central podía jugar sentado. ¡Cómo recuperaba el sitio!", recuerdan en Lezama
Si jugase, batiría por tres meses la marca de Muniain como debutante más joven

Previsiblemente, Caparrós hará debutar a Johnny hoy frente al Werder Bremen (21.05, Canal +) en un partido más simbólico que definitivo en el que apenas se juegan el primer puesto de la clasificación del grupo de la Liga Europa. Puede ser el recambio de Iraola, que lo ha jugado toda esta temporada. Porque Ramalho, que llegó del Arenas de Getxo, era un central "al que se reconviritó en lateral o medio centro para que se sintiera más exigido en una categoría, alevines o luego infantiles, incluso cadetes, en la que el Athletic suele ganar por goleada todos los partidos", comenta un responsable de Lezama de la época. "De central, podía jugar sentado porque, si el rival le ganaba dos metros, él le recuperaba cuatro en dos segundos", recuerda otro que lo recibió a su llegada. "Nos recordaba, por su estructura, a un jugador francés, tipo Thuram o Vieira".

Tras su cara de niño, que aún conserva (tiene 16 años y seis meses), se antoja un futbolista que ha desarrollado la primera parte de su estructura "hacia arriba; ahora le falta desarrollarse hacia los lados y tiene buena pinta", aseguran en Lezama. "En aquel tiempo, a la vista de su superioridad en los partidos, le poníamos, como a otros, objetivos personales", dice un ex responsable de la cantera, "como, por ejemplo, exigirle como lateral que llegase al menos ocho veces al área y lograse realizar cinco centros a la portería o que fuese capaz de cazar un tercio de los balones que sacaba en largo el equipo contrario sin que botaran antes en el suelo". Eran como dos partidos en uno para que la motivación no estuviera supeditada a la inferioridad del rival: "Así que había partidos que ganaban por 8-0, pero que el futbolista perdía por 2-5".

La motivación era el argumento para un tipo tan sobrado que casi siempre ha jugado en categorías superiores a su edad. Acostumbrado está para debutar hoy con el primer equipo y asumir el peso de la púrpura ante un rival acreditado, el Werder Bremen, en un campo señalado, San Mamés, y con la tez mulata de su piel de vasco mestizo.

Le ayuda, sin duda, que su hermano Muniain, su colega, haya triunfado con partidos fulgurantes que le señalan como la referencia del equipo. Ambos han ido de la mano en esta andadura complicada, especialmente para Jonás, que sigue manteniendo su cara de niño y su aspecto de Thuram, a las puertas de pasar a la historia por doble motivo: ser el primer vasco de raza no blanca en jugar en el Athletic y convertirse en el jugador más joven en debutar con el equipo rojiblanco, ganando por tres meses a Muniain. "A este paso, vamos a jugar sólo con cadetes, pero buenos", recuerda un ex futbolista.

Jonás Ramalho abraza a Muniain en el entrenamiento de ayer.
Jonás Ramalho abraza a Muniain en el entrenamiento de ayer.EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_