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Reportaje:

De Los Lagos a Abantos

La Vuelta, bajo el volcán del dopaje, se inicia hoy con mayoría de favoritos españoles

Ni es el mejor momento para el ciclismo, ni es el mejor momento para la Vuelta. Bajo el volcán del dopaje, donde caben las acciones fundadas y las infundadas (véase el caso de la UCI con Alejandro Valverde para el Mundial, o la decisión alemana con Alberto Contador) y con la presunción de inocencia bajo mínimos, la Vuelta arranca hoy en Vigo. El pelotón parte con el alma en un puño, tras los escándalos de Giro y Tour, y la nómina de figuras reducida, a priori, a un repóker de favoritos, salvo outsiders o desconocidos: Pereiro (si se encuentra a sí mismo), Sastre (si las fuerzas le respetan hasta el final), Sánchez (al que apuntan demasiadas miradas), Marchante (un ejercicio de fortaleza) o Menchov (un tipo duro que a veces flaquea). Es decir, una Vuelta abierta que empezará a enseñar cartas en la primera semana.

El localismo ha sustituido a las grandes aglomeraciones. Con unas pocas capitales de por medio, la Vuelta transcurre por el segundo orden municipal, allí donde el calor humano puede ser cercano, más novedoso, donde se puede recuperar el espíritu perdido. Y en vez de circular inicialmente con monotonía por las habituales etapas clónicas, la salida por el norte ha determinado que las emociones fuertes se produzcan al principio. Al cuarto día, los Lagos de Covadonga dictarán su primera sentencia, quizás la última. En cualquier caso una pista sólida de las cartas que juega cada cual. Así, sin anestesia. Sin más entrenamiento que el que uno lleve en sus piernas.

Es la gran novedad. La gran montaña aparece en las primeras jornadas del recorrido, lo que permitirá determinar la jerarquía de la carrera a las primeras de cambio, trasladando el rumbo de la monotonía al tramo intermedio. Lagos de Covadonga y luego Cerler y Benasque (jornadas 9ª y 10ª) determinan una clasificación general de garantías, sin mentiras, sin demasiadas sorpresas.

Algunos se han borrado de antemano. Es el caso del australiano Cadel Evans, presumible líder del Predictor Lotto que ha anunciado que viene a rodar en la Vuelta para preparar el Campeonato del Mundo. "Acabaré si aguantan las fuerzas, pero no creo que termine la carrera", dijo. De ahí hasta la sierra madrileña, hasta el Alto de Abantos, en la etapa 16ª, se supone que se abre el libro de la rutina o el libro de la aventura. Son dos manuales que a veces dan triunfos de etapa. A por ellos viene Petacchi, el velocista exculpado por la federación italiana, pero perseguido por el Comité Olimpico de su país, que parte, de salida, sin más rivales en el sprint que Freire.

Nadie repetirá el podium del año pasado. Vinokúrov está sancionado, Valverde no compite y el positivo de Kashechkin se ha confirmado. La renovación es inevitable, aunque en la Vuelta se teme el impacto que pudiera tener la comunicación del contraanálisis del positivo de Iban Mayo en el Tour. El vasco ha sido extrañamente relegado hasta el comienzo de la ronda española. Es el signo de los tiempos. Todo bajo el volcán, todo bajo sospecha, todo entre guerras banderizas organizativas e institucionales. Y Vigo viviendo la doble sensación, contradictoria, de acoger la primera etapa de la Vuelta (153 kilómetros llanos, nada de prólogos ni espectáculos gratuitos) y de sufrir las consecuencias: calles cortadas, aparcamientos prohibidos bajo un sol radiante y un cielo andaluz. El riesgo de tormenta, en este caso, no es meteorológico.

Pereiro, tras el entrenamiento de ayer en Vigo.
Pereiro, tras el entrenamiento de ayer en Vigo.EFE

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