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Crónica:21ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Leo, el rescatador

Messi, con dos remates con la derecha, vuelve a sacar al Barça del atolladero ante un Racing que malgastó sus balas

No es alto, pero su figura es enorme. Alargada. En un partido sin término medio de estatura: o tipos muy grandes como Zigic (techo de la Liga), Touré Yaya, César Navas y Busquets o tipos menudos y de apariencia frágil como Jonathan Pereira (1,66 metros), Munitis, Xavi, Iniesta... Algo así como David y Goliat en el siglo XXI. Y volvió a ganar David, aunque esta vez necesitó dos hondas para derribar el gigantismo del Racing. David el grande era Messi, al que Guardiola había resguardado en el banquillo y del que tuvo que tirar inevitablemente no tanto por el resultado adverso tras el gol de penalti de Zigic como por la planicie que se observaba en un Barça que jugaba como casi siempre (tocando, elaborando, moviendo), pero con una diferencia sustancial: a una velocidad menor. Y, claro, ese juego a esa velocidad corría el riesgo de parecerse más al futbito que a las exigencias de un partido de fútbol.

RACING 1 - BARCELONA 2

Racing: Toño; Valera, César Navas (Luccin, m. 90), Oriol, Marcano; Munitis, Colsa, Lacen, Toni Moral (Sepsi, m. 60); Jonathan Pereira (Tchité, m. 67) y Zigic. No utilizados: Coltorti; Pinillos, Moratón y Edu Bedía.

Barcelona: Valdés: Alves, Piqué, Márquez, Abidal; Xavi, Touré Yaya, Busquets (Messi, m. 60); Iniesta (Cáceres, m. 90), Eto'o (Gudjohnsen, m. 85) y Henry. No utilizados: Pinto; Bojan, Sylvinho y Hleb.

Goles: 1-0. M. 55. Zigic, de penalti. 1-1. M. 65. Centro de Henry, cabecea Xavi al travesaño y remata Messi. 1-2. M. 80. Messi.

Árbitro: Fernández Borbalán. Expulsó a Márquez (m. 88) y Piqué (m. 90+3) por doble amonestación. También mostró la tarjeta amarilla a Munitis, Zigic y Alves.

22.200 espectadores en El Sardinero.

Los azulgrana fueron incapaces de crear una sola ocasión en la primera mitad
En su segundo balón, el argentino se sacó un disparo perfecto que les dio el partido
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El Racing, fiel a su costumbre de noquear al Barça cuando juegan en febrero, lo había hecho casi todo bien en la primera mitad. Infranqueable por el centro, se bastaba para frenar al Barça en las inmediaciones del área. Jugaba el equipo de Guardiola sin extremos porque la banda derecha era cosa de Alves y el brasileño tenía plomo en las piernas y la izquierda de Henry, que tenía frío.

De poco valían así el caracoleo de Xavi e Iniesta o los robos de balón de Busquets. Cuesta trabajo creer que el Barça fuera incapaz de crear una sola ocasión de gol en la primera mitad. Lo más parecido a una jugada de peligro fue un centro de Henry que atajó Navas cuando asomaba Eto'o.

Tenía algo que ver el partido con el que disputó el Barça en Pamplona. Advirtió entonces Guardiola que habían jugado con fuego. La hoguera se repitió y al equipo azulgrana le salvó el que Jonathan Pereira y el árbitro no quisiera echar más leña al fuego. Con el empate inicial, el menudo delantero, que había desacreditado a Márquez en cada carrera, se plantó en dos ocasiones ante Valdés y en las dos dudó. El factor referencial de Zigic en el Racing es tal que sus compañeros siempre piensan en él como primera opción aunque su único obstáculo sea el portero. Le pasó a Jonathan Pereira, que, aun así, disparó la primera vez contra el poste y la segunda contra la red por fuera. El árbitro tampoco quiso atizar la hoguera y miró para otro lado cuando Piqué arrastró hasta el suelo a Zigic en un saque de falta. Fue un penalti tan clamoroso que El Sardinero se indignó tanto como se resignó.

Grandes y pequeños, otra vez metidos en el asunto, en la pelea. Era quizás la mejor versión del Racing y la peor de un Barça muy plano, muy obsesionado por entrar por donde no debía. Era el Barça habitual, obsesionado por el balón, aseado, pero sin capacidad de remate, chato en el área, jugando con fuego.

Y llegó el gol del Racing en la enésima oportunidad en que Jonathan Pereira se iba de Márquez, que le derribó, impotente. Zigic marcó y Messi salió. Lo segundo fue más importante que lo primero. A los cinco minutos, casi en su primer balón, David el grande, Leo, empató el encuentro. Fue un gol raro, como el partido, difícil de ver: un remate de cabeza de Xavi al larguero y un remate de Messi con la derecha. Ahí resucitó el Barça, metió una velocidad más y acorraló a un Racing que, harto de correr tras el balón cosido a los pies de Xavi e Iniesta, dio muestras de cansancio. Messi se instaló en la cal de la banda y esperó sus oportunidades con la honda cargada con una nueva piedra para cuando fuera el caso. Casi en su segundo balón, se sacó un disparo perfecto, precioso y preciso que dio el partido al Barça cuando sólo restaban diez minutos. Para entonces, el técnico del Racing había decidido retirar a su chiquitín, a su mejor futbolista por muy dudoso que estuviese en el área. En el Racing manda Zigic, pero juega Jonathan. En el Barça mandan todos, pero con Messi es otra cosa. Como en Pamplona. Como casi siempre.

Messi celebra el segundo gol del Barça ante el Racing.
Messi celebra el segundo gol del Barça ante el Racing.AFP

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