_
_
_
_
_

El Lepe juega en serio

Es uno de los tres conjuntos de Tercera que siguen en la Copa y quiere medirse al Madrid

El San Roque de Lepe, equipo onubense del Grupo X de Tercera División, ha llegado a la cuarta ronda de la Copa del Rey en medio del clamor popular de todo el pueblo, y el sorteo celebrado el pasado lunes lo ha emparejado al Orihuela. Pero el objetivo de los leperos radica en medirse con el Real Madrid. Los jugadores del San Roque se han propuesto regalar a cada madridista una caja con fresas del pueblo y una cinta de los mejores chistes de la localidad, como hicieron en octubre con los del Recreativo de Huelva, de Segunda División B, a los que eliminaron.

El fútbol es actualmente algo muy serio en Lepe. Los aficionados fletaron un vuelo charter hasta Asturias en la anterior eliminatoria, frente al Hispano, y ahora preparan el alquiler de un tren especial hasta Orihuela. "Llegaremos lejos, de momento lo hemos hecho hasta Orihuela", comenta eufórico el directivo Isidoro Ruiz. La ilusión tiene forma redonda en Lepe.El San Roque reúne una filosofía futbolística basada en el balonazo. Dirceu, ex jugador de la selección brasileña y del Atlético de Madrid, se lamentó una vez: "Entrego balones a mis compañeros y me devuelen sandías". Un jugador del San Roque asegura rotundamente: "Dejemos a un lado los juegos florales, lo importante es patear duro la sandía". El capitán del equipo, Salvador, de 28 años, define la Tercera División del fútbol español con crudo realismo: "Hay un par de equipos capaces de trazar algo de fútbol, y el resto se limita a la fuerza y a pegar pelotazos a las nubes". El San Roque entrena cada día a las ocho de la tarde, con un frío mortal, y esta concepción futbolística del trallazo hace que los balones vuelen frecuentemente por encima de las gradas del estadio municipal -que tiene capacidad para unos 4.000 espectadores- hacia la calle. Entonces los jugadores gritan al utillero: "Quillo, la pelota".

El San Roque tuvo unos inicios eminentemente religiosos. Fue fundado el 31 de octubre de 1956 por el párroco del pueblo, José Arrayas. El sacerdote vivía atormentado por la fuerte rivalidad existente entre el equipo de Acción Católica y el de los jóvenes que no pertenecían a esta comunidad religiosa. Una mañana decidió anirlos a todos en un mismo equipo, al que puso el nombre del patrón del pueblo, San Roc.ue. Luego compró 11 camisetas por un total de 700 pesetas al trapecista de un circo que Paraba en Lepe, y aquellos colores albinegros quedaron para la posteridad.

El fútbol es ahora una cuestión de vital importancia en Lepe, localidad onubense de 15.000 habitantes, con una economía agrícola, sin paro. El presidente del San Roque, Juan García, debe atender diariamente en su ferretería las peticiones de localidades de los vecinos para el partido de ida de la Copa frente al Orihuela, que se celebrará en Lepe el próximo 13 de diciembre.

Presupuesto de 40 millones

El San Roque milita en Tercera División desde la temporada 8687, tiene 1.600 socios, y actualmente ocupa el tercer puesto en la clasificación, a un solo punto del líder, el Écija. El equipo ha presupuestado para esta temporada 40 millones de pesetas, y cada jugador cobra una media anual de 900.000 pesetas de ficha. Todos ejercen alguna profesion al margen del fútbol. Hay funcionarios, administrativos, estudiantes y un albañil. Ningún jugador nació en el pueblo: la mayoría son de las provincias de Huelva y de Sevilla. La plantilla une a jóvenes promesas con jugadores llegados de categorías superiores, como Anzarda, uno de los futbolistas más veteranos de las competiciones españolas, con 36 años, que jugó en el Recreativo de Huelva; Salado, procedente del Betis; o José Mari y Fali, que vienen del Real Jaén y del Linares.Los jugadores deben entender el fútbol como una diversión, según el entrenador, Rafael Román: "De lo contrario, no se explica que entrene gente que ese mismo día ha trabajado ocho horas en otra cosa". Román trata de inculcar a la plantilla una filosofia que se resume en la frase del dramaturgo Bertolt Brecht: "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: ésos son los imprescindibles".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_