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Entrevista:JOSÉ MARÍA CANEDA | PRESIDENTE DEL COMPOSTELA

''En la Liga mandan cuatro caciques"

Xosé Hermida

José María Caneda ha irrumpido en el fútbol profesional como elefante en cacharrería. El presidente del Compostela, 49 años, no deja títere con cabeza e insiste en que su entrenador, Fernando Vázquez, podrá acogerse cuando lo desee al caso Bosman para alinear cuatro extranjeros. De temperamento volcánico y modales populistas, Caneda es la cara opuesta a la de los multimillonarios que desembarcan en el fútbol en busca de notoriedad social. Hijo de una modesta familia de 12 hermanos, vive de un taller mecánico y del sueldo que percibe del Ayuntamiento, accionista mayoritario del club. De joven fue atleta y ha dedicado media vida al fútbol modesto como directivo y hasta entrenador.Pregunta: Menos de 600 millones de presupuesto, superávit la última temporada y clasificado entre los primeros. Ya explicará usted la fórmula.

Respuesta: No hay fórmulas mágicas, es cuestión de gestionar bien o mal. En el fútbol se enfrentan 11 hombres contra 11. Todos entrenan igual o incluso entrenan más los que cobran menos. Una cosa es lo que cuesta un jugador y otra lo que vale realmente. En el mercado hay locos que pagan 1.000 millones por futbolistas que no valen eso. Nosotros tenemos nuestro propio modo de gestionar empresarialmente el club.

P. Seguro que muchos le dijeron que estaba loco cuando no renovó a Santos [el entrenador que llevó al equipo de 3ª a 1ª] y fichó a Fernando Vázquez, un desconocido.

R. Los locos son los que no me entienden. Cada uno tiene que ir adelante con sus ideas y el tiempo ya te dará la razón.

P. Y ahora que está dispuesto a jugar con cuatro extranjeros, también le dirán que está loco.

R. Sí, claro, pero uno tiene que jugar sus propias cartas. Si yo tengo dos europeos, mi obligación es presionar para que jueguen sin ocupar plaza de extranjero.

P. ¿Y no le echa para atrás la sanción por ese motivo al Costa Naranja de baloncesto?.

R. Tengo entendido que en ese caso hubo un problema de fichas. Pero estoy seguro que si sus tres extranjeras estaban correctamente fichadas a quien sancionarán al final será a la Federación de baloncesto. Nosotros seguimos en nuestra postura y si el entrenador lo quiere podrá alinear a los cuatro foráneos.

P. En Alemania se ha firmado un pacto entre todos los equipos para no aplicar la sentencia del caso Bosman. ¿Habrá que hacer aquí lo mismo?

R. Ese pacto no es posible ni en Alemania ni en ningún lado. Se caerá por su propio peso cuando un futbolista cualquiera reclame sus derechos. Los pactos no tendrán validez sin contar con los jugadores y no me parecen ni democráticos, ni ajustados a la ley. No sé de qué vale integrarse en Europa si no se cumplen acuerdos tan relevantes como éste.

P. Usted, que viene del fútbol modesto, no parece haber tenido muy buena experiencia en el ámbito profesional. De mafiosos para abajo, les ha llamado de todo a sus dirigentes.

R. Las crítica ayudan a que la gente ande con pies de plomo. Me hace gracia cuando dicen que yo no sé lo que digo. Eso sólo lo piensan los tontos. Sé perfectamente cuándo me interesa meter la pata o cuándo hago burla de mi mismo. Cuando hablo tengo mucho cuidado de no utilizar palabras que puedan hacerme incurrir en un delito y lo único que pretendo es que mis opiniones surtan efecto. Hay que tener agallas y estar espabilado para que no te coman las cucarachas.

P. ¿ Quién manda en la Liga de Fútbol Profesional?

R. Dicen que los equipos, pero yo no me lo creo. Simplemente creo que mandan cuatro, caciques.

P. Se refiere a los equipos grandes...

R. Sí, sí... cuatro caciques en connivencia con sus directivos.

P. ¿Y a los equipos pequeños les dejan pintar algo?

R. De momento, tenemos voz y voto, que antes ni eso había. Si alguien caciquea en un sitio es porque los demás le dejan. Los pequeños no sabemos estar a la altura y por eso yo tampoco le echo la culpa al Madrid o al Barcelona. Quién crea que hay democracia en el fútbol se equivoca. Esto es una dictadura del dinero, una forma de dictadura que esclaviza más que ninguna.

P. La mayoría de los directivos de fútbol son lo contrario que usted: tienen mucho dinero y poca experiencia deportiva.

R. Esa gente es la que suele gastar cantidades terribles con los mismos resultados que logramos los demás. Clubes como el Valencia, con 3.800 millones de presupuesto y un equipo de fenómenos, las están pasando canutas. La cuestión es cómo se gasta el dinero y en eso nosotros llevamos la delantera. Creo que a partir de ahora, y con el ejemplo que hemos dado en el Compostela, habrá muchos equipos que se miren en el espejo.

P. ¿Se dilapida demasiado en el fútbol?

R. Sí, no hay medida y la gente que lo gasta tan alegremente no responde con su patrimonio personal. Hay presidentes, como Gil, que buscan el lucro personal y vienen de otras empresas que no tienen nada que ver con el fútbol. Y si un club como el Atlético de Madrid o el mismo Espanyol tienen un día un reventón, lo pagaremos todos.

P. ¿Se ve en Europa?

R. Es una utopía pensar eso cuando queda toda la segunda vuelta. Lo que único que pienso es que estamos dando un ejemplo maravilloso y haciendo un fútbol de alta calidad.

P. ¿Podrá mantenerse mucho tiempo el Compostela entre los grandes con los medios actuales?

R. No, si en uno o dos años no ampliamos el estadio, no tendremos posibilidad de defendernos en Primera. La Liga impondrá un mínimo de 18.000 espectadores y nosotros sólo tenemos 12.000. Serán los políticos, nuestros accionistas, los que decidan. Pero no les veo una conciencia clara. El deporte no se atiende como es debido y eso que ninguna empresa ha promocionado tanto Santiago como el Compostela. A veces te ven como si fueras el enemigo y sólo quieren el club para usarlo en tiempo de elecciones.

P. Con un una opinión tan negativa sobre las estructuras del fútbol, ¿nunca ha tenido ganas de dejarlo?

R. No, eso te empuja a seguir luchando y por lo menos a darte el gusto de llamarles peleles.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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