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Reportaje:Primeros Juegos suramericanos

Lula: "Río tiene alma, corazón"

En las dos anteriores ocasiones en las que Río de Janeiro se ofreció para organizar unos Juegos Olímpicos, los de 2004 y los de 2012 (también aspiró a los de 1936), la ciudad brasileña ni siquiera tuvo la oportunidad de presentar sus valores a la votación final, pues había caído derrotada en el corte previo.

Ayer, en Copenhague, por primera vez tuvo el gigante latinoamericano la oportunidad de presentar ante los conspicuos miembros del COI sus argumentos, la razón de su pasión, la oportunidad de que su presidente, el emotivo sindicalista Lula da Silva, se convirtiera en el gran protagonista de la jornada. Se lo reconoció hasta Zapatero. "He felicitado a Lula por la gran estima personal que le tengo", dijo el presidente del Gobierno español.

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Lula, el presidente que desde 2003 ha liderado una transformación increíble en el país amazónico, fue el número uno en Copenhague ya por la mañana, emocionando hasta a las piedras con su discurso defendiendo el derecho de Suramérica, del "tercer mundo", a participar de la fiesta olímpica.

Lo fue, sobre todo, también por la tarde, después de que Jacques Rogge, el presidente del COI, rasgara el sobre que contenía la tarjeta con el nombre de Río de Janeiro. En esta ocasión quien se emocionó de verdad fue el propio presidente brasileño, quien no pudo aguantarse las lágrimas cuando atendía a la prensa. "Pensé hace tiempo que no volvería a emocionarme en la vida. Río tiene alma, tiene corazón", dijo Lula secándose los ojos. "Ya se me caían las lágrimas cuando subí al podio a hablar. Estaba defendiendo a Brasil y ya por estar aquí, por vivir esto, aunque hubiéramos perdido, habría merecido la pena el intento. Nadie duda de la grandeza de la economía brasileña. Las otras ciudades presentaban sus propuestas, Brasil mostraba su corazón".

Lula reconoció que cuando vio aterrizar el avión de Obama pensó que todo estaba perdido. "Somos un país colonizado, que ha sufrido mucho y por eso creíamos que éramos pequeños", dijo el presidente brasileño, quien también mostró su "respeto" por su camarada Zapatero. "Dios ha querido que ganáramos. No somos de segunda clase, somos de primera. Era necesario demostrar que un país del tercer mundo puede acoger los Juegos. Y vamos a mostrar los mejores Juegos que el mundo haya visto".

Será en 2016, un año en el que Lula ya no será presidente de Brasil.

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