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Reportaje:Fútbol | Liga de Campeones

"El Madrid y el Bayern han perdido el rumbo"

Ottmar Hitzfeld, técnico del equipo bávaro por una llamada desesperada de Beckenbauer, analiza el choque entre dos grandes en crisis

Diego Torres

Si el fútbol es una droga, como se suele decir, sus efectos en el organismo conducen a un agotamiento mental y físico irreversible. Ottmar Hitzfeld lo vivió en persona. Pero ya está mejor. Las profundas bolsas que colgaban de sus ojos en 2004 se han atenuado. Ha recuperado el brillo en las pupilas y ha vuelto a pisar los campos de Säbener Strasse 51 con la energía de un cadete. En estos días se le ha visto pasear por el césped con el donaire propio de un aficionado que palpita ante una ocasión única. A los 58 años, Hitzfeld vive como si le hubiesen hecho el regalo más maravilloso que se le puede hacer a un entrenador que se retiró hace tres temporadas voluntariamente después de 15 años de estrés, desgarros emocionales, turbulencias amorosas, dos Copas de Europa, seis títulos de la Bundesliga y dos Copas alemanas. El obsequio le llegó hace un mes, en forma de llamada telefónica. Al otro lado de la línea, Franz Beckenbauer con una misión para él: "Vuelve a entrenar al Bayern. La Liga está perdida, así que haz lo que puedas en la Liga de Campeones. Y en junio te vuelves a casa".

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Así fue como Felix Magath fue sustituido por Hitzfeld, que hasta entonces comentaba los partidos para la cadena de televisión alemana Premiere. Mañana visitará el Bernabéu para acomodarse en el banquillo visitante. "Regresar allí es un sueño", dice; "un sueño hecho realidad".

Empezaba a cogerle el gusto a la jubilación. Se había negado a entrenar a la selección alemana. Y de pronto, le han asignado un trabajo de corta duración. Sólo debe conducir a un Bayern descompuesto al encuentro del Madrid. Como no tiene mucho que perder, experimenta la eliminatoria con curiosidad de hincha. La semana pasada recibió a un grupo de periodistas españoles con una batería de preguntas: "¿Se ha recuperado Emerson? ¿Jugará...? ¿Y Roberto?".

Interrogado por los "puntos débiles" del Madrid, el técnico del Bayern lo examina línea por línea: "En la defensa, Cannavaro tiene que coger ritmo", señala. "En el centro del campo está la parte más sobresaliente del equipo. Allí veo a Raúl recuperado, con ritmo, muy creativo, con una moral muy alta. Lo valoro no sólo como jugador: es un hombre extraordinario. Será un factor muy importante a tener en cuenta. A Gago le falta experiencia, es demasiado joven para afrontar una situación como ésta. El que sí puede crear mucho es Guti, pero le falta confiar en sí mismo. A Guti lo veo un poco inseguro. Como a todo el equipo, con una dosis de inseguridad mental. Luego, en ataque, Van Nistelrooy siempre es un peligro, pero le cuesta porque le falta asimilar automatismos. Al parecer, todavía se tiene que adaptar a la forma de jugar del equipo".

"Ellos están buscando su identidad", reflexiona Hitzfeld. El Madrid, opina, es un complejo de ideas contradictorias. Mezcla de arcaísmos italianos con resabios de la generación que alzó la Copa de Europa en 2002. "La filosofía italiana es la del entrenador", dice, con una media sonrisa. "Y claro, si fichan a un entrenador italiano hay que aceptar la filosofía italiana".

"El Madrid, como el Bayern, han perdido su rumbo", dice. "Los problemas del Bayern se deben, sobre todo, a que Ballack y Zé Roberto dejaron el club, cosa que hasta ahora no se ha sabido compensar. No sé por qué. El hecho es que no los sustituyeron y esto ha degenerado en un déficit claro en el centro del campo. Ahí está nuestro problema".

El jueves pasado Hitzfeld se dedicó a hablar con sus jugadores. Uno a uno, los fue cogiendo aparte sobre el campo. Un poco a Kahn, otro poco a Van Bommel, otro poco a Schweinsteiger, a Hargreaves y a Makaay. Les habló con cariño. Con esa ternura tan germánica, más propia del abuelo de Heidi que de los reyes de Prusia. "Yo no soy aficionado a las ideas militares. Trabajo con seres humanos, con personas. Hay que encontrar una buena mezcla entre confianza y mano dura. Pero para mí lo más importante es darle confianza a los jugadores".

"Hay que ser realista", continúa. "Pero pienso positivamente. Pienso que será un partido de Liga de Campeones y no de Bundesliga. Y el Bayern ha demostrado que en este torneo juega mejor que en el campeonato alemán. Quedó primero en la fase de grupos y sólo recibió tres goles".

El principal hándicap del Bayern es la ausencia de futbolistas que marquen la pauta en el eje del campo. Carece de un Ballack, un Effenberg, o un Matthäus. Su pasador natural, Scholl, está viejo y no aguanta ni medio partido. Hitzfeld sabe que todo esto no es responsabilidad suya. Él no diseñó la plantilla. "Procuraré sacar el máximo de lo que tengo. ¡Pero no soy un mago!", dice, con mucha calma.

La charla se desarrolló una vez que el entrenamiento hubo terminado. Durante el mismo, Hitzfeld dedicó 40 minutos a las jugadas ofensivas a balón parado. Contra el Madrid, no piensa que pueda hacer mucho más. "Mi trabajo se centrará en conseguir que defendamos bien", explica. "Para compensar la falta de creatividad tendremos que correr mucho, recurrir a la fuerza física. Es verdad que nos faltan los jugadores con fantasía, los que puedan dar el último pase. Schweinsteiger sí está capacitado, pero todavía es muy joven. Hargreaves sí que puede imponerse, pero más bien con su fuerza física. Y Van Bommel tiene poderío. Hay un déficit en el medio campo, pero nuestros delanteros son muy buenos. Makaay es imprescindible. Posee un instinto goleador que hace que tenga un valor incalculable para nosotros".

Sea cual fuere el resultado de la eliminatoria, Hizfeld está tranquilo. Goza de una situación tan satisfactoria, pensando en su retirada estival, que hasta se permite recomendar un sucesor para el banquillo muniqués: "Bernd Schuster es un técnico muy preparado. Creo que el Bayern haría una buena elección si le nombra entrenador".

Ottmar Hitzfeld.
Ottmar Hitzfeld.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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