El Málaga empata, como casi siempre

Con el Málaga en danza, un empate es lo más normal. El de ayer fue el séptimo de la temporada, tras un partido que fue un tiovivo. El Málaga se adelantó por dos veces, pero se marchó contento con su puntito. El Sporting buscó más el gol y tuvo mejores ocasiones, aunque para empatar tuvo que contar con la colaboración de Munúa, que se tragó un remate lejanísimo de Canella.

El Sporting salió condicionado por la ausencia de sus dos pivotes del centro del campo. Rivera estaba sancionado y Preciado echó más madera al dejar en el banquillo a Míchel, alimentando los rumores sobre el posible traspaso del canterano al Birmingham, de la Premier. Diego Camacho y, especialmente, un Matabuena fuera de onda obligaron a añorar a los titulares. El Málaga sí tenía a Duda, el futbolista que marca las diferencias en un bloque muy justito. El de Muñiz no es una roca en defensa y tampoco provoca demasiadas oportunidades. Por eso, cada aparición de Duda fue como una revelación. En el gol, además de calidad, tuvo la sangre fría para insistir con una volea cruzada tras el primer rechace de Lora.

En contra de la corriente se notaron más los costurones del Sporting, que ha perdido la frescura de comienzos de temporada. Los rivales saben que controlando a De las Cuevas y Diego Castro tienen mucho adelantado. Y a eso se aplicó el Málaga, que no se fue al descanso con ventaja porque en el último segundo del descuento apareció Gregory, una fuerza de la naturaleza, para cabecear un córner.

En la segunda parte se relajaron los corsés tácticos y el espectáculo salió ganando. En parte porque Preciado recurrió a Míchel. Y también porque, una vez que el Málaga volvió a adelantarse, el Sporting se fue arriba con todo y casi con todos. El empate llegó en el remate más inesperado y al final pudo pasar de todo porque, con el Sporting volcado, Pedrito tuvo una contra que resolvió con un remate fácil para Juan Pablo.