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El Masters de las oportunidades

Así llegan los favoritos y los españoles a la edición más abierta de Augusta

Si el primer grande de la temporada de golf es habitualmente como el melón que se abre sin saber cómo saldrá, la edición del Masters de Augusta que comienza este jueves redobla las incógnitas. O, más bien, las oportunidades para gran número de golfistas. La pradera más famosa del mundo acoge este año el torneo más abierto de los últimos años. Las apuestas son muy diversas. Y ya no mandan los estadounidenses. Los europeos se han colado en terreno enemigo dispuestos a cobrarse una antigua deuda. Ningún europeo gana el Masters desde Olazábal en 1999. Así llegan los favoritos. Y así llegan los españoles.

Martin Kaymer, el rey

"Un cabeza cuadrada. Lo tiene todo muy planificado. En el campo nada le distrae. Cuando tiene un plan, va a por él". Así define el español Álvaro Quirós a su amigo y nuevo número uno del mundo. Kaymer es la sobriedad y la concentración jugando al golf. Muy pocos errores. Juego muy completo. El año pasado se matriculó ganando el Campeonato de la PGA. Fue novato del año en 2007. La temporada pasada consiguió cuatro torneos. En esta ya ha levantado la copa en Abu Dhabi. El número uno del futuro tiene solo 26 años. Kaymer ha llegado para quedarse.

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Lee Westwood, 10 entre 10

Pocos días después del Masters cumplirá 38 años. Su coronación en un grande es anunciada desde hace años. Pero Westwood ha rozado muchas veces la gloria sin saborearla. El inglés ha acabado 10 veces entre los 10 mejores en un grande, entre ellas dos veces segundo y tres veces tercero. El año pasado se quedó a un paso de Mickelson en Augusta. Competidor nato, tiene la dureza del jugador de rugby que fue. Quizá le falte creerse ese último escalón que necesita para ser el mejor. Antes que Kaymer, fue número uno mundial.

Phil Mickelson juega en casa

Caído Tiger a los infiernos, Mickelson se convirtió la temporada pasada en el nuevo héroe americano al ganar su tercer Masters de Augusta, a solo uno del cuarteto de Woods. Su trayectoria desde entonces ha sido un tanto irregular, pero Phil juega en casa en Augusta, un campo que conoce como nadie y que se ajusta como anillo al dedo a un zurdo potente como él. Ante el resurgir europeo, es la mejor baza, a priori, entre los veteranos golfistas estadounidenses.

Luke Donald, su momento

Tiene 33 años, justo la edad media de un primer ganador de un grande en el golf. Y llega después del espaldarazo que supuso ganar el Mundial de Match Play con unos registros asombrosos, el menor número de hoyos hasta la final, y dando buena cuenta de Kaymer. Si muestra esa solidez, es un candidato muy serio. Una pega: Augusta no se le ha dado bien últimamente. En dos de las tres últimas ediciones, no ha pasado el corte.

Tiger Woods. Interrogante

Cualquier golfista dice lo mismo: Tiger volverá a ganar un grande. También cualquiera apunta: Pero no volverá a dominar el golf como antes. Los tiempos de la dictadura de Woods se han acabado, o eso parece, y el Tigre rebusca y rebusca persiguiendo el juego perdido. El año pasado no ganó nada por primera vez en su carrera. Le ha dado vueltas al putt y al swing, pero sigue sin vencer. Puede que el problema no esté en sus hombros, sus piernas o sus manos, sino en su cabeza. Da la impresión de que Woods no ha recuperado esa concentración y mentalidad de hierro que le hacía casi invencible. En cualquier momento puede volver a ser el que fue. O no...

Los españoles. Cada caso es un mundo entre la participación española. Sergio García llega convencido de su reinvención. Ha apartado la bolsa de palos durante meses con el deseo de echar de menos el juego y recuperar la ilusión. En sus golpes se ven brotes verdes del jugador de gran calidad que ha sido. Falta la prueba más dura, su mente. Y Augusta es el obstáculo perfecto. Una vez más, El Niño en el diván.

Miguel Ángel Jiménez llega, claro, feliz de la vida. En Augusta ha sido el mejor español en las últimas ediciones. Sabe adaptarse al campo y no luchar contra él. El Pisha suele asegurar un buen papel.

Chema Olazábal resume así sus sensaciones: "En Augusta me siento en paz conmigo mismo. Ahí soy verdaderamente feliz". El último ganador europeo del Masters vuelve al hogar donde ganó dos chaquetas verdes con mejor cuerpo que otros años y mejor ánimo. Los dolores de espalda le han dado un leve respiro y la capitanía de la Ryder le ha vuelto a situar en la pomada del circuito.

Álvaro Quirós representa mejor que nadie aquello de La potencia sin control no sirve de nada. El mejor pegador del circuito europeo, feliz en las calles tan grandes de Augusta, ha aprendido también a controlar un carácter demasiado volcánico. Más paciente, tiene una asignatura pendiente: como mínimo, pasar el corte.

Las sorpresas. Augusta es tan especial que abre el abanico para muchas posibilidades. Rory McIlroy, norirlandés, representa el golf natural, sobre todo con ese swing tan delicioso. Y al otro lado del charco aparece Ricky Fowler. Y ojo, mientras Europa y Estados Unidos se pelean, los jugadores asiáticos van creciendo y tomando posiciones. Choi, por ejemplo, luchó el año pasado hasta el final por la chaqueta verde.

Martin Kaymer, número uno del mundo, en una imagen de archivo.
Martin Kaymer, número uno del mundo, en una imagen de archivo.DAVE MARTIN (AP)

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