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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Osasuna fue un puñal

Osasuna consiguió una merecida victoria tras aprovecharse de la apatía rojiblanca en la primera mitad

Comenzaba lo bueno. La vuelta de los octavos de copa enfrentan a Osasuna y Atlético. Tensión y nervios a flor de piel en el terreno de juego. Se acabó la especulación. Es lo que tiene esta competición. A emoción no le gana ninguna. Y, a priori, quien más emoción tenía que poner era el Atlético, que necesitaba hacer al menos un gol. Más de un colchonero se frotaba las manos con sólo pensar que el encuentro se disputaría lejos del Calderón, pero la máxima de que el Atlético da el "do" de pecho fuera de casa no se cumple siempre. Y esta noche tenía a un equipo muy en forma, y que en su campo amarga la vida.

Por eso no sorprendió demasiado que el comienzo del partido nos deparara un escenario bien diferente al de Balaídos hace unos días. Desde el comienzo, al Atlético le costó tener el balón en los pies, y cuando lo tuvo le costaba horrores hacer algo provechoso con él. Nekouman y compañía dejaban que la defensa se gustara en pelotazos largos, pero si el esférico pasaba por los pies de Maniche o Luccin la cosa era diferente. Aparecían como de la nada tres o cuatro osasunistas. La cosa no pintaba nada bien para los visitantes. Parecía que el gol era cuestión de tiempo, y así fue. Llegó tras un fallo defensivo, que permitió que un rechace fuera cazado en la frontal por Puñal, cuyo disparo no pudo atajar Pichu.

Todavía no estaba todo perdido. Un gol metía al Atlético en la eliminatoria, pero siendo sinceros, parecía más cercano el segundo pamplonica que el empate. No sólo porque los jugadores locales parecieran perros de presa tras el balón, sino porque en el conjunto de Aguirre se veía muy poco fútbol. Mista y Torres se encontraban aislados y muy lejos de donde discurría la acción, y Galletti y Antonio López miraban más a su propia área que a la de Ricardo.

Precisamente por la banda del argentino llegó la acción que posibilitó el segundo gol rojillo. Una internada de Corrales es cortada por Seitaridis claramente en falta, y es penalti es transformado de nuevo por Puñal. El Atlético empezaba a perder el rumbo en el Reyno de Navarra.

Tras el segundo tanto, los madrileños intentaron estirarse como buenamente pudieron. Agüero salió a calentar del banquillo y Torres se desesperaba en el campo, pensando quizás, por qué no había empezado el encuentro a su lado. Osasuna ahora dejaba que el rival se adentrara un poco más en su campo, lo que posibilitó un par de ocasiones rojiblancas, una de ellas muy clara en la que nadie acierta a rematar un balón franco colgado desde la izquierda. El descanso frenó el despertar atlético. Quedaban cuarenta y cinco minutos para dos goles.

El Atlético nunca tuvo demasiada fe

En la reanudación, Javier Aguirre dio entrada a Agüero y Jurado. La verdad es que en ocasiones su afán por protegerlo no se entiende demasiado. Osasuna empezó como lo hizo en la primera parte. Mucha presión y con mucho orden, pero el empuje rojiblanco esta vez era mayor, y los locales no tenían necesidad de arriesgar en exceso. El encuentro transcurrió sin ocasiones claras hasta que se cumplió el primer cuarto de hora de juego. En ese momento empezó el desatino del árbitro. Muñiz Fernández se comió un penalti clamoroso cometido sobre Agüero.

Unos minutos después, Josetxo golpea con los tacos la pierna de Jurado. El colegiado considera que sólo se merece una amarilla. La falta (desde una posición muy escorada) es sacada por Pernía y se estrella en el larguero. El Atlético comenzaba a mereceer mejor suerte.

Para ese entonces el encuentro ya era un típico choque de Copa. Un correcalles donde todos los jugadores se dejaban la piel en cada jugada. El Atlético era el que más cerca estaba del gol, pero aunque tenían el balón, su juego dejaba mucho que desear. Empujados por el corazón más que por la brillantez, estuvieron a punto de verse sorprendidos por un remate de Nekouman desde dentro del área, pero el balón se marchó por encima de la portería defendida por Pichu.

Después de media hora de juego, los de Ziganda se mantenían a la expectativa. De hecho el último cuarto de hora de juego no tuvo nada relevante futbolísticamente hablando. Osasuna hacía uso de la picardía siempre que podía para que el tiempo se le hiciera más escaso al rival, que llegados a este punto había bajado casi completamente los brazos. Aún hubo tiempo para la típica tangana de última hora, pero lo dicho, en cuanto a fútbol, muy poquito.

Osasuna logró sin demasiados esfuerzos mantener la renta que había conseguido en una brillantísima primera parte, consiguiendo de este modo una clasificación merecida si se analiza el global de ambas eliminatorias. Al Atlético siempre le quedará la Liga.

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