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Paraguay cambia su eje de rotación

La selección de Gerardo Martino propone un estilo ofensivo frente a referentes históricos basados en el candado

Hubo un tiempo en el que para Paraguay ganar un partido consistía, contrariamente al tópico habitual, en encajar un gol menos que el contrario. De la mano de entrenadores tan variopintos como el brasileño Paulo César Carpeggiani, el italiano Cesare Maldini o el uruguayo Aníbal Ruiz, los Guaraníes confiaron su suerte a jugadores de perfil rocoso y espíritu inquebrantable. El modelo alcanzó su perfección en el Mundial de Francia 1998. Allí, los centrales Carlos Gamarra y Celso Ayala adquirieron fama universal como la pareja más granítica del panorama futbolístico.

Paraguay avanzó con solvencia hasta los octavos de final. Bulgaria, España y Nigeria se estrellaron contra su muro y solo encajaron un gol en los tres partidos de su grupo. Solo la selección anfitriona pudo con ellos gracias a un gol de Laurent Blanc, próximo seleccionador francés, en el minuto 113 de la prórroga.

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Aquel estilo marcó un referente para los resultadistas de la época que, además aportaban las credenciales del matiz excéntrico del capitán José Luis Chilavert que bajo los palos o fuera de ellos representaba la única licencia al esparcimiento para un equipo de convicciones marciales.

Así fue hasta la llegada del Tata Martino que llegó al cargo en 2007 procedente de modestos banquillos argentinos y tras conquistar cuatro Aperturas con El Libertad paraguayo. Su pizarra trajo nuevos vientos. Su referente: Marcelo Bielsa, que fue su técnico en Newell's. Ha logrado que su equipo juegue de memoria, con convicción en el sistema. Durante la fase de clasificación Argentina y Brasil sucumbieron en Asunción.

Martino aprovechó la estela de fútbol solidario y organizado pero redecoró el estilo de La Albirroja apostando por atacantes punzantes y creativos. Cabañas y Valdez formaron una pareja temible que, con la inestimable ayuda de Roque Santa Cruz, lideró la clasificación mundialista. Entre los tres consiguieron 14 de los 24 goles que anotaron los paraguayos. Pero una bala perdida trastocó los planes. Cabañas, estrella del América de México y de la selección recibió un disparo en la cabeza que truncó su trayectoria e hizo tambalearse los cimientos de una selección que solo había sido superada por Brasil y Chile y que puso contra las cuerdas a la Argentina de Maradona.

La nacionalización de urgencia de Lucas Barrios, tercer realizador en la Bundesliga y argentino de madre paraguaya, cubrió el hueco con la solvencia suficiente como para mantener el estilo.

Paraguay lidera su grupo en Sudáfrica por delante de Italia, Nueva Zelanda y Eslovaquia contra la que se juega esta tarde su pase a octavos. Tiene en su mano igualar el papel de 1986, 1998 o 2002 pero si lo logra el epicentro del éxito estará en su apuesta ofensiva. La pizarra paraguaya ha dado un vuelco.

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