_
_
_
_
_
Reportaje:

Parejo, el futbolista de barrio

La gran promesa del Madrid, que jugaba en un parque esquivando farolas, cautiva a Di Stéfano

Eleonora Giovio

"¿Sabes que tienes loco a Alfredo di Stéfano?", le dijo Ramón Calderón cuando volvió del Europeo sub 19, en el que había marcado el gol decisivo para el triunfo de España en la final. Él, pelo rizado hasta los hombros y sonrisa pícara, es Daniel Parejo, la nueva promesa de la cantera blanca: "Sí, algo me han dicho... Pero los domingos viene a vernos a todos, no sólo a mí". No sabe que el mítico ex jugador del Madrid le piropea a menudo, mentón apoyado sobre su inseparable bastón: "¡Vamos, ché, que sos muy bueno!". Otra cosa es cuando le preguntan públicamente por el centrocampista, de 18 años: "Es un fenómeno, pero no quiero darle demasiada bola. A ver si se lo cree y no hace nada". Esta semana ya se ha entrenado con el primer equipo.

Más información
Una cantera en desuso
La temporada de Metzelder, pendiente del quirófano

Parejo nació y creció en Coslada. Hasta que, con 14 años, le descubrió Sito, ex ojeador del Madrid ahora en el Levante. "Extraordinaria calidad técnica, gran visión del juego y un manejo del balón divino. Tiene un juego tan vistoso que hace que incluso los que no saben de fútbol se fijen en él. Sólo tiene que mejorar en el cambio de ritmo", afirma. "Es el clásico futbolista de barrio, de los que aprenden rápidamente todos los escondites del fútbol", dice Michel, que le hizo debutar en el Castilla con 17 años.

"Para mí, ser futbolista de barrio es bajar siempre al mismo parque y jugar sin comodidades. Cuando era pequeño, las porterías eran dos árboles y había que tener mucho cuidado. Una vez me di una hostia chocando contra una farola", cuenta Parejo, que todos los días, después de comer, baja al bar de toda la vida a tomar un café: "Es el ritual de siempre".

Tiene tatuado su nombre en árabe en el brazo derecho. Ha acabado el entrenamiento hace media hora. Todavía no ha pasado por la ducha. Pero de lo único que se queja es de que el pelo no le crece rápido. "Lo llevaba más largo. Me lo corté en enero y no hay forma. Esto es peor que las mujeres", bromea. Le encanta la música de discoteca, la prensa deportiva, los libros -"sólo si son de fútbol"- y tiene miedo a la altura y a quedarse encerrado en los ascensores. "Ni de coña me subiría al faro de la Moncloa. Y el ascensor, lo justito. En casa vivimos en un tercero y siempre subo andando", confiesa.

El miércoles estuvo a las órdenes de Bernd Schuster. Pero se encoge de hombros, como si le diera igual. Quizás, porque siempre ha quemado etapas. Siempre ha jugado con gente mayor. Desde que, con seis años, su padre decidiera hacerle una ficha falsa para que pudiera jugar: "En Coslada no había equipos para menores de ocho. Y mi padre pidió al Espinilla, en el que él había jugado, que me dejaran entrenarme con ellos". Tardaron dos semanas en falsificar su fecha de nacimiento. Por aquel entonces, su abuela Ana ya era su fan número uno. Ahora, con 76 años, no se pierde ni un partido: "¡Ni los de fuera! Nunca me ha resultado incómodo jugar con gente mayor. Meten más ímpetu y les jode mucho si les ganas. Cuando pasa, la satisfacción es mayor".

Parejo, que de pequeño era del Atlético -"culpa de mi tío y de mi primo"-, empezó como delantero. Le gusta Maradona "por cómo tiraba las faltas"; Cristiano Ronaldo y Robinho, imparable en el uno contra uno. "Pero, si tengo que elegir, quiero ser como Guti", revela. A Mandía, su técnico en el Castilla, le gusta que sea tan descarado. "Ve mucho el pase, en corto y en largo, para que los demás finalicen. Si mejora defensivamente y en el juego aéreo, va a ser un jugador muy completo", resume.

Parejo juguetea con el balón en un descanso.
Parejo juguetea con el balón en un descanso.GORKA LEJARCEGI

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_