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'Pato' Picasso

El punta del Milan "tiene todo para ser un grande", según Dunga, técnico de Brasil

¡Bip, bip! ¡Bip, bip! Mensaje de móvil. "Acabo de ver al mejor jugador de la próxima década", tecleó uno de los ojeadores del Milan desde Brasil. "¡Tuve que ir a verlo!", recuerda Ariedo Braida, director general del Milan, al otro lado del teléfono; "y me bastó con un minuto para entender que llevaba el fútbol en su DNI y que con el balón en los pies, era capaz de hacer lo que Picasso con un pincel". Así opinó el técnico Carlo Ancelotti cuando viajó a Canadá, en 2007, para ver el Mundial Sub 20. Con el pelo ensortijado, corrector bucal y acné acentuado en la cara, Alexandre Rodrigues da Silva (Brasil; 1989) se convirtió meses después en el fichaje más caro de un menor en la historia. El club italiano desembolsó 22 millones por Pato -apodado así por Pato Branco, su localidad natal-, y le paga otros dos netos por curso. La respuesta llega ahora, cuando el Milan, fuera de los puestos europeos y a siete puntos del Inter (líder), se aferra a un niño para recuperar la esperanza. El curso anterior Pato sumó 18 goles (una diana cada dos partidos) y ahora ya alcanza 3 en 8 duelos. Es la referencia ofensiva del equipo, que juega mañana contra el Madrid, y, de paso, le ha quitado el puesto a Ronaldinho, aunque en ocasiones compartan alineación.

Cuando aún jugaba en Brasil debió superar un tumor óseo en la espalda

Pato aterrizó en Milán una mañana de agosto de 2008 en el Air France 1714. Por su condición de juvenil extracomunitario (17 años), no podía jugar con el primer equipo. Lo que sí hizo Il Papero fue inscribirse en una autoescuela. Ahora, como el resto de la plantilla, conduce el Audi Q7. Pero a diferencia de ellos, más pendientes de la moda o de contratos publicitarios, pasa las horas en Internet, jugando a la PlayStation o escuchando la música de su amigo el rapero Jackson. "Pato es un niño muy maduro", revelan desde el club; "aunque ha evolucionado desde que se casó (con Stephany Brito) este verano".

Pato siempre persiguió un balón. Así lo entendió un ojeador del Internacional de Porto Alegre cuando le vio jugar al fútbol sala y se lo llevó, con 12 años, a la escuela del club y a 500 kilómetros de Pato Branco. Las visitas quincenales de su padre Geraldo (ingeniero), su madre Rozeli y sus hermanos, le ayudaron a superar la distancia y, de paso, el mal trago de un tumor óseo en la espalda. "Lo solucionó el doctor Paulo Rossi", explica la familia. Un médico que le operó gratis y que fue agradecido con pancartas desde el estadio del Internacional.

La presentación oficial de Pato en el fútbol profesional fue espectacular. Tardó un minuto y 34 segundos en marcar gol. Nada raro si se atiende a su carrera; goleó en su estreno con el Milan (5-2 al Nápoles) y en su debut con la selección brasileña (1-0 a Suecia en Londres). "Tiene todo para ser un grande", le elogió Dunga, el seleccionador. Pelé discute: "Debería mejorar su cabeza". Siempre le comparan con Ronaldo. "Naaaaaaa, él a los 17 años era ya un crack", responde. San Siro lo tiene claro. "¡Olé, olé, olé, olé, Pato, Pato!", le cantan los aficionados, entregados a su explosividad, desborde y definición demoledora. "Aquí debo ir al encuentro del balón y después correr. En Brasil era al contrario", apunta el 7. Pato marca tantos goles como recoge elogios. "Antes de fichar a Shevchenko, le fui a ver a Kiev y le dije: 'Con esta camiseta serás Balón de Oro", explica Braida; "a Pato le dije lo mismo". Batirse con el Madrid es el mejor escaparate.

Pato, este fin de semana, en la victoria del Milan ante el Roma.
Pato, este fin de semana, en la victoria del Milan ante el Roma.AFP

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