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Reportaje:Motociclismo

'Popeye' brinca por Benicàssim

Stefan Everts, 10 veces campeón del mundo de motocross, imparte clases de pilotaje en la escuela que dirige su padre

Oriol Puigdemont

Catorce títulos mundiales brincan estos días por Benicàssim. Los diez de Stefan Everts, considerado por muchos el mejor piloto de motocross de la historia, y los cuatro de su padre, Harry. Stefun, como así le apodan los del gremio del barro y las ruedas de tacos, es una roca de 34 años que sigue granítica tras retirarse la temporada pasada con su décimo título mundial de motocross, éste último de MX1, la máxima categoría, bajo el brazo. Como cada año por estas fechas, el belga está de paso por Castellón, donde reside siete semanas al año impartiendo lecciones de pilotaje en la escuela que dirige su padre.

"Hace once años que funciona", asegura Everts. "Primero la ubicamos en Sanlúcar

"Hace 11 años que funciona el centro, primero en Sanlúcar de Barrameda y desde 1999 aquí", explica
"La oferta de KTM me permitía seguir el Mundial y entrenarme", asegura el nuevo director de carreras de la marca

y desde el año 1999 está aquí, en Benicàssim. España es de los pocos lugares en Europa donde la climatología permite entrenar", afirma el belga mientras se ata las deportivas. Son las 9.15 y comienza la jornada para la cincuentena de alumnos. También para él, que conserva la forma física de un atleta. "Es como Popeye", califica John, uno de los alumnos que este año repite la estadía. Tras hora y media de carrera y gimnasio, todos se desplazan en caravana en dirección a uno de los cinco circuitos de la zona, a veces de tierra a veces de arena, que la Everts School tiene alquilados para los cursos. Algunos de los chicos son profesionales, aunque sólo cinco disputan el campeonato del mundo de motocross. El resto pertenece a familias acomodadas que pueden desembolsar sin mayores problemas los más de 300 euros semanales que cuesta la pensión completa. El abono da derecho al alojamiento en el hotel y a alistarse en las tandas de entrenamiento en los circuitos. Las piezas de las motos y los servicios de los mecánicos para aquellos que los tienen, se pagan aparte. A cambio, los chicos cumplen uno de sus caprichos: entrenarse y convivir con Stefan Everts, del que imitan movimientos por si consiguen retener algo.

Del tropel de motos que acarician los mecánicos destacan cuatro KTM. Son las de Jonathan Barragán, Tyla Rattray, David Philippaerts y Tommy Searle, los pilotos oficiales de la marca austriaca. Todos alerta a las correcciones de Everts, nuevo director de carreras de KTM, que rueda, se enfanga y se pica con ellos para valorar sus movimientos. Tras arrollar durante los seis últimos años a lomos de una Yamaha, la marca de las motos naranja le ofreció una morterada de dinero para hacerse cargo de la dirección deportiva del motocross. "Yo pensaba que me quedaría en Yamaha, pero sus planes no eran compatibles con los míos", reflexiona el belga. "Había hablado con ex pilotos y tenía miedo de desvincularme de las carreras. Y llegó la oferta de KTM, que me permitía seguir el Mundial y entrenarme con los chicos", suspira el diez veces campeón del mundo. Y vaya si se entrena. "Sigue siendo el mejor", susurra en voz baja Pere quien, a sus 21 años, acompaña como mecánico a uno de los corredores. "Si te paras a controlar los tiempos, rápidamente te das cuenta de que aún es más rápido que cualquiera de ellos", asegura el técnico. Y añade: "Su estilo es único. Mientras la mayoría se mueven de forma nerviosa y sus motos se dan de bruces con la tierra, la de Stefan fluye. Parece que navegue por el circuito", argumenta.

De Stefan Everts se exprime todo. KTM le ha encargado el desarrollo de la nueva SFX de 450cc. "Estamos mejorando la moto. Ahora es más manejable, hemos mejorado las suspensiones y frenos, pero aún queda trabajo", reconoce el ya ex corredor reciclado a profesor. "Si los pilotos pedimos cambios es una cosa, pero si nuestro criterio coincide con el de Stefan, la fábrica se pone las pilas, ¡vuela!". La afirmación es de Jonathan Barragán quien, a sus 22 años, es uno de los aspirantes a llevarse la primera corona mundial tras la era Everts. "Su trabajo es brutal. Además, este deporte ha evolucionado, y con él hablamos de conceptos del motocross actual", asegura Philippaerts mientras se retira al hotel, antes que sus compañeros. "La semana pasada me caí y tengo el hombro tocado", explica este hercúleo piloto italiano de 23 años que siempre viaja acompañado de su novia. "Con Stefan hay un sentimiento de equipo muy fuerte. Vamos a cenar y siempre hacemos actividades juntos", infiere el surafricano Rattray, aspirante al título de MX2. "He querido potenciar el espíritu de equipo porque es importante trabajar por un objetivo común. Creo que tengo una buena sintonía con los chicos", se felicita Everts, a la espera de que Liam, un retaco de dos años y medio que no levanta medio palmo del suelo, crezca lo imprescindible para auparse a una moto. "Es más difícil controlar a mi hijo que a la moto", sonríe Everts.

Stefan Everts (a la izquierda y con gorra), junto a sus alumnos, durante el reconocimiento al circuito.
Stefan Everts (a la izquierda y con gorra), junto a sus alumnos, durante el reconocimiento al circuito.O. PUIGDEMONT
Stefan Everts, en Benicàssim.
Stefan Everts, en Benicàssim.ORIOL PUIGDEMONT

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