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La normalidad de una estrella

La austeridad de Van Nistelrooy, uno de los artilleros más laureados y efectivos de la última década, sorprende en Málaga, su última estación

En Málaga todavía les cuesta articular palabra. "Es una persona exquisita, un caballero", señala una voz autorizada del club. Y es que, pese al poco tiempo que permaneció en la ciudad, lo justo para su puesta en escena y localizar un hogar que complaciese a su familia, Ruud Van Nistelrooy (Oss, Holanda; 1976) ya ha conseguido dejar huella. "Es increíble que alguien como él, tan bueno, que lo ha ganado todo, se sorprenda todavía por la cantidad de gente que fue a verle en su presentación", subrayan desde el club, al tiempo que presumen un saco de goles del ariete de cara a la próxima temporada.

"Es un fenómeno, un grande", corrobora Manolo Ruiz, que mimó al goleador como segundo técnico durante la etapa de Bernd Schuster en el banquillo del Real Madrid; "es muy humilde, pero su personalidad le hacía grande en el vestuario". Así es el artillero: un líder silencioso. "Es uno de los jugadores que más me ha llenado, uno de los mejores profesionales con los que me he topado en toda mi vida. Aunque era un veterano y estaba de vuelta, competía como un juvenil. ¡Hasta en los entrenamientos!", certifica Ruiz, que ahonda en la austeridad del futbolista.

Amante de la sencillez, esquivo con los focos y seducido por el clima y la gastronomía española, su personalidad también hizo mella en Leoncio González, regente del Mesón Txistu, y que todavía recuerda una anécdota: "Un día, fui con mi nieto a la ciudad deportiva. El ya se había marchado, pero cuando me vio a lo lejos, dio media vuelta, paró el coche, se bajó y le regaló una camiseta al chico". Pocos como él conocen los secretos del holandés, exhaustivo con su físico, delante de una mesa. "Los cogollos con ventrisca era su plato preferido", matiza; "solo bebía agua, pero yo intentaba engañarle con el vino. Él, solo por educación, accedía: 'por ti, Leoncio', me decía".

Sin embargo, su mirada discreta, esa capacidad de transformar la normalidad en la mayor de las virtudes, se evapora en cuanto atisba la portería. "Ahí es letal, supercompetitivo, un ganador nato", apostilla Ruiz. Así lo recuerdan en Inglaterra, donde aún se recuerdan sus refriegas con Vieira, donde sacudía las redes de la Premier con la camiseta del Manchester United (95 dianas en cinco años) y como antes lo hacía en la Eredivisie holandesa con el PSV (75 goles en tres campañas). Ni siquiera las lesiones, que le han minado las rodillas, han conseguido frenarle.

Desde que Foppe de Haan, exentrenador del Herenveen, le recomendase estudiar los movimientos de Dennis Bergkamp, fino exdelantero del Ajax, Inter y Arsenal, Van the Man no ha perdido nunca su instinto depredador. "Golpeaba durísimo, rompía la pelota", asevera Ruiz, testigo directo de sus disparos en Valdebebas. Tampoco lo hizo en Hamburgo, su último destino antes de embarcarse en el ostentoso proyecto del Málaga. Allí, la integración de este neerlandés discreto, hijo de un instalador de calefacciones, no ofrece duda alguna. "Es una persona excelente", concluyen en el club.

Van Nistelrooy, en su presentación como futbolista del Málaga.
Van Nistelrooy, en su presentación como futbolista del Málaga.JORGE ZAPATA (EFE)

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