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Análisis:GOLPE DE FONDO | TENIS | Final del Abierto de Australia
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Punto de inflexión

Una grandísima final nos ha permitido ver un pulso de poder a poder entre Nadal y Djokovic muy diferente a los del año pasado. Ayer, en Australia, fue la primera vez en esta serie de partidos en que Nadal tuvo en ocasiones cierto dominio sobre Djokovic. Rafa mandó en el enfrentamiento hasta que cedió el segundo set después de servir para el 5-5. Hubo entonces una bola dudosa, un punto que se tuvo que repetir, y Djokovic lo aprovechó para dar la vuelta al choque.

Fue un partido jugado siempre de tú a tú, con muchísimas alternativas, muy diferente a esos partidos del año pasado en los que Djokovic siempre mandaba y Nadal siempre se tenía que defender. Ayer vimos a un Nadal más agresivo, con más iniciativa en los puntos. Utilizó, por ejemplo, el saque al cuerpo, que es una técnica que no se utiliza mucho, pero que resulta muy efectiva. Y brilló con los golpes con la derecha paralela. Esta fue un arma bastante definitva contra el juego de Djokovic porque acabó por descolocarle en bastantes situaciones.

Esta derrota no tiene nada que ver con las otras. Rafa ha encontrado por fin la manera de jugar a Nole
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Djokovic fue un Nadal

Cualquiera de los dos pudo ganar el partido mucho antes de esas casi seis horas interminables. Djokovic lo tuvo en el cuarto set, pero entonces Nadal remontó un 0-40 con una fe increíble. Y el español acarició el triunfo en el quinto set, cuando iba un break arriba y llegó a tener un 30-15 con su servicio que desaprovechó. Fueron, en cualquier caso, alternativas que no vimos en las finales anteriores entre ellos dos. Parece que Rafa ha encontrado la manera de jugar contra Nole después de muchas vueltas. Y es mediante un juego agresivo, incisivo, con una derecha sólida y sobre todo con un saque que es un elemento clave en duelos tan igualados. En esta final de Australia, Rafa ha sacado unos 20 kilómetros por hora más rápido que en la final del Abierto de Estados Unidos de 2011. Es una diferencia muy considerable. Ha estado además mucho más metido en la pista, algo que ante Novak es muy difícil. No hay duda de que Nadal tiene muy estudiado a Djokovic.

En estos duelos vemos algo así como a Nadal frente al espejo. Mentalmente, Djokovic y él son dos ganadores natos, dos tipos muy fuertes de cabeza. Solo ellos parecen capaces de sobreponerse a situaciones de tanta intesidad y presión como las que se vivieron en el partido de ayer, con tantos cambios en el marcador y en el juego. Quizás Djokovic no llegue todavía a esas bolas imposibles a las que llega Nadal, pero ambos son dos privilegiados físicamente y poseen una movilidad increíble.

Creo que Djokovic le ha visto por primera vez las orejas al lobo en sus últimos enfrentamientos contra Nadal. Hasta ahora le había dominado con relativa facilidad. Ayer no fue así. Una derrota del serbio habría supuesto un punto de inflexión. Incluso puede serlo ahora por cómo se desarrolló el encuentro. Por primera vez en mucho tiempo, Djokovic se dio cuenta de que el resultado no dependía solo de sí mismo.

Puede que Federer y Murray impidan que los grandes torneos se conviertan en una repetición de finales entre los dos mejores ahora del mundo, pero no será fácil. Nadal y Djokovic son dos jugadores inmensos en cualquier superficie. Nole es el número uno, pero Rafa está ahí de nuevo. Después de dudas y de momentos bajos, ha vuelto a lo más alto. Esta derrota no tiene nada que ver con las otras.

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