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Daniel Romero, el guardián del programa socialista

Luis Gómez

Daniel Romero, 43 años, uno de los padres del programa socialista de deportes, deja Sevilla para venir a Madrid. Ayer fue nombrado director general de Cultura Física y Deportes, el segundo cargo en Importancia en la estructura del CSD, puesto similar que ya ocupaba en la Junta de Andalucía. Ante sí, un horizonte de cuatro años de colaboración estrecha con Romá Cuyás, secretario de Estado para el Deporte, "con quien he conectado fácilmente". Bajo su mando, la relación directa con el mundo federativo, un estamento que no se ha Inclinado nunca por el cambio.

Casado, con tres hijos, natural de Valverde del Camino (Huelva), licenciado en Filosofía y Letras y diplomado en Documentación, Daniel Romero se relacionó con el deporte al traducir múltiples en sayos sobre sociología y psicología del deporte. Hombre con dominio de varios idiomas, es miembro del comité ejecutivo de la IAFSI, órgano consultivo de la Unesco, especializado en deporte. Presentó una ponencia sobre política deportiva en el Congreso Mundial de Ciencias del Deporte, organizado con motivo de los Juegos Olímpicos de Moscú. Pertenece al PSOE desde 1976 y fue secretario general de la agrupación local de Moratalaz, por lo que perteneció al comité regional de la Federación Socialista Madrileña. Es miembro también de la Comisión Federal de Deportes del partido y es uno de los padres del programa electoral socialista en esta materia.

Le gusta el modelo deportivo italiano

Experto en política deportiva, conoce cómo está estructurado el deporte en el mundo y pretende que España tenga su modelo: "Yo me quedaría con el modelo italiano en todo lo que significa acentuar la presencia de las administraciones locales en la práctica deportiva de los ciudadanos, como un servicio público. El modelo anglosajón, aparte de su concepción rigurosa, intentaría recuperar para España todo lo que es el mundo asociativo en estos países, y aquí nunca hemos podido tener. Hay que devolver las federaciones a su sentido primitivo, a la práctica del asociacionismo, también como fenómeno social". ,Con Romá Cuyás mantuvo iniciales conversaciones y, según su opinión, llegó a un fácil entendimiento. "Con él creo que me complemento a la perfección, en la medida en que es un hombre que trae todo el rigor de la empresa privada, en tanto que yo he trabajado largo tiempo en una institución pública como el Consejo Superior de Deportes. Romá Cuyás me dijo de forma abierta que asumía plenamente el programa de deportes del Partido Socialista porque pensaba que con él se entrará en una etapa necesaria de racionalización".

Daniel Romero entiende que el cambio ya se ha comenzado a producir al plantearse en el deporte unos objetivos distintos, pero supone que la transformación será lenta, aunque reconoce que hace falta una decisión que antes no se tuvo: "Creo que, por ejemplo, en el tema de las auditorías se ha perdido la oportunidad de alentar a aquellas federaciones que eran partidarias de una colaboración. No se trataba tampoco de emplear una política represiva, pero sí tenemos que conseguir que la rendición de cuentas sea un hecho obligado y además fácil". Quiere ser respetuoso con el pasado, pero no puede evitar una crítica ante una normativa, que se ha querido hacer pasar por idónea, la herencia dé Jesús Hermida, que "ha perdido la oportunidad histórica de hacer pasar los estatutos de las federaciones Por el aro democrático".

Un catalán y un andaluz, para la descentralización

Finalmente, Daniel Romero, nuevo director general de Deportes, se contentaría con haber cumplido tres objetivos al final de su mandato: "Que esté encauzada la participación municipal en el servicio deportivo al ciudadano, que hayamos logrado implicar al Ministerio de Educación y Ciencia en el camino decisivo de la generalización de la educación física en la enseñanza, objetivo impensable hace unos años, y que hayamos alentado la puesta en marcha de unas actividades de investigación y tratamiento riguroso del deporte".Un catalán como secretario de Estado y un andaluz como director general parecen asegurar que esta vez el deporte podrá entrar en la vía descentralizadora que requiere el momento actual, vía en la que están de, acuerdo quienes programaron la política deportiva socialista. Para la dirección general se rumorearon nombres vinculados a las estructuras federativas, como Miguel Company, presidente de la Federación Española de Vela; Juan Manuel de Hoz, presidente de la Federación Española de Atletismo, nombres que nunca estuvieron en una lista para ese cargo, cuyo único candidato, por deseo de Romá Cuyás, fue Daniel Romero. El lanzamiento de algunos nombres fue sin duda una maniobra interesada. En el deporte español existe un miedo visceral al cambio y de ahí que se pretenda mantener en los puestos de mando a los mismos de siempre. Falta por completar el nombramiento de secretario general del CSD, otro cargo importante. Romero sucede a Jaime López Amor, hombre también procedente de la empresa privada, que se ha marchado con la íntima convicción de que en el deporte español aún quedaba mucho por hacer. En el programa de Daniel Romero figuran ya múltiples gestiones para que 1983 sea una año "con una programación deportiva más racional".

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