_
_
_
_
_
Reportaje:FÚTBOL | Novena jornada de Liga

Ramos aclara el camino

Con el andaluz de central, el Madrid inicia mejor el juego, presiona más arriba y tiene más posesión

Diego Torres

Dice un viejo adagio que lo que bien empieza bien acaba. Desde que Sergio Ramos y Xabi Alonso organizan la salida del balón, el juego del Madrid se ha enriquecido lo mismo para contragolpear que para atacar defensas cerradas. La transformación es tan profunda que va camino de modificar el patrón futbolístico del equipo. El partido de La Rosaleda (0-4) fue una demostración de lo que es capaz este Madrid si prosigue en la senda de limpiar la salida del balón.

A lo largo del curso pasado, principalmente tras el empate en Riazor (0-0), en el vestuario surgieron voces discordantes sobre la forma de afrontar los partidos. Casillas y Ramos mostraron su disconformidad con un plan que se repetía. Mourinho pedía a sus jugadores no presionar muy arriba para evitar crear espacios a la espalda de los centrales y solo aumentar el nivel de riesgo en la medida en que el tiempo se agotara con un marcador desfavorable. Esta táctica desembocó en situaciones problemáticas en las que el Madrid necesitó goles y se quedó sin tiempo. La pérdida de puntos en campos como los de Osasuna, Almería o Deportivo preocuparon a algunos jugadores.

A Sergio siempre le atrajo la idea de abandonar el puesto de lateral
Más información
El Madrid se redimensiona

La crisis de El Sardinero, con el consecuente acercamiento entre Mourinho y los sectores más independientes de la plantilla desde hace un mes, generó un clima de diálogo que ayudó a mejorar algunos mecanismos. El entrenador tuvo la habilidad suficiente para ceder prerrogativas. Dotó a Casillas, Ramos, Alonso y Arbeloa de un poder de decisión que hasta el momento no tenían. La lesión de Carvalho abundó en el cambio de modelo. Sin Carvalho en el eje de la defensa, Pepe pasó a convertirse en el subalterno de Ramos. Y Ramos, en el jefe. El primer socio de Alonso a la hora de gestionar el inicio de las acciones.

Ningún caso como el de Ramos explica mejor la relación entre la posición en el campo y la jerarquía. Al defensa español, que es el segundo capitán, siempre le atrajo la idea de abandonar el lateral derecho para instalarse en el medio de la defensa. Se lo pide su instinto de gobernador y su deseo de manejar los partidos. Su vocación de pasador ha hecho que, con él en el medio, el Madrid gane un carril de salida en el eje, alternativa y desahogo para Alonso en momentos de dificultad. La actividad de Ramos como pasador, con 67 centros buenos, supera a la de Carvalho, con una media de 39 por partido, o a la de Pepe, que en Málaga dio 47. La estadística revela un funcionamiento: en Málaga, los principales destinatarios de Ramos fueron Marcelo (22), Alonso (14), Cristiano (7), Casillas (5) y Pepe (4). Este último reconoció la autoridad de su compañero del modo más claro posible: dándole la pelota. Los principales destinatarios de Pepe fueron Ramos (11), Alonso (6) y Arbeloa (5).

La pareja Ramos-Pepe, además, reúne a dos velocistas, dos virtuosos del corte. Esto permite avanzar más metros en el achique y lograr posesiones más continuadas. Contra el Betis, el Málaga y el Lyon, el Madrid hizo una presión tan alta que permitió coordinar mejor los movimientos colectivos y aumentar las posesiones. Frente al discurso que tanto defendió Mourinho la temporada pasada, relativo a las ventajas de no tener la pelota y jugar al contragolpe, el nuevo esquema permite alternativas más emocionantes. En Málaga el Madrid metió cuatro goles por cuarto partido consecutivo después de aumentar exponencialmente las posesiones. Dio 614 pases buenos. En su tarde de más toque la temporada pasada, en Santander, el Madrid dio 570 pases buenos.

Mourinho admitió el viernes que su equipo necesitaba concentrarse en el ataque estático: "Hemos trabajado el ataque organizado en la gira americana y en China en cada entrenamiento. En muchos entrenamientos solo trabajamos movimientos ofensivos y ocupación de espacios porque los tenemos que hacer y tenemos necesidad de mejorar en este aspecto".

En el campo del Levante y en El Sardinero las cosas no fueron bien. Pero la nueva confección defensiva ha permitido a Mou rentabilizar mejor los movimientos de sus atacantes.

Sergio Ramos recibe instrucciones de Mourinho durante el partido contra el Málaga, el sábado pasado.
Sergio Ramos recibe instrucciones de Mourinho durante el partido contra el Málaga, el sábado pasado.JORGE GUERRERO (AFP)

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_