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Reportaje:LAS CLAVES DE DOS TRAYECTORIAS OPUESTAS | Duelo entre los dos 'grandes' por la Liga

'Raulismo'

El liderazgo moral y deportivo del '7', el 'efecto Davids' de Lass y el corsé defensivo de Juande lanzan al Madrid

José Sámano

En la carrera de Raúl sólo hubo retos imposibles para los demás, jamás para él. El capitán del Madrid ha sido capaz de sellar en activo una carrera sublime sin estar forrado de músculo ni ser rápido. No es un regateador, no tiene un violín en el empeine y su remate de cabeza no es distinguido. Raúl es un acto de fe, un ganador nato que seduce más por su voluntarismo inquebrantable que por el hedonismo de su juego. Es concreto y voraz. Se mueve mejor en los vestuarios que en los camerinos. Por eso, tras los galácticos, su dictado ante una plantilla que considera "muy profesional" se ha fortalecido. Está en su salsa. Como ocurrió en la resurrección con Capello, el grupo cree en él; fue el ancla de todos tras la catarsis institucional, como lo fue cuando el italiano estuvo a un paso de rendirse. Además, su apuesta por Juande Ramos le ha revalorizado. En lo futbolístico, de nuevo, se siente capital porque es capital: suma 14 goles, su mejor registro a estas alturas del curso desde 2001; ha marcado en seis de los diez partidos ganados de forma consecutiva en la Liga y en los tres últimos, la mejor racha de su carrera.

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Vulnerables

- Lass, el cartesiano. El fútbol tiene sus imprevistos: Lass Diarrà es el último. En plena zozobra, el Madrid le rescató de los subterráneos de la Premier por 20 millones de euros, un precio acorde con las urgencias madridistas. Pese a su abusivo valor de mercado, Lass ha sido el epicentro del nuevo Madrid. No es un jugador de estridencias, pero sí un buen agente de tráfico. Abarca mucho campo y, al revés que Gago, no se dispersa: acude al auxilio defensivo y regresa al pivote. Con la pelota, su juego cartesiano resulta primordial para todos, mucho más amparados que con Gago, proclive al disloque. En Lass el Madrid ha encontrado el efecto Davids, el holandés que despertó de tal forma al Barça en 2004 que en una vuelta remontó 15 puntos al Madrid y fue segundo, tras el Valencia.

- El cerrojo de Pepe. El Madrid ha crecido a partir del corsé defensivo de Juande. Con él ha recibido cinco goles en 13 partidos oficiales, sólo dos en los últimos diez de la Liga, por 15 el Barça. De cinco partidos ligueros sin Pepe, el Madrid perdió tres y recibió diez tantos. Con el portugués, en 20 encuentros: una derrota, dos empates, 17 victorias y 19 goles en contra. Salvo en el debú de Juande, ante el Zenit, Pepe sólo ha faltado a una cita, la derrota más abultada: 2-0 en el Camp Nou. Bajo la jefatura de Pepe, Sergio Ramos está otra vez en alza y Cannavaro disimula mejor.

- El diván de Juande. El técnico, sabedor de que su inversión es muy probable que tenga caducidad electoral, ha gestionado con firmeza la plantilla. Puso a dieta a Sneijder y no se ha destemplado ante el único fichaje veraniego de Mijatovic (Van der Vaart). Mucho menos ante el invernal (Faubert). Acunó con éxito a Marcelo y sentó a Huntelaar en el diván en el momento preciso. Tampoco se abatió cuando se quiso entronizar a Robben, falto de Messis como anda el Madrid: "En lo colectivo jugamos mejor sin él". Los vestuarios desprecian los guiños demagógicos al palco y las pasarelas.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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