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Crónica:Natación | Campeonatos del Mundo
Crónica
Texto informativo con interpretación

Récord para la banda de Phelps

El estadounidense logra su quinto oro y su cuarta plusmarca mundial en cinco días liderando los relevos del 4x200 libre

Diego Torres

Son la banda de Phelps. Actúan juntos desde hace cuatro años y componen el mejor cuarteto de todos los tiempos. Cuando encuentran resistencia, la hunden. Cuando no la encuentran, se dedican a superarse a sí mismos. Como ayer. Lanzados por su líder en la final de los relevos de 4x200 metros libre, recortaron el récord mundial en más de un segundo. Toda una proeza. Porque ayer no cayó cualquier marca. Era nada menos que el récord australiano de 2001. Lo conquistaron Hackett, Klim, Kirby y Thorpe. Aquel era un grupo de nadadores irrepetibles en el esplendor de sus carreras. Juntos establecieron una marca futurista: 7m 4,66 segundos. Pero ya es historia. El cuarteto de Phelps la hizo añicos cuando Peter Vanderkaay tocó la última pared en 7m 3,24s.

Todo empezó con una arenga de Phelps en Atenas 2004. Se inspiró en la película 'Milagro'
El nadador quería ocho oros. Le quedan tres: 100 mariposa, 400 estilos y relevo de estilos
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Michael Phelps siempre dice que las carreras que más le reconfortan son las de relevos. "Son pura diversión", repite una y otra vez. Así es Phelps. Así es el ser humano cuando comulga con sus correligionarios. Se transforma. Siente que trasciende. La natación es un deporte esencialmente individualista, practicado por gente introvertida, normalmente reconcentrada. Sólo en casos excepcionales, permite a sus protagonistas hacer causa común en una misma prueba. Los relevos son esta ocasión, siempre festiva, de actuar en equipo y de conectar espiritualmente. Y como a Phelps le gusta, el caso es que su equipo es el mejor. Pero no destaca de cualquier manera. Destaca al modo de Phelps. Rompe barreras. Bate récords que se inscriben entre las mejores gestas deportivas de todos los tiempos.

Todo comenzó con una arenga de Phelps a sus muchachos en los Juegos de Atenas. El chico había visto Milagro, una película de Walt Disney inspirada en la vida del seleccionador del equipo estadounidense de hóckey hielo, Herb Brooks, durante los Juegos de Invierno de 1980. Brooks tuvo que hacer frente a la Unión Soviética, una potencia todopoderosa en el hielo. Phelps se enfrentó a los australianos. Parafraseando a Brooks, antes de salir a la piscina llamó a sus colegas: "¡Venid aquí!", les dijo. "¡No me importa lo que ha ocurrido en el pasado! ¡Este es nuestro día!".

Phelps tenía ante sí a Ryan Lochte, Klete Keller y Peter Vanderkaay. El mayor, Keller, tenía 22 años. Estaban intimidados. Abrumados ante la presencia grandiosa de los australianos, del gran Hackett, plusmarquista de 800 y 1.500, y de Ian Thorpe, el nadador con más clase que jamás se tiró a una piscina.

Contra todo pronóstico, Estados Unidos ganó el oro de 4x200 en Atenas. La primera posta de Phelps, desmantelando a Hackett y dando a sus compañeros un segundo de ventaja, representó el comienzo de una era. Fue el final de la saga australiana, y el inicio del reinado de Phelps, que ayer se rodeó de los mismos compañeros para consumar otra gran empresa. Saliendo el primero, como a él le gusta, el estadounidense hizo su relevo en 1m 45,36 segundos. Fue su mejor posta de siempre en esta distancia. El mejor tiempo parcial de la carrera. Inalcanzable para los australianos, que debieron esperar dos segundos para salir a cazar al segundo relevo americano. Para entonces, Lochte había despegado.

La noche de Ryan Lochte mereció más gloria que la de cualquiera. El chico de Nueva York, gran rival de Phelps en los 200 estilos, venía de ganar el oro con un récord del mundo en la final de 200 espalda. El tiempo justo para escuchar el himno y correr a ponerse el bañador otra vez. Regresó como lugarteniente de Phelps y, debido al cansancio acumulado, le pusieron segundo. Considerando su situación, hizo un tiempo fabuloso: 1m45,86s.

Sólo cuatro de los 32 nadadores que participaron en la carrera bajaron del minuto y 46 segundos. Tres de ellos fueron estadounidenses. El último, Peter Vanderkaay, es compañero de Phelps en la piscina de entrenamiento de Ann Arbor. Nadó el último relevo tan bien que cuando tocó la pared su contrincante australiano, Kenrick Monk, el más rápido, todavía tenía 20 metros por delante. Siete segundos de retraso.

Con el relevo del 4x200, Michael Phelps consiguió su segundo oro en relevos tras encabezar el 2x100 en la primera jornada. También fue su cuarto récord del mundo en estos campeonatos. Y su quinta medalla de oro. Se ha propuesto ocho. Le quedan tres: los 100 mariposa, los 400 estilos, y el relevo de estilos.

Michael Phelps, a la izquierda, celebra el triunfo del equipo estadounidense de 4x200 metros libre.
Michael Phelps, a la izquierda, celebra el triunfo del equipo estadounidense de 4x200 metros libre.EFE

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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