_
_
_
_
_

A Romero no se le discute

Maradona deposita su confianza en el portero del AZ holandés, que sólo ha jugado siete partidos con la selección

A Sergio Romero (Argentina; 1987) le conocen poco hasta en su propio país. A sus 23 años, ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en Holanda, donde llegó hace tres años desde el Rácing de Avellaneda. En el AZ Alkmaar, bajo las órdenes de Louis Van Gaal, ganó la Liga y la Copa en 2009, y consiguió la enorme hazaña de mantenerse imbatido durante 18 partidos consecutivos. Ahora es el portero de la selección de Argentina.

Criado en una familia de baloncestistas, sus 191 centímetros de altura no le impiden ser un portero ágil y, además, le convierten en un seguro de vida en los balones por alto. Romero solo ha jugado siete partidos con la selección absoluta, pero en las categorías inferiores su trayectoria ha sido impecable: ganó el Mundial Sub 20 de Canadá en 2007 y los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. En un momento crítico para la selección, con Maradona en entredicho y el equipo en el alambre, Sergio debutó con los mayores ante Paraguay, el 9 de septiembre de 2009. El joven futbolista, ya asentado, tuvo que asumir la responsabilidad de defender la portería la recta final de la fase de clasificación para Sudáfrica. Antes de confiarse a Romero, Maradona probó a otros dos porteros: Juan Pablo Carrizo (Lazio/Zaragoza) y Mariano Andujar (Catania). Como seleccionador también ha alineado al veterano Diego Pozo (Colón), que finalmente ha entrado en la convocatoria para el Mundial. Sin embargo, para El Pelusa no hay nadie como Romero. No es el mejor en las salidas ni tiene un gran juego de pies, aunque las características del fútbol holandés le exigen una mejoría constante en este aspecto. Pero no falla por arriba y bajo palos es un portento. Su técnico, además, le arropa con cuatro centrales, lo que puede contribuir a disimular sus puntos débiles.

Más información
Maradona, haciendo amigos
Messi también es Xavi

El debate sobre la portería argentina viene de lejos, es casi una cuestión histórica. La historia se resume en 1978, cuando el país organizó el Mundial y la duda de si bajo palos debía estar Hugo Gatti o Ubaldo Fillol estuvo cerca de convertirse en un debate nacional. El propio Gatti dijo entonces de su compatriota que era un portero con muchos reflejos, pero con problemas para salir. Reconoció, no obstante, que muchos de los goles que él recibía en sus frecuentes y arriesgadas salidas, no se los harían a su compañero. Menotti acabó eligiendo al meta de Boca, pero una lesión de rodilla llevó a Gatti a renunciar a un puesto que acabó ocupando Fillol. Aquel año Argentina ganó su primer Mundial.

El arquero argentino ataja el balón con seguridad en una acción del partido.
El arquero argentino ataja el balón con seguridad en una acción del partido.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_