Un SOS español
El tercer Tour de Contador es un oasis en el desierto, la única luz en un panorama económico-deportivo desolador

Alberto Contador ganó ayer su tercer Tour y, como cuando el segundo, lo hizo luciendo en su camiseta una publicidad que lo único que consigue es que los niños de medio mundo se aprendan de memoria que la capital de Kazajistán es Astana, para mayor satisfacción y gloria de su caudillo eterno, Norsultán Nazarbayev. La publicidad que luce otro español que ha terminado entre los 10 primeros, Purito Rodríguez, dice Katiusha, que no es más que un nombre que un grupo de magnates rusos cree que refleja candor e ingenuidad, pues katiusha se llama a las muñecas de mofletes colorados en su país. No vende nada más. Es un síntoma del valor del ciclismo, y del deporte en general, como vehículo para vender todo tipo de cosas, tangibles como cadenas de televisión y electrodomésticos en general, intangibles como valores patrios. Pero también es algo más.
Ninguna empresa privada, salvo el caso particular de Euskaltel, patrocina a un equipo
Los que han terminado 11º y 12, Luis León y Rubén Plaza, venden una caja de ahorros francesa. El año próximo, además, el mulo de Mula, Luis León, pasará al Rabobank, el equipo holandés de Freire. Pese a contar con los mejores ciclistas del mundo, ninguna empresa privada española, salvo el caso particular-patriótico de Euskaltel, que paga el sueldo del cuarto clasificado, Samuel Sánchez, cree interesante patrocinar un equipo ciclista. Y, además, con renuencia. Coincidiendo con uno de los mejores Tours del conjunto -el asturiano ha rozado el podio: desde los tiempos de Mayo-Zubeldia no colocaba a ningún corredor tan arriba el equipo vasco-, la empresa ha anunciado que el próximo año recortará el presupuesto en un millón de euros. Samuel, que termina contrato, busca otro equipo que le pague. Y la cosa amenaza con ir a peor, como muestra, las dificultades que está encontrando Eusebio Unzue, el patrón del Caisse d'Épargne, para encontrar un sustituto a su sponsor francés, que le deja a final de año. "Ha llegado el momento de lanzar un SOS", dice Unzue, que comenzó en esto del ciclismo con el Reynolds que vendió Perico Delgado y siguió con la gloria del Banesto de Miguel Indurain, y que recuerda cómo estos días la pelea por el Tour de Contador ha sido noticia de apertura en los telediarios, de portada en los periódicos, y ha conseguido audiencias millonarias. "Confiaba en que el Tour acabaría convenciendo a potenciales patrocinadores, pero nada. Y encima, la crisis..."
"La crisis, la crisis", dicen fuentes de Telefónica, una de las mayores empresas españolas, que mantuvo conversaciones con Unzue en torno a un proyecto de un gran equipo que incluiría a Contador, y a Valverde cuando regrese de la sanción. "Un proyecto de ese nivel se movería en torno a los 16 millones de euros, una cifra imposible en los tiempos que corren. Y una gran empresa o entra a lo grande o no entra". Un problema ligado a la falta de grandes patrocinadores españoles, en plan círculo vicioso, es la falta de exposición mediática del ciclismo exceptuando el Tour. Esta también es la razón de que en Francia, donde hasta Sarkozy se olvida de los problemas que le plantean L'Oreal, Woerth y las gentes de viaje porque en este Tour entre cinco corredores franceses -Casar, Chavanel, Voeckler, Fédrigo y Riblon- han ganado seis etapas, haya nada menos que cinco grandes patrocinadores y cuatro equipos. Las victorias de etapa les permiten también decir a los inventores del concepto de ciclismo a dos velocidades, ah, los buenos sentimientos, que la lucha contra el dopaje va por el buen camino y que, en el fondo, antes les robaban las victorias.
Ese hecho, y la casi ausencia de victorias de etapas españolas, solo Purito, también denota otro hecho preocupante, la ausencia de una clase media de ciclistas bajo las estrellas que envejecen. No hay equipos con sentido y potencial de futuro, más allá de la simple supervivencia, para amamantar a los jóvenes y, según gente como José Luis López Cerrón, organizador de la Vuelta a Castilla y León, dentro de poco tampoco habrá carreras. "El ciclismo en España depende de las ayudas públicas", dice. "Y todos los gobiernos y ayuntamientos han reducido sus presupuestos publicitarios y deportivos. Y si hasta están reduciendo el sueldo a los funcionarios no podemos pretender que sigan pagando las carreras, ¿no?".

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